Blair elude imponer medidas estrictas de control a la banca
La Comisión de la Competencia del Reino Unido está a punto de poner en vigor una serie de medidas concretas para limitar el supuesto oligopolio que ejerce la gran banca en sus relaciones con las pequeñas y medianas empresas.
Las medidas propuestas por el ministro de Economía, Gordon Brown, no obstante, 'no asustarán a nadie', según un analista, a pesar de que la Comisión haya señalado en su informe que existe una evidente falta de competencia entre los principales bancos del país, sobre todo en su trato con las pequeñas y medianas empresas.
De esta manera, la Comisión exigirá que la banca permita a un cliente cambiar su cuenta a otro banco en un plazo máximo de 10 días en casi todos los casos. Las entidades financieras también deberán acelerar los trámites para llevar a cabo transferencias.
También deberán explicar al cliente las razones para denegarle un préstamo y permitirle que no disponga de una sucursal en su localidad utilizar los servicios de otro banco a un coste razonable.
Se trata más bien de una relación de líneas maestras de buena conducta, que además incluye medidas como la promesa de resolver en el plazo de 12 meses cualquier conflicto sobre domiciliaciones de pagos, y normalizar las tarifas de compensación por los errores cometidos por las entidades financieras.
El informe afirma que todos los grandes bancos han contravenido en algún momento las normas de la Comisión sobre la competencia. Entre las restricciones impuestas por el Ejecutivo se encuentran la práctica de ofrecer descuentos solamente a ciertos clientes, o negarse a ofrecer al cliente un desglose de las comisiones cobradas por la cuenta corriente e imponer comisiones por servicios que no corresponden a los costes generados.
Ian Fletcher, director de las Cámaras de Comercio del Reino Unido, señala que entre el 30% y el 40% de las pymes trabajan con dinero en efectivo.
'Estas empresas necesitan tener acceso a una sucursal. Pero por esta misma razón es casi imposible la competencia de bancos que no sean de los ocho grandes e incluso de la gran banca extranjera que no dispone de una red de oficinas', dijo Fletcher.
Por su parte, Richard Wilson, director del Instituto de Directores, expresó su alivio de que el Gobierno británico no haya impuesto las medidas más radicales, tal y como temía la banca, como por ejemplo un impuesto especial sobre los beneficios o el control sobre precios que la banca cobra por sus servicios.