El extranjero ya es negocio
Las pequeñas y medianas empresas realizan la mitad de sus ventas fuera de España
Casi el 50% de las ventas de las pequeña y medianas empresas españolas se realiza ya en los mercados exteriores. Esta afirmación, que pone de relieve cómo 'la empresa pyme española ha asumido la globalización y se encuentra inmersa de forma profunda en el entramado internacional', es una de las conclusiones esenciales del informe realizado por el Observatorio de las Empresas Medias en Europa sobre el desarrollo y la capacidad competitiva de las pymes en Europa. El informe, encargado por la Comisión Europea
y dirigido por la Universidad de Estrasburgo, ha contado con
la colaboración para la parte española del Instituto de Dirección
y Organización de Empresas (IDOE) de la Universidad de Alcalá
de Henares, que, junto a la constatación de esta creciente internacionalización
de nuestro tejido empresarial, detecta también cómo el 50% de
las pymes españolas está asumiendo grandes riesgos, ya que en
muchos casos depende de uno o dos clientes, que son los que
generan más de la mitad de su volumen de negocio en el exterior.
Es por ello que el informe del observatorio recomienda 'diversificar
más el riesgo entre varios clientes para disponer de mayor libertad
de actuación'. Destaca, igualmente, el 'enorme' esfuerzo de
competitividad realizado por la pyme española, que, a pesar
del aumento de la competencia (por la entrada de nuevos operadores)
en el último año, ha incrementado tanto sus precios de venta
y como el número de unidades producidas. Así lo reconocen el
41,6% y el 47,2%, respectivamente, de las empresas, que, en
una gran mayoría, valoran positivamente la entrada en circulación
del euro como moneda común, como factor de mejora de la competitividad
en el exterior al aumentar la transparencia y eliminar las ventajas
por los tipos de cambio. Aunque la empresa pyme española considera
que no tiene grandes dificultades para acceder a mercados públicos
y protegidos, circunstancia que el informe aprovecha para insistir
en que 'se encuentra preparada para asumir los retos empresariales',
resulta paradójico comprobar cómo encuentra mayores dificultades
en su propio mercado interior que en los países de la Unión
Europea. A pesar de todo, los empresarios españoles son conscientes
de que las grandes oportunidades de desarrollo se encuentran
'en los mercados españoles', en primer lugar, y 'en los países
de la Unión Monetaria, en América Latina y, en menor medida,
en América del Norte y África, así como en aquellos países europeos
que no pertenecen a la Unión Europea.
Costes y fiscalidad
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En relación con los factores internos que inciden en la competitividad,
las grandes preocupaciones de la pyme española son los costes
laborales y los costes de las materias primas, donde detectan
'una tendencia creciente'. También tienen claro que 'no ha habido,
ni se espera, un cambio significativo en las cargas fiscales,
tanto a nivel regional, nacional o europeo', por lo que las
ventajas o desventajas de su posición competitiva 'no se espera
que provengan de la fiscalidad'. Por el contrario, se valora
de forma positiva la evolución respecto al desarrollo tecnológico.
Esta evolución y percepciones de las pymes españolas son muy
similares a las de sus homólogas de la Unión Europea, y al igual
que ellas tampoco esperan que la fluctuación de los tipos de
cambio pueda afectar a las compras, ventas o inversiones en
el extranjero. Una posición lógica si se tiene en cuenta que
gran parte de su actividad se desarrolla en su propio país o
en Europa, países en los que domina la moneda única y el tipo
de interés fijo. El informe realizado por el Observatorio de
las Empresas Medias en Europa analiza también las fortalezas
y debilidades de las pequeñas y medianas empresas de los distintos
países de la Unión. A este respecto, los resultados obtenidos
muestran como la pyme española incide en cuatro aspectos, 'que
son los que más valora el cliente y, por tanto, sobre los que
debe concentrar gran parte de su esfuerzo empresarial: precio,
calidad, plazos de entrega y funcionalidad o adaptación a las
necesidades del cliente. Esta circunstancia refleja, por un
lado, la correcta percepción que la empresa española tiene sobre
lo que quiere el cliente, pero, por otro lado, hace más difícil
buscar sus ventajas competitivas para diferenciarse de sus competidoras
europeas, ya que todas ellas se concentran igualmente en satisfacer
estos criterios. Hecha esta salvedad, los autores del informe
consideran que, en comparación con sus homólogas extranjeras,
la pyme española es fuerte en calidad, funcionalidad, imagen
de marca o reputación y en el cumplimiento de los plazos. Su
posición es similar a la de sus competidores en innovación y
creatividad, originalidad del producto y en diseño. Mientras
que su debilidad fundamental está en el precio. En este último
punto se observa cómo existe una relación inversa entre precio
y calidad. Es decir, si se es fuerte en calidad no se es en
precio, algo, que el informe considera 'lógico', por lo que
insiste de forma prioritaria en la flexibilidad como 'factor
clave para que la empresa sea competitiva y pueda asumir el
reto de la globalización'. Recuerda en este punto que existe
'una relación directa entre la funcionalidad (adaptación a las
necesidades) y la flexibilidad', y cómo los consumidores son
cada vez más exigentes y buscan mayor diferenciación. En relación
con los procesos de producción, la ventaja competitiva de la
pyme española reside básicamente en la experiencia y conocimiento
del negocio, la calidad y la capacidad de su mano de obra y
la tecnología de la producción. Aspectos sobre los que el informe
de la CE valora positivamente la modernización de las instalaciones
y procesos de producción realizados por las pequeñas y medianas
empresas españolas; el desarrollo y la clara orientación en
los eslabones de la cadena de valor añadido, y la tendencia
generalizada a ampliar, o al menos mantener el empleo. Finalmente,
el informe constata que la pyme, tanto española como europea,
tiene mayores dificultades que la gran empresa para darse a
conocer, para recibir ayudas del exterior y para acceder a los
mercados financieros, aspecto este último que dificulta el desarrollo
de la I+D; por lo que pide a los Gobiernos de la Unión que realicen
un esfuerzo para que las pymes puedan darse a conocer. Un aspecto
destacable es comprobar cómo, a diferencia de sus homólogas
de la UE, la pyme española considera que el esfuerzo para descubrir
nuevos mercados e incorporar nuevas tecnologías deber hacerlo
por sí misma. Existe un rechazo generalizado a la joint-venture,
aspecto que el informe considera como 'un valor de la cultura
española'.
Comercio y el ICO reactivan la línea para pymes
Las pequeñas y medianas empresas españolas recuperarán a partir del próximo día 1 de julio uno de los instrumentos tradicionales y más utilizados para financiar sus proyectos en el exterior, tras el acuerdo alcanzado entre la Secretaría de Estado de Comercio y el Instituto de Crédito Oficial (ICO) para reactivar la Línea de Internacionalización, gestionada por el organismo financiero público.
Esta línea, paralizada en 2001 a instancias de la Intervención General del Estado por problemas de desajustes contables, volverá a entrar en vigor en 2002 con una dotación presupuestaria de 150 millones de euros para el ejercicio en curso, ampliables en función de la demanda.
A diferencia de ediciones anteriores y respondiendo a los criterios fijados en el nuevo Plan de Internacionalización, la instrumentalización de la línea para el año 2002 se realizará en dos tramos, en función del tamaño de la empresa beneficiaria.
El primero, dirigido a empresas con menos de 250 trabajadores y un volumen de negocio anual inferior a 40 millones de euros, contará con unas ayudas oficiales de 1,10% puntos porcentuales, aplicadas directamente en la cesión del tipo de interés.
Mientras, en el segundo tramo, para empresas de 250 a 500 empleados, la subvención a abonar a través del ICO será de 164 euros por cada 6.010 de financiación concedida, que serán aplicables a la amortización anticipada del capital para ajustarse a la normativa de la UE.
Esta posibilidad de acceso a la Línea de Internacionalización para las empresas con más de 250 trabajadores es una de las principales novedades que se introduce en esta nueva etapa, ya que con anterioridad sólo era aplicable a las empresas incluidas en el primer tramo actual.
Serán financiables los proyectos de inversión en activos nuevos productivos siempre que las partidas de activo inmobiliario no superen el 80% del total del proyecto y que las partidas del activo inmaterial no excedan del 50%. Se admite hasta un 20% de activo circulante siempre que esté ligado a la inversión
Finalmente, se permitirán las inversiones iniciadas seis meses antes de la fecha de formalización del préstamo y el plazo de ejecución se fija en dos años desde la misma fecha.