Sergio sufre aislamiento
El duelo extradeportivo que el castellonense mantiene con Severiano Ballesteros se ha trasladado hasta el escenario del Masters de Augusta
Sergio García, el golfista español que más dinero ha ganado nunca -sólo el año pasado superó los siete millones de euros en premios (1.200 millones de pesetas)-, y que se situó segundo en la primera jornada del Masters de Augusta, padece una crisis preocupante. El castellonense está sometido a aislamiento, tanto en el circuito europeo como en el estadounidense, que puede socavar su futuro. Su comportamiento en el campo, el que hacía reír a los espectadores y a sus compañeros, es ahora denostado.
¿Qué le ha sucedido a Sergio? Probablemente lo mismo que le ocurrió a Tiger Woods cuando en 1997, con 21 años, ganó el primer Masters. El número uno mundial sufrió en sus carnes el desprecio de sus compañeros de profesión a los que ninguneó sin rubor. No se recataba de afirmar que, desplegando un juego de nivel siete, le bastaba para ganar sin necesidad de emplearse más a fondo. De repente un buen día Tiger llegó al comedor de la casa club y nadie se sentó con él, ni siquiera le saludaron. Su amigo Mark O'Meara, jugador del circuito 19 años mayor que él, se le acercó y le explicó que no podía seguir así.
Hoy Tiger se habla con la mayoría de jugadores, no lo hace con Fuzzy Zoeller, por ejemplo, por los comentarios racistas que realizó en 1998, cuando además aprovechó para criticar el menú que el californiano había elegido para la cena de campeones -hamburguesa con patatas- que se celebra el martes de la semana del torneo, donde el último campeón invita a los antiguos vencedores del Masters. Hoy todos reconocen que gracias a Tiger, el golf, y el circuito americano en particular, ha dado un salto cualitativo tan importante que les ha situado entre los deportistas mejor pagados del planeta.
Sergio mantiene ásperas relaciones con su entorno. De repente Tiger Woods, con el que aparecía sonriente en las fotografías, ha dejado de entrenar con él. A pesar de que ambos figuran bajo la órbita de IMG (International Management International), la empresa que lleva su representación, no comparten el mismo espacio a no ser que la competición les obligue.
Sus diferencias han afectado las relaciones con los dos golfistas españoles que juegan el circuito americano, José María Olazábal y Miguel Ángel Jiménez. Pese a que cada semana coinciden en algún punto de EE UU, apenas intercambian un frío saludo. El pasado martes, mientras Ballesteros, Olazábal y Jiménez entrenaban juntos en Augusta, Sergio prefirió hacerlo con los surafricanos Gary Player, Ernie Els y Retief Goosen, una decisión que sorprendió a los organizadores hasta que descubrieron el duelo extradeportivo que el castellonense mantiene con Seve, a quien hace sólo unos meses consideraba como su segundo padre.
Seve Trophy
El conflicto entre ambos comenzó cuando Ballesteros, ganador de cinco torneos del Grand Slam, dos Masters y tres British Open, le invitó a tomar parte en la segunda edición del Seve Trophy, una especie de Ryder Cup europea que se celebrará la semana que viene en Irlanda. Sergio no contestó y, cuando se pusieron en contacto con el cántabro, según explica Seve, fue para pedir dinero por participar. Esta versión la ha desmentido el representante de El Niño, que ha admitido la falta de comunicación y de que hubo una confusión sobre el tema del dinero, ya que no se hablaba del Seve Trophy, sino del Canarias Open de España que organiza Amen Corner, empresa vinculada a Seve y que le abonará alrededor de 30 millones de pesetas sólo por participar.
Seve se queja de la prepotencia de Sergio y ahora el castellonense dice que, 'si quiere aclararlo, que venga a hablar conmigo'. Sergio, con 22 años, quiere cambiar un mundo que lleva años funcionando sin él. Está claro que fuera del campo no tiene la misma estrategia que tantos éxitos le dará en el capítulo deportivo y económico de su vida.