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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Fusión bursátil en toda regla

Los mercados financieros españoles dieron ayer un paso decisivo para su integración con la creación de la sociedad que los absorberá. Se abre ahora un proceso de carácter técnico en el que se efectuará la valoración de las diferentes sociedades que administran los mercados, se establecerán las relaciones de canje de acciones y se procederá a ejecutar las operaciones societarias requeridas para que, finalmente, todas las entidades afectadas queden bajo el paraguas de Bolsas y Mercados Españoles, la sociedad constituida ayer. Antonio Zoido estará al frente de la nueva sociedad, como era de esperar, dado el mayor peso de la institución que preside (la Bolsa de Madrid) y su propia proyección internacional (preside también la Federación Mundial de Bolsas).

Dos son básicamente las razones que justifican la fusión de los mercados españoles. De un lado, la integración supone un fortalecimiento local que permite enfrentarse a los retos supranacionales. De otro, al absorber Bolsas y Mercados Españoles las sociedades rectoras de las Bolsas de Madrid, Bilbao, Barcelona y Valencia y las que administran los mercados de renta fija, derivados y sistemas de compensación y liquidación de valores se permite poner orden -y valor- en las participaciones ahora dispersas que tienen los accionistas de esos mercados.

Sin esta clave patrimonial y sin la presencia de numerosos accionistas comunes en las diferentes entidades que se fusionan, hubiera sido mucho más difícil la integración. Según su objeto social, la nueva sociedad será responsable de la unidad de acción, decisión y coordinación estratégica de los mercados que se integran y desarrollará las mejoras operativas, funcionales y estructurales que sean consistentes con una mayor eficiencia general y con su potenciación de cara al exterior. Pero, en un ejercicio de equilibrismo, se señala que ello sea sin perjuicio de que las entidades individuales integradas mantengan su identidad, su capacidad operativa, sus órganos de administración y sus equipos gerenciales y humanos. El tiempo dirá si se trata de principios compatibles, aunque parece lógico pensar que la unidad de acción y decisión y las exigencias de mayor eficiencia irán adquiriendo creciente protagonismo, como corresponde a una empresa privada y seguramente en un futuro cotizada.

La oposición de fuerzas centrípetas y centrífugas se ha puesto de manifiesto en el modo en que se ha evitado en todo momento hablar de fusión. La fórmula empleada, creación de una nueva sociedad que lanza ofertas de canje de acciones sobre el 100% de las preexistentes, es exactamente la misma que han usado Usinor, Aceralia y Arbed para su fusión en Arcelor, sólo que en este caso nadie pone reparos al término. De cualquier modo, el importante paso de ayer y los que aún quedan por dar refuerzan la posición española de cara a procesos futuros de negociación internacional, en los que se podrá contar con la fuerza de un mayor tamaño y de una interlocución única.

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