Greenspan mantiene los tipos por la debilidad de la demanda
Según los responsables de la política monetaria, la economía muestra pocos signos de un aumento lo suficientemente fuerte como para justificar una subida de tipos, máxime cuando hay equilibrio entre el crecimiento y la inflación. Con la información que tenemos desde la última vez que se reunió el comité, se confirma que la actividad económica continúa incrementándose', dice el comunicado de la Reserva Federal emitido ayer. Pero el organismo monetario presidido por Alan Greenspan quiso dejar todas las explicaciones dadas para justificar un mantenimiento de tipos que sigue dejando el coste del dinero en sus ratios mas bajos de los últimos cuarenta años. Por ello el comunicado aclara que, 'por un lado, el creciente ímpetu en el giro en las inversiones de inventarios y, por otro, el crecimiento en la demanda final parecen haberse moderado'. Aluden Greenspan y su equipo aquí a las cifras de desempleo, que pueden tener un impacto negativo mayor sobre la demanda, y los últimos datos sobre la caída de la confianza de los consumidores.
'El comité espera que la demanda final mejore en los próximos trimestres, apoyada en parte por la robusta productividad, sin embargo el grado de fortaleza es aún incierto'. Aunque en otro de los párrafos del comunicado los miembros de la Reserva son más positivos y señalan que hay un equilibrio entre el crecimiento económico y la inflación, comentario que no hace más que asegurar a los economistas en las tesis de que no hay ninguna prisa para que se produzca una subida de tipos en meses.
Política acomodaticia
Muchos de los analistas que en los últimos días han especulado con la decisión de la Reserva aseguraban que no habrá un aumento del coste del dinero hasta el año que viene. 'La política monetaria es acomodaticia', informaba la Reserva Federal.
La decisión final de la Reserva en sí misma no ha sorprendido a nadie. Si hace tres meses algunos analistas, animados por los buenos datos sobre la salida de la recesión, hablaban de esta fecha como el comienzo de los aumentos de tipos, estas voces se han apagado en las últimas semanas. Las únicas especulaciones sobre cambios son las que se manejaban sobre una posible vuelta de tuerca más para proceder a un duodécimo recorte en el precio del dinero. 'Es improbable pero no imposible', decían los analistas con una frase de medio compromiso. La incógnita más audaz quedó ayer zanjada.
La preocupación de los economistas y de los miembros de la Reserva Federal son comunes. Por un lado, los claroscuros de la recuperación económica y, por otro lado, la marcha de los mercados están amenazando esta recuperación. A este respecto, y pese a que se esperaba, no hubo comentarios sobre la marcha de los mercados y los escándalos que convulsionan la vida empresarial y bursátil del país, uno de los cuales, el fraude de Worldcom, se destapó apenas unas horas antes de la segunda jornada de reunión de la Reserva.
Algunos de sus miembros, como Robert Parry, del Banco Federal de San Francisco, han hecho referencias a este particular en los últimos días. 'Las incertidumbres, por supuesto, se han visto intensificadas por las preocupaciones sobre la contabilidad corporativa y la caída de los índices de los mercados'. Y es que en EE UU muchos ahorradores tienen su dinero en Bolsa, por lo que parte del capital del consumidor se ha evaporado.
De hecho, la crisis en los mercados, particularmente virulenta ayer, robó protagonismo a la decisión, anticipada, de la Reserva. 'Créanlo, hoy acaba la reunión de la Reserva', decía la presentadora de televisión poco antes de comunicar la decisión de Greenspan.
El presidente de EE UU, George Bush se situó ayer en la zona más clara al afirmar en el seno de la Cumbre del G-8 en Canadá que la economía se mantiene fuerte.