'El turismo ha superado ya el impacto del 11 de septiembre'
Aumentar la competitividad del turismo europeo mediante la mejora de la calidad en los servicios y destinos e incorporar los intereses del sector a las políticas comunitarias que tienen incidencia en esta actividad son las dos grandes prioridades de la presidencia española para el Consejo de Ministros de Turismo de la UE que se inicia mañana en Santander. Juan José Güemes, secretario general de Turismo de España, es uno de los directos responsables en la definición de esas prioridades y las estrategias.
Pregunta. Pese a ser el primer sector de la economía europea, la UE no tiene una política común para el turismo. Sin embargo, el impacto de los atentados del 11 de septiembre y la pérdida de cuota de mercado de Europa en los últimos años ¿no hacen necesario revisar este criterio?
Respuesta. No se trata tanto de avanzar hacia una política comunitaria de turismo en sentido estricto como de crear un marco de cooperación abierta entre los Estados miembros y entre éstos y el sector privado. Hay muchas políticas comunitarias, como el transporte, el medio ambiente, la protección al consumidor, etc., que tienen un impacto muy importante sobre la industria turística y, sin embargo, ésta no participa en su diseño y ejecución. En este sentido, uno de los objetivos de la Presidencia española es introducir la perspectiva turística en el debate de estas políticas. Para ello proponemos reforzar los servicios turísticos de la CE y el Comité Consultivo de Turismo de forma que sirvan eficazmente al objetivo de defender los intereses del sector.
P. En este ámbito de cooperación, ¿se prevé avanzar hacia una política de promoción común de Europa como destino turístico?
R. Es un debate que hemos abierto durante la presidencia española aun siendo conscientes de que se necesita más tiempo para alcanzar una solución de consenso. Las diferencias entre los Estados miembros son muy importantes todavía, pero hemos querido fijarlo como un asunto prioritario en la agenda de trabajo para los próximos seis o doce meses. La promoción de la UE como destino turístico serviría para proyectar valores compartidos como la riqueza y diversidad cultural, la calidad, la seguridad, etc., y sería una línea de trabajo complementaria a la que ya llevamos a cabo desde las Administraciones nacionales.
P. Entre las prioridades españolas, ¿destaca también la apuesta por la calidad como factor de competitividad?
R. En España hemos entendido que nuestra capacidad de competir no podía seguir descansando exclusivamente en el precio y que era necesario orientar nuestra oferta hacia la calidad. Además, hemos definido la calidad como un concepto integral que se refiere no sólo al servicio turístico en sentido estricto sino también a la calidad de las infraestructuras, del medio ambiente o de servicios públicos como la limpieza, la ordenación del tráfico o la seguridad. Hemos creado el Sistema de Calidad Turística en el que trabajamos con más de 2.500 empresas, hemos implantado planes de excelencia turística en más de 60 destinos y estamos trabajando con otros 200 destinos en la implantación de sistemas de sostenibilidad medioambiental. Esta nueva orientación de la política turística que surge de un intenso diálogo y trabajo con el sector y se concreta en el Plan Integral de Calidad Turística (Picte) es la experiencia que queremos aportar a la UE.
P. Sin embargo, la experiencia española demuestra que las mejoras de calidad se repercuten posteriormente en los precios y, de hecho, el IPC turístico sigue marcando tasas de crecimiento muy superiores al IPC general.
R. Es imprescindible que los crecimientos de calidad vayan siempre por delante de los precios. æpermil;se es el mensaje que se ha venido trasladando al sector y en estos momentos creo que se puede apreciar su respuesta en términos de moderación de precios de los hoteles. Otra cuestión es el comportamiento de los precios en otros subsectores como bares y restaurantes, que además son los que más ponderan en el epígrafe turismo del IPC.
P. Los atentados del 11 de septiembre produjeron una fuerte contracción de la demanda de reservas. ¿Se ha superado ya este impacto?
R. España se ha comportado mucho mejor que sus competidores antes y después del 11 de septiembre. En los últimos cuatro meses del año las llegadas internacionales se redujeron un 11% a escala mundial, mientras que en España fuimos capaces de mantener el nivel de actividad. En 2002, el sector parece que ha superado el impacto del 11-S y se prevé una mejora de la situación internacional que beneficiará a todos los destinos y también a los españoles.
P. Con este horizonte, ¿cuáles son las previsiones de entrada de turistas y de ingresos para el cierre de este año?
R. Observamos un importante crecimiento del turismo en los tres primeros meses del año, aunque hay que descontar el efecto Semana Santa que el año pasado se celebró en abril, y también percibimos una mejora de la situación de las reservas. Todo ello nos permite ser moderadamente optimistas de cara a la temporada de verano y para el conjunto del año.
La ecotasa es 'inoportuna y poco coherente'
El pasado miércoles entró en vigor la llamada ecotasa en Baleares. Un impuesto ampliamente contestado por el sector hotelero y que ha sido recurrido ante el Tribunal Constitucional por el Gobierno.
Para Juan José Güemes, 'la mal llamada ecotasa (se trata en realidad de un impuesto sobre las pernoctaciones hoteleras que nada tiene que ver con una política coherente de sostenibilidad) entra en vigor en el momento más inoportuno. Baleares es el único de los grandes destinos españoles que ha caído en 2000 y 2001 y no parece muy coherente que cuando los hoteleros de las islas están reduciendo los precios, en torno a un 5% en términos reales en comparación con el año pasado para hacer frente a la caída de la demanda, el Gobierno autónomo aumente sus costes y los precios finales que pagan los clientes'. A esto, añade, 'hay que sumar el perjuicio ocasionado por una política de comunicación internacional más que confusa durante los tres años que ha durado el debate sobre la subida de impuestos, la ausencia total de diálogo de la Administración balear con el sector y la ausencia de un debate serio sobre sostenibilidad en línea con el que impulsó el anterior Gobierno de las islas al implantar medidas pioneras en materia de ordenación del territorio y limitar la construcción de nuevas plazas hoteleras a la amortización de la oferta. El balance es que, contrariamente al objetivo declarado por los promotores del impuesto, en estos tres últimos años se ha dado un paso atrás en políticas de sostenibilidad y competitividad turística'.