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Tribuna
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Medidas preventivas frente a sabotajes

El sabotaje a la red de fibra óptica de Telefónica el pasado viernes vuelve a poner de actualidad un problema trascendental para la economía de un país: la necesidad de contar con planes de contingencia para casos de catástrofe y de regular lo que se conoce como disaster recovery (recuperación frente a desastres).

La sola enumeración de los problemas provocados por este acto resulta escalofriante: 20.000 líneas de teléfono y 50.000 de ADSL para Internet se vieron interrumpidas; 15 provincias afectadas; 10 horas de incidencias; problemas en la telefonía móvil por saturación; un considerable número de cajeros automáticos y terminales de pago afectados; fallos en los aeropuertos de A Coruña, Vigo y Santiago; incidencias en el Complejo Hospitalario de Orense y en el servicio de emergencias de Madrid; problemas en parte de las instalaciones de TVE en Prado del Rey; cientos de empresas afectadas; comunicaciones con otros países paralizadas, etcétera. Viendo esta larga relación no es difícil imaginar las enormes pérdidas económicas que este hecho ha provocado. Y todo ello producido por unos cortes en el cableado de fibra óptica de la mayor operadora de nuestro país.

La pregunta casi inmediata es: ¿no hay soluciones para prevenir este tipo de catástrofes? La respuesta es sencilla. Sí existen, pero para que se apliquen tenemos que tomar conciencia de este importante asunto de una vez por todas. Afortunadamente, hechos como éste -o como los atentados a las Torres Gemelas- no son frecuentes. Por eso se tiende a pensar que las probabilidades de que a uno le pueda ocurrir un daño de esta envergadura son mínimas. De ahí que algunos directivos de empresas prefieran no destinar grandes recursos a la elaboración y desarrollo de planes de contingencia que aseguren el funcionamiento de la empresa en caso de catástrofe.

Aun así, en nuestro país, gran parte del sector privado está ya tomando medidas para garantizar la reanudación instantánea de sus actividades en caso de sobrevenir una catástrofe, ya sea natural, por terrorismo, sabotaje, etcétera. Aquellas grandes empresas que todavía no lo están haciendo están cometiendo un gravísimo error, ya que una inversión acorde con su problemática, su volumen y su capacidad económica puede garantizar la supervivencia de la empresa.

Se llama plan de contingencia al conjunto de estrategias, equipos y tecnologías destinado a poner de nuevo en funcionamiento la actividad de una entidad cuando ésta se ve afectada por una catástrofe. Los más importantes y sofisticados se pueden encontrar en la banca, pues se calcula que la detención del centro de cálculo de una gran entidad por más de tres días provoca su quiebra técnica.

Resulta evidente, por tanto, que el efecto económico y social que provoca una situación como ésta tiene magnitud suficiente para que las autoridades intervengan. En EE UU, la SEC (Securities and Exchange Commission) tiene establecida una normativa para aquellas empresas que cotizan en Bolsa. En la UE, de momento, sólo hay recomendaciones a este respecto, pero ha llegado el momento de que los Gobiernos europeos tomen conciencia del problema y elaboren reglamentos de cumplimiento obligatorio por empresas que trabajan con información crítica, especialmente en aquellos países que, como España, tienen elevados índices de atentados terroristas.

Hace tres meses, durante la celebración de la primera jornada sobre disaster recovery, los profesionales de este sector reclamamos a la Administración soluciones a este problema. Ahora creemos que ya no se debe esperar más, y que ha llegado el momento de que las autoridades españolas se conciencien seriamente sobre este asunto. La solución consistiría en crear programas de apoyo a las empresas para que éstas puedan implementar sistemas de recuperación frente a desastres y en incentivar fiscalmente a aquellas compañías que lo apliquen. Estas medidas deberán ir acompañadas, como hemos dicho, de una regulación legislativa, tanto a nivel estatal como comunitario.

Desde un punto de vista técnico, existen en la actualidad diferentes soluciones para recuperar los sistemas informáticos y las comunicaciones de una compañía si ésta se ve afectada por una catástrofe. Precisamente, en nuestro país se están realizando hoy en día algunos de los desarrollos más avanzados en este campo. Así, ingenieros españoles han diseñado dispositivos ópticos de última generación que permiten reencaminar y distribuir el tráfico de un canal de fibra óptica a otro en caso de fallo o saturación.

Cabe señalar que, aunque las opciones más eficaces para la recuperación de desastres requieren inversiones importantes, éstas no son tan elevadas si tenemos en cuenta las pérdidas que ocasiona la paralización de la actividad de una empresa durante sólo unos pocos días.

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