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Tribuna
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Salarios y costes laborales

Para la medición de los costes de los salarios y los costes laborales existen tres estadísticas en España. La estadística de convenios colectivos (ECC), que proporciona información sobre los aumentos de los salarios pactados en la negociación colectiva; el índice de costes laborales (ICL), creado en 2001 en sustitución de la antigua encuesta de salarios, que suministra datos sobre los costes salariales y los costes laborales de los empresarios, y la Contabilidad Nacional Trimestral de España (CNTR), de la que se obtiene información sobre la remuneración de los asalariados y permite calcular los costes laborales unitarios.

En 2001, el incremento de los salarios negociados en los convenios ascendió al 3,6%, correspondiendo un 3,5% a los acuerdos iniciales y un 0,1% a la aplicación de las cláusulas de revisión salarial, debido a que la inflación final, medida por la variación del IPC (2,7%), superó la prevista por el Gobierno (2%).

El incremento de los salarios en el pasado año superó en cuatro décimas al del año anterior (3,1%), si se comparan los salarios inicialmente pactados, y fue sólo una décima inferior al acordado en dicho año (3,7%), si se incluyen las citadas cláusulas de revisión. Tanto el aumento salarial negociado en 2001 como en 2000 fueron muy superiores al de años anteriores (2,7% en 1999 y 2,6% en 1998), lo que significa un retroceso en el proceso de moderación salarial que había venido caracterizando la década de los noventa, por el paralelo proceso de desaceleración de la inflación en dicha década.

Como en años anteriores, el incremento de los salarios pactados en los convenios de empresa en 2001, el 3,1%, ha sido inferior al pactado en los convenios supraempresariales, el 3,7%. Este mayor crecimiento salarial en los convenios sectoriales que en los empresariales debe matizarse, ya que la mayoría de estos últimos se concentra en empresas de gran tamaño, con niveles salariales superiores al resto de las empresas.

Asimismo, existen otras razones por las que los convenios de empresa pactan crecimientos salariales inferiores, como la importancia que en aquéllos tienen las empresas públicas, que siguen más estrictamente las recomendaciones gubernamentales, la existencia en las grandes empresas de complementos salariales al margen de los acordados en convenio, la importancia en los convenios de esas empresas de cláusulas relativas a los complementos de prestaciones sociales y otras ayudas económicas y la menor duración de la jornada laboral en las grandes empresas.

Sin tener en cuenta las cláusulas de revisión, y por sectores, en 2001 los mayores incrementos acordados en la negociación colectiva correspondieron a la construcción, 4,1%, y la agricultura, 4%, y las menores a la industria, 3,4%, y los servicios, 3,3%.

Los costes salariales por trabajador de los sectores privados no agrarios, incluidas las empresas públicas, estimados por el ICL, que corresponden a las ganancias salariales de la anterior encuesta de salarios y a los salarios brutos percibidos por los trabajadores (incluidas las retenciones por el IRPF y las aportaciones a la Seguridad Social), aumentaron en 2001 el 3,5%, 1,2 puntos más que los tres años anteriores en los que el incremento se mantuvo en el 2,3%, lo que es sintomático del retroceso en la tendencia a la moderación salarial de años anteriores.

Como ocurrió en el caso de los salarios pactados en convenios colectivos, el mayor incremento se produjo en la construcción (3,9%), seguido de la industria (3,7%) y los servicios (3,3%). Si se comparan las tasas de variación de los costes salariales del ICL con los de los salarios pactados en los convenios colectivos se obtiene una aproximación de las llamadas derivas o deslizamientos salariales.

Según esta comparación, las derivas salariales son positivas en la industria y los servicios (tres décimas porcentuales en ambos casos) y negativas en la construcción (dos décimas), lo que supondría un cambio importante respecto a años anteriores, en los que la característica más importante era que en los servicios se producían derivas negativas, como consecuencia del fuerte crecimiento del empleo en este sector en empleos con remuneraciones inferiores a la media de la correspondiente actividad.

Los costes laborales medios por trabajador, también estimados por el ICL, que incluye, además de los costes salariales, las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social y otras percepciones no salariales de los trabajadores, como las indemnizaciones por despido, crecieron en 2001 el 4,2%, siete décimas más que los costes salariales, debido a que los costes no salariales aumentaron a una tasa muy superior, el 6,3%.

Como ocurría con las magnitudes anteriores, en el caso de los costes laborales por trabajador el mayor incremento se produjo también en la construcción (4,6%), seguido de industria (4,4%) y servicios (4,1%).

La remuneración por asalariado estimada por la Contabilidad Nacional, concepto equivalente al del coste laboral obtenido por el ICL, creció en 2001 a una tasa del 4,3%, muy similar a la que se deriva de esa última estadística (4,2%). Este incremento es muy superior al de años anteriores (2,3% en 1997, 2,7% en 1998 y 1999, y 3,4% en 2000), lo que confirma el freno en el proceso de moderación salarial que se produce en los dos últimos años en la economía.

A nivel sectorial, los datos de la CNTR corroboran los datos obtenidos de las anteriores estadísticas, ya que el mayor aumento de la remuneración por asalariado se produce en la agricultura (5,7%), seguido de construcción (5,3%), mientras que los menores incrementos corresponden a industria (4,4%) y servicios (4,2%).

A partir de los datos de la Contabilidad Nacional es posible calcular los costes laborales unitarios de la economía española. Los costes laborales unitarios monetarios (CLUM) se obtienen dividiendo la remuneración por asalariado por la productividad por ocupado, que, a su vez, es igual al PIB dividido por el empleo, y los costes laborales unitarios reales (CLUR) coinciden con el cociente entre los costes laborales unitarios monetarios y el deflactor del PIB.

Los costes laborales unitarios monetarios crecieron en 2001 el 4%, muy por encima de los cuatro años anteriores, en los que desde 1997 el máximo alcanzó el 2,4%, debido tanto al repunte en el incremento de remuneración por asalariado como al retroceso en la tasa de variación de la productividad por ocupado. También en este caso, los mayores aumentos se concentran en agricultura (6,2%) y construcción (4,9%) y los menores en industria (4,4%) y servicios (3,4%).

Por último, los costes laborales unitarios reales aumentaron en 2001 en una décima en relación con el año anterior, en contraste con el continuo descenso que se producía desde 1995, lo que es sintomático de un empeoramiento de la rentabilidad de las empresas españolas.

Por sectores, la situación es diferente a la que se producía en el caso de los costes laborales unitarios monetarios. Aunque el mayor crecimiento sigue produciéndose en agricultura (1,9%), también en industria, con un aumento del 0,6%, empeora la situación de las empresas, mientras que en construcción y servicios, sectores en los que los CLUR descienden en ambos casos en el 0,7%, mejora dicha situación.

En resumen, en 2001, como había ocurrido en el año anterior, se produce un retroceso en el proceso de moderación salarial que se había venido produciendo en años anteriores. Los mayores crecimientos en los distintos indicadores que existen para la medición de los costes salariales y laborales monetarios se producen en agricultura y construcción. Por su parte, los costes laborales unitarios reales, que habían sido negativos en los años anteriores, lo que era indicador de una mejora de la rentabilidad de las empresas, crecieron ligeramente en 2001, deteniéndose, por tanto, dicho proceso de mejora. El comportamiento de estos costes a nivel sectorial es muy diferente, al aumentar en agricultura e industria y descender en construcción y servicios.

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