La recesión cruza el charco
EE UU supera la crisis, Alemania está en recesión. Carlos Sebastián ve próxima la superación de la crisis de las economías atlánticas, pero no a los ritmos de crecimiento de finales de los noventa
Cuando todo indica una superación de la suave recesión sufrida por la economía estadounudense, las cifras de la Contabilidad Nacional alemana certifican que la mayor economía de Europa está en recesión. Al mismo tiempo conocemos que la segunda mayor, la francesa, ha experimentado una caída en su PIB en el cuarto trimestre de 2001. ¿Se va a producir un fuerte repunte en la actividad americana, como ha ocurrida tras otras recesiones? ¿La recesión del núcleo europeo va a ser intensa? Creo que hay razones para responder negativamente a ambas preguntas.
El informe de Greenspan ante el Congreso de EE UU tiene elementos muy interesantes, aunque termina sorprendiendo con una previsión de crecimiento en 2002 muy optimista (en el rango 2,5-3%), que no resulta del todo coherente con el contenido de su discurso. El propio Greenspan reconoce que las incertidumbres son todavía importantes, por lo que parece arriesgado asegurar que el ritmo de la economía vaya a saltar del 1,2% con el que ha cerrado 2001, tras la revisión al alza del dato del cuarto trimestre, al rango estimado por el presidente de la Reserva Federal.
En el segundo semestre del año pasado el PIB americano creció un 0,5% en tasa interanual y en el primer semestre de este año difícilmente superará el 1%, por lo que acercarse al 3% en el conjunto del año parece una tarea excesiva, aunque en el segundo semestre la tasa interanual pudiera situarse en el rango 2,5%-3%. Por el lado de la actividad, tanto la producción industrial como el valor de la construcción siguen cayendo, aunque cada vez a menor ritmo, y el empleo también continúa disminuyendo. Por el lado de la demanda, las incertidumbre en el mercado de trabajo (que han ocasionado una nueva caída de la confianza de los consumidores en febrero), que el propio Greenspan espera se mantengan durante todo el ejercicio, impedirán una mayor aceleración del consumo. Dada la situación en Europa, Japón y Latinoamérica y la fortaleza del dólar, no se puede esperar que la demanda externa contribuya mucho. Las mayores dudas están en la inversión, que sigue cayendo, pero que puede cambiar rápidamente de tendencia si se confirma la recuperación de los beneficios empresariales. Pero esto se dejará sentir, sobre todo a final de año. Por todo, una previsión de crecimiento en 2002 en el rango 1,5%-1,9% parece el más razonable.
La economía alemana, por su parte, superará la recesión en la que se encuentra y a partir del segundo trimestre de este año registrará un crecimiento positivo. Y ello pese a la debilidad tanto del consumo privado como de la inversión en construcción, que incluso durante la fase expansiva del ciclo ha tenido un comportamiento muy moderado. El deterioro del mercado de trabajo alemán, que se prolongará durante dos o tres trimestres, no va a ayudar a la recuperación del gasto de las familias. El moderado comportamiento del consumo y de la inversión de las familias alemanas ha constituido una diferencia relevante con la evolución de las economías francesa y española y es una de las consecuencias macroeconómicas de la unificación alemana.
En definitiva, la superación de esta suave crisis de las economías atlánticas -el caso de Japón es diferente- está próxima, pero no parece inmediata una vuelta a los ritmos de crecimiento de finales de los noventa.