La recompra de posiciones cortas acelera la subida de las Bolsas
Demasiado rápido, demasiado alto. Hace dos semanas, las Bolsas del mundo se asomaban al precipicio. Ahora quieren saborear las mieles del triunfo. Del infierno a la gloria, sin respiro, sin descanso.
Los especuladores más dinámicos cuentan que comportamientos de esta guisa son consustanciales a los nuevos tiempos en que todo está marcado por la celeridad en la toma de decisiones. Los estudiosos van más allá.
La rapidez con que se han producido los últimos movimientos, el cambio de agujas, en definitiva, del tren de los mercados tiene un componente claramente técnico, según los expertos. Ha sido la recompra de posiciones cortas la que ha propiciado, en mayor grado, el desconcierto de los últimos días.
Tras los atentados del 11 de septiembre, de los que ya nadie se acuerda, los gestores de inversiones y administradores de patrimonios adoptaron posiciones muy defensivas. A mediados de diciembre consideraron que el repunte de los mínimos del 21 de septiembre había ido demasiado lejos e iniciaron un proceso de cobertura.
Esta forma de operar sólo puede hacerse a través de derivados. Vendieron futuros para cubrir el subyacente que aún no les era rentable. Esta situación se ha mantenido hasta el cierre de febrero y de ahí la presión bajista de los mercados.
Fue Greenspan la semana pasada el que alertó del cambio de signo a mejor de la economía de Estados Unidos, sentimiento que ha refrendado en la actual. Los gestores comenzaron a recomprar los futuros a la baja en una actitud de por si acaso esto de la cosa económica mejora.
La precaución, entendida como actitud ahora más positiva respecto al sentimiento económico, ha acelerado la recompra de los programas cortos y ha animado, con ello, el alza de los índices.
Esta situación no significa que el inversor final haya decidido sumarse al carro. Los operadores más importantes de la Bolsa española señalan que las órdenes son puramente técnicas, que no hay menudeo y, tampoco, cambios drásticos de estrategia de las instituciones.
Hay, no obstante, un hecho que nadie puede ocultar. Es la propaganda del alza, como el verdadero estímulo de los mercados y una de las fuerzas más poderosas en la creación de tendencias.
No hay mejor propaganda para las Bolsas, dicen los expertos, que el alza, signo de la abundancia y de la riqueza, aunque a veces con ventas al descubierto se gane más. El alza de los últimos días se corresponde, además, con un importante número de participantes descolocados. Y eso es algo que los bolsistas no perdonan.
Prudencia con las valoraciones
Un repaso a los informes publicados por las principales firmas del mercado en los últimos días arroja algunos aspectos interesantes frente a lo divulgado tiempos atrás.
Los analistas más fríos del mercado mantienen el tono de prudencia respecto a la tendencia general del mercado, pero se muestran ahora más favorables con relación al comportamiento posible de algunos de los valores cotizados.
Desde mediados de diciembre se observa, de este modo, una apuesta por empresas a la vez que se mantiene la indiferencia de la tendencia general de los índices.
Hay quien va más allá en este análisis y destaca que lo que subyace en el sentimiento de los mejores profesionales de la Bolsa es que los multiplicadores (PER) son excesivamente altos, es decir, que las Bolsas están caras, pero que hay empresas que tras el anuncio de mejoras de la economía están muy baratas, porque sus cotizaciones arrojan grandes descuentos.
La conclusión es, por tanto, que ahora hay que seguir valores y desatender la tendencia.