'Desformalizar' la formación
Los últimos años han registrado transformaciones del tejido económico español con un aumento sustancial de recursos e ideas a favor de estrategias formativas capaces de actuar en el nuevo escenario y de responder a nuevos retos y desafíos.
El incremento progresivo del sector servicios, el impulso arrollador de las nuevas tecnologías, junto con el fenómeno de la mundialización económica demanda nuevas estrategias frente al desempleo, desde una perspectiva más europea. El papel de la formación, en este contexto, tiene un carácter estratégico, hasta el punto de que va a resultar cada vez más difícil acometer cualquier política de empleo sin integrar en la misma un componente formativo.
La formación de desempleados bajo fórmulas convencionales como cursos estandarizados, inducidos por la oferta libre o por una respuesta no siempre rápida del sector público, se encuentra cada vez con más problemas. Los destinatarios se resisten a participar ante los contenidos recurrentes y escasas perspectivas de empleo. La gestión se complica, en parte, para ganar transparencia pero el resultado es, muchas veces, perverso: aumento de costes y reducción del esfuerzo directamente aplicable a la formación. Las pequeñas y medianas empresas, mientras tanto, están ajenas a todo el proceso y observan absortas cómo se ceba en ellas la paradoja de tener grandes necesidades de personal, mientras existe todavía una notable bolsa de paro que hace, incluso, que millares de personas rechacen, cada año, el puesto de trabajo que les ofrece el Inem.
La formación no puede ser concebida como mera respuesta a las necesidades empresariales y de servicios a la sociedad, sino que debe tener sentido anticipativo y bien cohesionado con el mercado de trabajo. Hasta el punto de que formación y empleabilidad sean las dos caras de una misma moneda.
Sobre estos principios descansa el Servicio de Integración Activa en la Pyme, SIAP, que las Cámaras de Comercio españolas han puesto en marcha recientemente, con el apoyo del Instituto Nacional de Empleo. Se trata de un proyecto destinado a consolidar pequeñas y medianas empresas, favoreciendo la contratación del personal más preparado y adecuado a sus necesidades. El nuevo servicio cubre tanto las necesidades que una pyme tiene al incorporar un profesional a su negocio como las posibles carencias del candidato al puesto de trabajo.
Para ello, la metodología del SIAP parte del corazón del problema: ¿qué necesita la pyme desde el punto de vista laboral y de contratación? Nada mejor que empezar por conocer, sectorialmente, las necesidades de empleo y perfiles más adecuados. Despejadas las primeras incógnitas, las empresas podrían plantear recelos hacia la posibilidad de que formar parte de un programa les obligue, a priori, a una contratación posterior. Nuestra experiencia en las Cámaras de Comercio indica que para una pyme este compromiso es radicalmente disuasorio al convertirse en una carga inasumible. Por ello, SIAP arbitra un periodo de prácticas formativas subvencionadas, al cabo de las cuales se espera que más del 50% de practicantes sea contratado definitivamente.
El resultado de todo el proceso no termina con la incorporación laboral. Se mantiene un seguimiento tanto de la empresa como del empleado durante un tiempo para verificar las condiciones y niveles de inserción. La labor del SIAP tiene como resultado final la mejora de empleabilidad de los demandantes y la consolidación de la pyme al fortalecer su competitividad contribuyendo a solucionar el problema de obtener personal adecuado a su necesidad real.
SIAP es un ejemplo de política activa de empleo que abre el camino a la desformalización de la formación y el aprendizaje para dar mayor peso a las acciones a medida y a la personalización de las mismas, teniendo como centro de actuación a las pymes.