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FUTURO
Columna
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La mejor lotería, la planificación financiera

El juego supone un auténtico fenómeno social, pero el ansia por ser millonario conlleva riesgos. Antonio Morales cree que no hay mejor lotería que el trabajo y la economía... y la planificación financiera

El que aspira a un pelotazo para salir de pobre en dos días tiene muchas, muchas posibilidades de equivocarse y de que le salga el tiro por la culata, y probablemente deje en el intento una buena parte de lo que necesita para cubrir otras necesidades. Viajaba esta semana a una ciudad española, y camino de una reunión pasé por un despacho de loterías. La cola que había para entrar, y no eran ni las diez y media de la mañana, superaba con tranquilidad la treintena de personas.

El anuncio del premio que supuestamente se repartiría entre dos días era realmente goloso, para el jugador compulsivo igual que para cualquiera de nosotros.

En el viaje de vuelta, estuve reflexionando sobre el fenómeno social que supone el juego. Y claro, a pensar cuánto dinero fácil se había hecho en la última década.

Sin embargo, es cierto que el ansia por ser millonario, el juego en el que hay que entrar, no está exento de riesgos, pero no sólo económicos, también de salud.

El trabajo es la mejor fuente de estabilidad económica, pero para ello hay que sembrar, y no el que siembra en la mejor tierra va a recoger necesariamente la mejor cosecha, es posible sacarla en otra tierra no tan buena, pero con un esfuerzo y una dedicación mayor.

Una vez llegados aquí, será una buena planificación financiera, un buen vehículo de inversión, y sobre todo un claro horizonte al que queramos llegar lo que puede hacernos terminar la carrera en una posición digna.

El camino de la vida está plagado de obstáculos, pero solamente hace falta esfuerzo, mayor en los momentos más difíciles, constancia, para no quedarse en alguno de ellos, y fuerza de voluntad, para reponerse de las caídas, pero llegar a la meta tiene enormes satisfacciones, y no hace falta ganar la medalla de oro, ni siquiera obtener un diploma para alcanzar el éxito.

En esta carrera, algunos de los obstáculos pueden ser complicados, pero es cierto que lo que podemos perder por no llegar hasta el final si nos retiramos antes de tiempo, puede no compensar con el mínimo riesgo que tenemos que afrontar.

A este riesgo le podemos poner el apellido que queramos. Pero igual de malo puede resultar llegar el primero, sin ninguna salud, que no llegar por la excesiva prudencia. La virtud, muchas veces hay que buscarla en el término medio.

Por si acaso, sigamos luchando por llegar a la meta, cuando entremos en el túnel, que la oscuridad no nos produzca el miedo que nos haga saltar por la ventanilla, que la luz puede estar a la vuelta de la siguiente curva, paciencia y espíritu de superación.

En la vida de un deportista no sólo está un trofeo determinado un año determinado, hay otras muchas competiciones que se pueden ganar, pero siempre tiene que saltar al campo con las ganas renovadas.

En cualquier caso, habrá este fin de semana algún afortunado que pueda llegar a la meta con tiempo suficiente para descansar, y tengo la impresión de que somos muchos los que lo vamos a intentar; en realidad, demasiados para que tengamos alguna posibilidad real de que seamos los afortunados.

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