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Escándalo

Xerox manipuló sus ingresos por valor de 6.460 millones desde 1997

La empresa, que recientemente acordó con la SEC el pago de una multa de 10 millones de dólares por irregularidades contables, ha revelado que éstas eran mayores de lo que el organismo regulador del mercado pensaba el pasado mes de abril. Xerox ha vuelto a abrir la caja de sus propios truenos. La empresa presidida por Anne Mulcahy dijo ayer que iba a volver a registrar su memoria anual correspondiente al año pasado con sustanciales modificaciones que afectan a los ingresos de los últimos años.

Desde 1997 y hasta 2001 la empresa ha inflado sus ventas por valor de 6.400 millones de dólares (6.460 millones de euros). De esta cantidad, unos 5.100 millones serán asignados en otra rúbrica de ingresos a periodificar en los cinco últimos ejercicios (servicios, alquileres e ingresos financieros). Una partida de unos 1.900 millones de dólares comenzará a periodificarse desde este ejercicio.

Los ingresos no son del todo ficticios, sino que se han adelantado los tiempos de cobro de contratos alquiler y leasing de máquinas; por eso algunos analistas creen que es un ajuste temporal lo que se tiene que aplicar. La mayor parte de los errores contables provienen de la filial brasileña de la empresa. Pero eso no resta gravedad a un caso que no es nuevo en la empresa.

Xerox tuvo que llegar a un acuerdo extrajudicial con la SEC el pasado abril por contabilizar 3.000 millones de dólares de ingresos que aún no se habían producido y que se traducían en unos beneficios brutos de 1.500 millones de dólares. Este acuerdo, en el que la empresa no admitía ningún fraude, llevó aparejada la mayor multa que la SEC ha impuesto en su historia, 10 millones de dólares.

La empresa, que despidió a sus auditores (KPMG) y los sustituyó por los de PricewaterhouseCoopers, se comprometió a revisar en profundidad sus cuentas en los últimos cinco años, y de este estudio se ha concluido que los ingresos han sido inflados.

KPMG hizo ayer un comunicado en el que expresaba su confianza en el trabajo hecho en la empresa. 'Tenemos la convicción de que las cuentas que auditamos en mayo de 2001, incluidas las reformulaciones de las cuentas desde 1997 fueron presentadas de acuerdo con los principios de contabilidad generalmente aceptados (GAAP)'. La auditora asegura que no está al tanto de nada que le haga modificar sus conclusiones sobre las cuentas de la empresa fabricante de fotocopiadoras.

Dos auditores de KPMG y parte del anterior cuerpo directivo de Xerox -entre ellos, su ya ex presidente Paul Allaire, el ex director ejecutivo Richard Thoman y el ex director financiero Barry Romeril- recibieron los llamados Avisos Wells de la SEC, que son una notificación de una eventual demanda civil, en su caso por fraude. Además, KPMG puede enfrentarse a las demandas de los enfadados accionistas. Algunos grupos de inversores ya han puesto a sus abogados a trabajar.

Anne Mulcahy señalaba ayer que Xerox cierra con la entrega de la memoria de 2001 'un difícil capítulo en la historia de la compañía'. 'Hoy hemos resuelto los problemas de contabilidad de la empresa con la SEC. Mantenemos la firmeza en nuestra resolución de asegurar la mayor integridad en los informes financieros de la compañía'. Los siguientes capítulos no van a reflejar tiempos mucho mejores. La empresa está haciendo frente a un severo descenso de las ventas por la fortaleza de la competencia y la caída de la inversión que se ha registrado en los últimos años en las empresas. La compañía, afectada por estos desfases contables en una atmósfera de corrupción empresarial que parece crecer cada día en Wall Street, ha tenido que comprometerse a pagar los mayores intereses de los últimos años en su última emisión de bonos hecha en enero, un mes después de que la agencia de calificación de deuda Moody's rebajara la calificación de su pasivo a su nivel más bajo. La semana pasada, el nuevo equipo directivo de la firma cerró la renegociación de una línea de crédito por 7.000 millones de dólares.

De momento, la SEC no ha hecho comentarios sobre la reformulación de las cuentas de Xerox, pero los inversores han castigado la acción, que ayer perdía un 11% a media sesión en un atípico día de ganancias en el mercado.

Bush eleva el tono de su crítica contra los directivos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dicen en la Casa Blanca que el grado del enfado del presidente, George Bush, aumenta día a día. Los escándalos empresariales están minando la confianza de los americanos y pueden suponer una amenaza muy seria para la recuperación económica del país. Pero no sólo eso. En la cumbre del G-8 de esta semana el asunto de la confianza en las empresas, aunque fuera de la agenda de trabajo, ha tomado cuerpo y protagonismo y Bush ha tenido que responder con cara de circunstancias a preguntas sobre el escándalo de Worl-dcom en ruedas de prensa con los dignatarios de Rusia y Reino Unido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El presidente no da por zanjado el tema. En su alocución radiofónica de los sábados, el presidente volverá a recordar a los americanos lo importante que es el buen gobierno de las empresas y la necesidad de aprobar legislaciones que permitan garantizar la ética en los negocios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Parte del discurso, filtrado a la prensa, se referirá también a la necesidad de que "las corporaciones americanas vuelvan a los estándares que han hecho de nuestra economía la envidia del mundo".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es posible que Bush haga alusiones al escándalo Worldcom, ya que ayer recibió una carta de su actual presidente, John Sidgemore, en la que explica que entiende y comparte "la rabia y la preocupación expresada por el presidente". Sidgemore, que sustituyó al Bernard Ebbers en la dirección hace siete semanas, le asegura a Bush que "el actual equipo de gestión está igualmente sorprendido y avergonzado, por eso acudimos inmediatamente a la SEC. Estoy orgulloso de que nuestro equipo descubriera las irregularidades y hayan tenido el valor y la profesionalidad de actuar rápidamente. Nunca imaginé que iba a tener que enfrentarme a una prueba como ésta", dice Sidgemore, quien se compromete con Bush a resolver los problemas de Worl-dcom y restaurar la confianza en ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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