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Sol Meliá

Renta fija para el pequeño inversor

Sol Meliá apela al pequeño ahorrador con su emisión de participaciones preferentes perpetuas al 8%

El capitalismo popular se ha construido en España casi exclusivamente mediante grandes colocaciones de títulos de renta variable, primero con las privatizaciones de empresas públicas y luego con las macroampliaciones de capital de las grandes empresas. Salvo contadísimas excepciones, y pese a su perfil de menor riesgo, los títulos de renta fija privada han quedado al margen de la inversión directa de los particulares. Las mejores oportunidades de inversión en este campo han ido dirigidas habitualmente a inversores institucionales o a círculos reducidos de clientes especiales. El propio mercado secundario ha dado en cierta medida la espalda a los pequeños inversores.

En ese contexto, y para refinanciar entre 150 y 300 millones de euros de deuda, Sol Meliá se ha decidido a proponer a los inversores un viaje al mundo de las participaciones preferentes, con escala nada menos que en las Islas Caimán, desde donde su filial Sol Meliá Finance Limited emite participaciones preferentes, una figura que no existe en el derecho español. Estos títulos, que las agencias de calificación crediticia equiparan a fondos propios, conceden a sus titulares el derecho a percibir un dividendo de carácter fijo del 7,80% anual (8,03% TAE) durante 10 años y de carácter variable (euribor a tres meses más un diferencial del 5%), con un mínimo del 12,30% anual a partir de entonces, pagadero por trimestres vencidos. El cobro del dividendo está condicionado a la existencia de beneficio distribuible en Sol Meliá, entendiendo por tal no sólo el beneficio neto consolidado, sino también las reservas consolidadas de Sol Meliá (excluyendo las reservas por reinversión en Canarias, las reservas de revalorización y la prima de emisión). A efectos teóricos, el dividendo preferente de un ejercicio completo (11,7 millones de euros en caso de que la emisión alcance 150 millones de euros) supondría un 2,30% del beneficio distribuible que tenía Sol Meliá en su balance a 31 de diciembre pasado.

Aunque la renta percibida sea dividendo y sufra una retención del 18%, no goza de las ventajas fiscales que tienen los dividendos pagados por empresas domiciliadas en España. Básicamente, los dividendos de las preferentes tributan en el impuesto sobre la renta como los intereses de un título de renta fija, al tipo marginal de cada contribuyente.

Las participaciones preferentes tienen carácter perpetuo, es decir, no tienen un vencimiento al cabo del cual el emisor tenga la obligación de devolver al inversor su dinero. Sin perjuicio de ello, Sol Meliá está facultado para acordar la amortización total o parcial de las participaciones preferentes a partir del décimo año.

Peticiones hasta el 24 de abril

Las participaciones tienen un valor nominal de 100 euros y pueden formularse órdenes de suscripción por un mínimo de 10 participaciones. En principio, está previsto que el periodo de suscripción finalice a las 15 horas del próximo 24 de abril.

Las participaciones preferentes de Sol Meliá serán admitidas a cotización en el mercado AIAF, en el que el precio de cotización puede evolucionar favorable o desfavorablemente en función de las condiciones de mercado, pudiendo situarse a niveles inferiores a su precio de amortización. Ese riesgo, unido al carácter perpetuo de la emisión y al riesgo -que parece más improbable de materializarse- de no percibir los dividendos, además de la sujeción a la amortización anticipada por parte del emisor o de liquidación de la emisión, es la contrapartida a cambio de una rentabilidad superior.

Además, Sol Meliá corre con otro 0,025% por tasas de la CNMV, AIAF y el SCLV, y un 1% en concepto de otros costes. Así, antes de empezar a asumir el coste financiero del 8% anual por el dividendo, Sol Meliá se habrá gastado unos 11 millones de euros.

Costes de colocación del 7,355%

 

La emisión de participaciones preferentes supone para Sol Meliá unos gastos relacionados con la colocación de la emisión del 7,355% del importe nominal inicial de la misma (150 millones de euros, según los datos recogidos en el folleto). El grueso corresponderá a los bancos que participan en la operación, que cobrarán un 3% en concepto de comisiones de colocación, un 2% en comisiones de dirección y otro 1,33% en comisiones de aseguramiento (o un 2% sobre los 100 millones de euros que están asegurados).

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