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Banda ancha

Banda ancha, un sueño aún por alcanzar en Europa

El crecimiento del acceso a Internet a alta velocidad corre el riesgo de frenarse. Bruselas teme que la situación empeore con la quiebra de empresas de cable

El pasado 12 de febrero, la Comisión Europea anunció que la banda ancha y el acceso a Internet a alta velocidad se iba a convertir en uno de los principales puntos de su estrategia. Pero, a la vez, el comisario para la Sociedad de la Información, Erkki Liikanen, reconocía que el sector estaba aún muy retrasado puesto que la penetración era de sólo un 6%; entre otros motivos por su alto coste para los usuarios.

La intervención de Bruselas, criticada por muchos expertos por 'llegar muy tarde', venía a ratificar una situación real: que el acceso a la Red a alta velocidad en el Viejo Continente apenas tiene implantación. Un informe de la consultora Gartner Group, publicado este mismo mes bajo el título La revolución de la banda ancha en Europa es todavía un sueño, indica que sólo entre el 2% y el 3% de los hogares europeos tenían acceso a este tipo de servicios, frente a un 13% en EE UU. Para colmo, las diferencias tecnológicas con el enemigo del otro lado del Atlántico se mantienen.

Y lo peor es que las previsiones no son muy optimistas, estos analistas sitúan en el 10% el ratio de banda ancha para Europa en 2005. Los motivos: ausencia de contenidos atractivos, precios excesivos (según ellos debería caer desde los 60 euros actuales de media a 30 euros), falta de inversión... y, por supuesto, los riesgos de pérdida de competencia en el sector.

En la actualidad, algunas de las grandes compañías europeas de cable como NTL, con presencia en media docena de países (es líder en algunos como Suiza o Irlanda), o UPC, que explota redes de cable en 17 naciones del Viejo Continente, están en quiebra o al borde de la misma. Y no son las únicas. 'Si van a la bancarrota, la competencia caerá, los precios no cederán y será más complicado captar clientes, sobre todo en el área residencial', sentencia Adam Daum, vicepresidente de Gartner Group, que recuerda que sólo en un marco de rivalidad entre competidores se puede permitir el desarrollo de los servicios de banda ancha; y pone el ejemplo de Corea del Sur, donde la actividad tanto del operador dominante como de las firmas de cable ha posibilitado que el país sea el primero del mundo en acceso a Internet de velocidad según las cifras de la OCDE, por delante de Canadá, Suecia y EE UU.

Y mientras la situación es desoladora. NTL, UPC o Telewest se encuentran en procesos de reestructuración. 'Fracasaron en sus objetivos y ahora no han podido afrontar su tremenda deuda', afirma un analista. Una de las primeras consecuencias, según indicaba un estudio de la agencia de calificación Moody's, ha sido la decepción de muchos accionistas, que dificultará que nuevos inversores hagan aportaciones a empresas del sector del cable. Un ejemplo de esta decepción es Microsoft. La firma de Bill Gates entró en el capital de NTL y UPC con una inversión total de 800 millones de dólares. Hoy, el valor de sus participaciones no llega a 10 millones. France Télécom tiene bonos convertibles de NTL por un valor próximo a 2.000 millones de euros que, para algunos analistas, difícilmente podrá recuperar.

Entre los problemas de las cableras, no sólo en Europa sino también en EE UU, figura el fracaso a la hora de captar clientes para sus servicios telefónicos. En este sentido, la consultora de altas tecnologías, Cahners InStat indica que apenas hay 2,8 millones de suscriptores de cable abonados a servicios de telefonía en todo el mundo. En este escenario, algunos observadores creen que se va a producir un aterrizaje de nuevas empresas. 'Liberty y BSkyB van a tomar un papel más activo en el mercado europeo', pronostica un experto británico, aunque añade que ambas firmas están más centradas en el área de televisión de pago que en Internet.

La pasada semana, John Malone, presidente de Liberty y uno de los magnates mundiales de la comunicación con presencia en el accionariado de firmas como AOL Time Warner, News Corp., Comcast-AT&T Broadband o Vivendi, confirmó su intención de convertir dicha firma en la nueva TCI del Viejo Continente. No será fácil. De momento ha visto como las autoridades de la competencia germanas paralizaban la compra de la división de cable de Deutsche Telekom por posible situación de dominio de mercado dada su presencia directa en UPC, primera accionista de PrimaCom. En el país teutón diversas voces han advertido de la invasión extranjera, puesto que a la entrada de Liberty se ha sumado una posible OPA hostil de News Corp. y Rupert Murdoch sobre Kirch, salvado por el momento gracias a la intervención del Hypovereinsbank. Dos de los grandes grupos audiovisuales germanos caerían en manos foráneas. Pero la rumorología en los mercados sigue.

Entre las especulaciones de los analistas figura la intención de Malone de promover una fusión de las británicas Telewest (de la que es accionista de referencia junto a Microsoft) y NTL, la venta de diversas subsidiarias de UPC... pero nadie duda de que va a haber una reestructuración en todo el sector europeo.

Y esa renovación también va a afectar a España. Las dos grandes firmas de cable, Auna y Ono, no han descartado su fusión, que según los analistas sería bajo la batuta del SCH, accionista de referencia en ambas. No habría problemas de competencia porque cada una opera en áreas geográficas distintas. Ahora bien, diversos expertos exigen una clarificación de las estrategias porque de otra manera 'irán a la quiebra', advierte un analista de una consultora norteamericana que añade que sus previsiones indican que en 2005 el ratio de hogares españoles con banda ancha será del 7%. Un 6% corresponderá a los clientes de ADSL y un 1% a los de cable. 'Tendrán que colaborar', asegura este experto.

En definitiva, unas cifras muy bajas por culpa, según esta corriente de opinión, de la ausencia de una política comercial clara que ha llevado a las filiales de Auna, sobre todo, a gastar enormes cantidades de dinero (más de 3.000 millones de euros) en los últimos años en la construcción de grandes redes y 'apenas han sumado clientes'. Por su parte, Ono ha incrementado su base de clientes y sus ingresos aunque también ha visto como sus pérdidas crecían un 78%. Sólo, Telecable, la firma de cable del Principado de Asturias controlada por Hidrocantábrico, ha obtenido un Ebitda positivo superior a 1,5 millones de euros, que anunció la semana pasada.

En los cambios del mercado español también han participado las firmas de telefonía fija vía radio o LMDS: Fusión de Skypoint y Neo, clarificación en el accionariado en Iberbanda (antigua Firstmark), adaptación de las estrategias para la búsqueda de nuevos nichos de negocio...

Ahora bien, todos parecen haber sido engullidos por la velocidad de la implantación del ADSL, en especial por parte de Telefónica. A final de 2001, Telefónica de España y Terra habían sumado cerca de 400.000 clientes por 100.000 de sus rivales, en especial, Uni2, Jazztel y Retevisión. Con estos números, el sector se ha levantado en armas porque los nuevos operadores consideran que la CMT debería impedir que Telefónica se aproveche de su posición de antiguo monopolio para sacar ventajas en esta carrera.

De todas maneras Telefónica no es la única. La mayoría de los antiguos monopolios, como Deutsche Telekom, France Télécom y BT Group, han apostado por el ADSL porque les permite aprovechar sus infraestructuras actuales y evitar una gran inversión en la renovación de redes y la instalación de fibra óptica. Ese fue, sin ir más lejos, el caso de la firma que preside César Alierta, cuyos ejecutivos decidieron trasladar al ADSL las inversiones previstas para el cable, superiores a 3.500 millones de euros.

En este punto también surgen discrepancias sobre la validez del ADSL como la mejor banda ancha. Jaime García Cantero, analista de IDC, cree que esta tecnología crea una banda ancha 'de andar por casa, puesto que su velocidad es muy inferior a la del cable y apenas posibilita, por ejemplo, los servicios multimedia'. Según él, las compañías deben apostar por la inversión en el desarrollo de lo que en el sector se ha denominado ADSL 2 o VDSL, tecnologías que permiten un acceso a Internet a una velocidad mucho mayor, aunque 'para implantarlas podría necesitarse cierta renovación de las actuales redes telefónicas', subraya. Es decir, más dinero y todo en una época de recortes en el gasto.

La sociedad de la información es el futuro. Al menos así piensan los Gobiernos y la Comisión Europea. Pero las Administraciones públicas y las empresas piensan de distinta manera. Todos intervienen en la misma, pero en la actualidad muchas firmas se han replanteado su actividad. Y algunas pueden hasta desaparecer.

Aprovechar la debilidad de los rivales

 

 

 

El holandés Ben Verwaayen, antiguo presidente de KPN y vicepresidente de Lucent Technologies, está dispuesto a resucitar a BT Group. Desde su nombramiento como consejero delegado de la firma británica que agrupa los activos de telefonía fija e Internet de la antigua BT ha buscado una reorientación estratégica. Por un lado, la entrada en áreas como el sector audiovisual, respaldado por el nuevo presidente Christopher Bland (ex cabeza visible de la BBC), y, por otro, la explotación de negocios como el acceso a la web a alta velocidad y la banda ancha.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la presentación de resultados del tercer trimestre, Verwaayen anunció un fuerte recorte de los precios (en torno al 50%) en todos los servicios relacionados con Internet, en un intento de extender el negocio, sobre todo, hacia los clientes residenciales. Según él, el ADSL es la tecnología del futuro.

 

 

 

 

 

 

 

Como siempre surgieron las polémicas. Mientras firmas como Tele2 respaldaron la decisión porque implicaría una mejora de la competencia. Otras, como Buldog o Cable & Wireless, mostraron su oposición porque BT Group podría canibalizar el negocio. La decisión final está en manos de Oftel, el regulador británico.

 

 

 

 

 

 

 

Lo que si es verdad es que Verwaayen ha aprovechado un momento de debilidad de todos sus rivales, con Telewest y en especial NTL al borde del abismo, y con un riesgo serio, en el caso de segunda, de verse obligada a paralizar la actividad por culpa de la falta de liquidez. Eran otros tiempos cuando NTL ganaba fama gracias a sus anuncios en equipos de fútbol de la Premier League inglesa, el Celtic de Glasgow de Escocia o la selección irlandesa de rugby. Ahora su deuda de 17.000 millones de euros está a punto de estrangular su tesorería.

 

 

 

 

 

 

 

En la actualidad, y cuando apenas han entrado en vigor las decisiones adoptadas por la dirección de BT Group, su número de suscriptores a servicios de banda ancha ronda los 120.000, por 125.000 clientes de NTL y 100.000 de Telewest. Unas cifras que colocan al Reino Unido a la cola de los países más industrializados. Verwaayen quiere aprovechar esta coyuntura.

 

 

 

 

 

 

 

Claro que, en muchos países, incluida España, la situación es similar. Y muchas de las nuevas firmas están también en peligro.

 

 

 

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