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Investigación

Ernst & Young engrosa la lista de auditoras bajo sospecha en EE UU

Las auditoras están en el más caliente de los puntos de mira. El regulador del mercado, SEC, acusó ayer a Ernst & Young de imparcialidad a la hora de elaborar la auditoría de una empresa, PeopleSoft, con la que a finales de los noventa desarrolló un acuerdo empresarial para el desarrollo de software. La SEC sigue investigado a la firma auditora por las mismas sospechas con respecto a otro acuerdo con el que llegó con la holandesa Baan, otra compañía con la que tenía una relación similar a la de PeopleSoft. Las pruebas sobre este segundo presunto conflicto de intereses continúa.

Pero no es este el único problema que tiene la auditora. La SEC está también investigando si Ernst & Young ha violado las reglas de contabilidad con Cendant e Informix, además de su relación con el grupo financiero PNC. Y para que no quede nada en el tintero, la empresa ha tenido que enviar toda su documentación sobre Computer Associates, una compañía sobre la que pende toda una revisión de cuentas.

La investigación sobre Ernst & Young ha terminado indirectamente por levantar las sospechas sobre uno de los miembros del consejo de la SEC, Robert Herdman, el actual jefe de contabilidad de este organismo. Herdman fue vicepresidente de Ernst & Young durante la etapa que está en investigación.

Las relaciones entre los miembros de la SEC y las empresas auditoras han sido motivo de fuertes críticas en el escenario de sospecha generalizada dejada por la caída del caso Enron. En este sentido, no dejan de oírse críticas por el papel que ejerce actualmente el presidente de este organismo, a quien desde varios foros se le han exigido explicaciones por su última reunión con el presidente de KPMG. O'Kelly dijo que durante esta reunión se discutieron temas referentes a la delicada situación de Xerox, de quien KMPG es auditora, Pitt, un antiguo abogado de las cinco grandes auditoras, lo negó y posteriormente O'Kelly rectificó.

Para terminar de redondear la tensa situación que se vive en el negocio de la auditoría, la división estadounidense de la que fuera la quinta auditora del mundo, Arthur Andersen, sigue defendiéndose desde el banquillo de los acusados de un tribunal en Houston (Tejas). La empresa, prácticamente desmembrada ya, sigue insistiendo en que no ha obstruido la labor de la justicia en el caso Enron. El Departamento de Justicia de EE UU le acusa de lo contrario tras demostrarse que se destruyeron documentos de la auditoría de esta empresa cuando se sabía que la SEC los pediría para su investigación. La semana pasada, el testigo estrella de la acusación, el ex socio de Andersen, David Duncan, admitió que había destruido papeles, aunque no los fundamentales.

Esta semana los abogados del Departamento de Justicia, perjudicados por la rebaja de la autoacusación de Duncan, han mostrado un vídeo en el que uno de los socios, Michael Odom, pedía a los empleados destruir papeles para que no pudieran estar 'a disposición' de nadie si finalmente se produjera alguna demanda.

Ayer la acusación siguió en esta línea demostrando a través de correos electrónicos cómo los empleados de la firma comentaban la destrucción de documentos y no sólo en la oficina de Houston, sino también en Chicago y Londres. Otro de los correos examinados muestra cómo un empleado de alto rango aconsejaba a los empleados limpiar los archivos y discos duros de ordenadores. 'Hagan esto como trabajo extra por el resto de la semana o en el tiempo que sea necesario', dice este correo.

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