Moody's detecta 56 grandes empresas que corren el peligro de perder su crédito
La fulgurante quiebra de la Enron destapó la importancia de las líneas de crédito que las compañías tienen pactadas con los bancos. En este sentido, si los inversores no quieren el papel que emite una empresa para financiarse, la compañía debe acudir al préstamo bancario para conseguir fondos. La imposibilidad de encontrar financiación en el corto plazo, tanto en el mercado de deuda como en el bancario, fue una de las causas que destapó el fraude de Enron.
La eléctrica no podía financiarse con bonos porque el mercado no los quería. Cuando Moody's y S&P rebajaron la calificación financiera, los bancos no extendieron la línea de crédito y la empresa, sin dinero para el día a día, quebró.
El colapso de Enron provocó que los inversores rehusaran acceder a las emisiones de bonos de compañías muy endeudadas. Tyco, por ejemplo, tuvo que acudir al préstamo bancario, ya que pocos inversores querían asumir el riesgo de comprar sus bonos a corto plazo.
Pero, como sucedió con Enron, no todas las compañías pueden acudir al crédito bancario si fracasan en los mercados de deuda. Un estudio hecho público el miércoles por Moody's muestra que algunas de las grandes empresas no tienen asegurado el espaldarazo de la banca.
Los analistas de Moody's acaban de poner en marcha esta semana un servicio que evalúa las necesidades de liquidez y el riesgo a quedarse sin financiación de las compañías denominado Valoración del Riesgo de Liquidez. Así, Moody's otorga adjetivos que describen la posición de liquidez de cada una de las firmas analizadas. Según sostiene la propia agencia, este servicio 'responde a las demandas de los inversores' para conocer las necesidades de financiación de cada compañía.
En un estudio que abarca 236 compañías, todas menos una con calificaciones en sus emisiones superiores a grado de inversión o no especulativas, Moody's ha detectado que al menos 56 de ellas podrían tener problemas para acceder a las líneas de crédito pactadas con los bancos si su situación financiera empeora. Las líneas de crédito de estas compañías están sujetas a unas cláusulas que permiten a los bancos negarse a prestar dinero si, por ejemplo, se producen recortes en la calificación de riesgo, lo que dejaría a estas empresas sin fondos para hacer frente a sus necesidades más inmediatas y las pondría al borde de la quiebra. En otros términos, la banca presta el paraguas cuando hace sol, pero lo quita si cae un chaparrón.
Entre las compañías con este tipo de cláusulas, se encuentra el gigante químico Dupont, la reaseguradora suiza Swiss Re, France Télécom, Boeing, la petrolera Conoco o la alemana Siemens.
Algunos analistas, y sobre todo las compañías señaladas por Moody's como potenciales víctimas de una sequía de liquidez, han expresado su desacuerdo con esta nueva tarea de la calificadora de riesgos. Argumentan que sus analistas se exceden de su tarea principal, que es la de calificar la solvencia financiera de las compañías.
Moody's subrayaba ayer en un comunicado que los estudios sobre el riesgo de liquidez no deben ser contemplados de forma individual y son sólo un componente de su análisis global sobre una compañía. Asimismo, insistió que en ningún caso la existencia de estas cláusulas implica un recorte en las calificaciones de riesgo. En este sentido, resalta que todas las compañías analizadas poseen altas calificación en la deuda a corto plazo.
'Se deben mirar los dientes de un caballo regalado'
'Como profesionales, se supone que deberán mirarle el diente a un caballo regalado'. Tom Upton, director del equipo de análisis de aseguradoras de Standard & Poor's, llamaba así la atención del sector asegurador a raíz del caso Enron. El aseguramiento de contratos financieros ha puesto en un brete a varias compañías. 11 de ellas pleitean con JP Morgan Chase porque ahora deben responder de contratos de dudoso cuño, pero que a cambio ofrecían comisiones estratosféricas a las aseguradoras.
Asegurar compromisos físicos entre compañías (como la construcción de un puente o el suministro de materiales) es algo habitual. Pero Standard & Poor's advierte que garantizar operaciones financieras mete a las aseguradoras en terreno farragoso. A cambio, este tipo de aseguramiento aporta comisiones más jugosas.
En el caso Enron, una filial de comercialización de energía de JP Morgan había firmado un contrato de suministro de gas con Enron. Mahonia, que así se llamaba la filial, pagaba a Enron por el gas, pero después de una compleja estructura societaria, Enron volvía a comprar el gas. Todo era, según las aseguradoras, un montaje para ocultar un crédito de JP Morgan a Enron. Pero, como habían asegurado este suministro ficticio, ahora las aseguradoras tienen una demanda del banco en la que pide una compensación de 1.000 millones de dólares.
El mensaje de Standard & Poor's es cualquier cosa menos tranquilizador. Advierte que el sector asegurador reconoce ahora que ha firmado pólizas con muchas características propias de las garantías financieras, sobre todo en el negocio de la transmisión de gas y petróleo.
La firma advierte que en el entorno económico actual la cobertura de contratos financieros es un arma muy afilada y que se volverá en contra del sector asegurador, pues prevé más demandas como la de JP Morgan.