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Coyuntura

La recesión llevó el paro en Japón el año pasado a la tasa récord del 5,6%

El Gobierno japonés publicó ayer nuevos indicadores económicos que ponen en evidencia la gravedad de la crisis que atraviesa el gigante asiático.

El Ministerio de Finanzas anunció que Japón perdió 220.000 empleos durante el mes de diciembre, cerrando con ello el año 2001 con una tasa de paro récord del 5,6%.

Además, las previsiones son bastante negativas. Los japoneses cada vez tienen más dificultades para encontrar un empleo y en estos momentos se calcula que existen dos aspirantes por cada puesto de trabajo.

El ministro de Finanzas, Masajuro Shiokawa, reconoció que el paro seguirá subiendo a lo largo del año, pero descartó que la situación derive a un 'problema realmente serio'. El Gobierno prevé una tasa media de paro del 5,6% para el año fiscal que comienza en abril.

La crisis económica está hundiendo los resultados de empresas niponas, que se ven atrapadas por la falta de consumo doméstico y la caída de las exportaciones. Muchas empresas han optado por trasladarse a países con costes más bajos, como China, lo que agrava la situación del mercado laboral.

Según datos difundidos también ayer, el consumo de los hogares cayó un 4,4% interanual en diciembre, tras haber aumentado un 3,6% en noviembre. El declive acumulado durante todo 2001 es del 0,8%. El temor a quedarse en paro está retrayendo el consumo, lo que se traduce en deflación y más crisis para las empresas.

El sector industrial, que emplea a un quinto de los trabajadores japoneses, recortó 120.000 puestos en diciembre. En construcción, donde trabaja un 10% de los asalariados nipones, desaparecieron 170.000 empleos.

Para el futuro se auguran otros importantes ajustes. Sólo la fusión de Japan Airlines y Japan Air System acarreará la destrucción de 3.000 puestos de trabajo, según han reconocido las propias compañías. Y la empresa de comercio Nissho Iwai anunció ayer que planea despedir a 5.000 empleados.

Destitución de Tanaka

Las medidas del Gobierno para paliar la recesión se vieron retrasadas ayer por una crisis política de primer orden. El primer ministro, Junichiro Koizumi, destituyó ayer a la controvertida ministra de Exteriores, Makiko Tanaka, por las continuas disputas con sus subordinados.

La canciller llevaba meses marginada por el resto del Gabinete. El detonante para la destitución fue la acusación de Tanaka contra el viceministro, Yoshiji Nogami, y el influyente líder político Mikio Aoki de haber impedido el acceso a ciertas ONG a la cumbre de donantes para Afganistán, celebrada en Tokio la semana pasada.

Tanaka, acusada de mentir ante el Parlamento, terminó llorando. La polémica ha sido tan fuerte que ha retrasado el debate sobre el Presupuesto extra y ha forzado su destitución. Resuelta la polémica, el Ejecutivo logró finalmente que los diputados aprobasen un gasto extra equivalente a 19.000 millones de dólares (unos 22.000 millones de euros) para frenar la recesión. El gasto irá destinado a la construcción de viviendas y carreteras, un recurso habitual de los Gobiernos nipones en tiempos de crisis.

Ante la ineficacia de la tradicional política de endeudamiento de los Gobiernos nipones. Koizumi prometió austeridad presupuestaria y la reducción del 2,5% en el gasto presupuestario general para el año fiscal que comienza el próximo abril.

Otra de las promesas del Ejecutivo es la de limitar este año la emisión de nuevos bonos a 30 billones de yenes (unos 2.700 millones de euros), aunque los expertos aseguran que es necesario seguir aumentando el gasto público para combatir con efectividad la recesión.

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