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Cataluña

PP y CiU acentúan las discrepancias y se preparan para escenificar la ruptura

El alejamiento que en las últimas semanas se ha producido entre el PP y Convergència i Unió alcanzará su momento álgido en los próximos 15 días. La escenificación de la ruptura se materializará con la presentación, por parte de la Generalitat, del recurso de inconstitucionalidad a la Ley de Estabilidad Presupuestaria, así como con el documento sobre autogobierno que el consejero jefe, Artur Mas, prevé difundir el próximo 5 de marzo.

Avalado por un dictamen del Consejo Consultivo, el Gobierno catalán querría haber recurrido ya la semana pasada la llamada ley del déficit cero. La visita del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aplazó la decisión hasta marzo.

Anunciar el recurso mientras Montoro afirmaba en Barcelona el acuerdo sobre financiación no sólo era de mal gusto, sino que elevaba innecesariamente la tensión entre dos formaciones que, a fin de cuentas, lo que quieren es frenar a los socialistas. La versión oficial del retraso apuntaba a que el Gobierno catalán quería dar un cierto margen de confianza al Ejecutivo de Aznar antes de recurrir al Constitucional.

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, remitió a Aznar el dictamen con la intención de darle una última oportunidad de modificar la ley y evitar el recurso. La carta se envió el 14 de febrero y, según Mas, es prudente esperar ¢hasta el 14 de marzo¢.

Una decisión precipitada en este sentido podría haber dificultado, además, la consecución del acuerdo del Senado que insta al Gobierno a dar a Barcelona su Carta Municipal, algo que una semana antes rechazaba Administraciones Públicas y que había provocado una revuelta política de primera magnitud en Cataluña.

Ley de universidades

Este difícil equilibrio se pondrá de nuevo a prueba esta semana, cuando la Cámara catalana debata la presentación de otro recurso (también basado en un dictamen del Consejo Consultivo) contra la ley de universidades. La iniciativa, impulsada por las fuerzas de izquierda, cuenta con la simpatía del ala más radical de CiU, que en su día se oponía a la ley.

Lo previsible, sin embargo, es que se imponga el pragmatismo y CiU rechace recurrir una ley que, aunque a disgusto, acabó votando.

Sin embargo, el rosario de desencuentros entre PP y CiU no se acaba aquí. Sin ir más lejos, el pacto local que propone el Gobierno es, según Pujol, ¢un arma disimulada contra las regiones¢.

El Gobierno, por su parte, no se resigna a quedarse de brazos cruzados y ya ha dado carta blanca al PP local para que actúe en consonancia y plante cara a los nacionalistas cuando sea necesario.

El contundente rechazo a entrar en el Gobierno central no agradó a los populares, que todavía no han encajado el desprecio que supuso la negativa de Jordi Pujol a considerar la oferta. Una muestra es la encuesta que la semana pasada difundió la patronal Fomento Nacional del Trabajo para evidenciar que los empresarios catalanes sí quieren ministros de CiU en Madrid.

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