El Gobierno argentino sufre un rápido deterioro por su falta de credibilidad
El deterioro de las condiciones económicas y políticas en Argentina está poniendo en riesgo la estabilidad del Gobierno del presidente Eduardo Duhalde. El choque interno en las filas del peronismo se agrava tras las declaraciones del líder partidario, Carlos Menem. La conflictividad social crece en todo el país.
El presidente Eduardo Duhalde se comparó hoy con el ex jefe del Gobierno español Adolfo Suárez y advirtió que no va a renunciar. En medio de un clima de desazón y angustia social en aumento, los ataques contra su gestión realizados ayer por su compañero de partido Carlos Menem llevaron a Duhalde a formular declaraciones a pesar de su tendencia a mantener silencio.
"Van a escuchar comentarios desestabilizadores, que Duhalde se quiere ir, que va a renunciar, que van a renunciar sus ministros: yo quiero decirles que estoy muy seguro de lo que hago", dijo ante representantes de ONG en la residencia presidencial de Olivos. Pero la realidad social que se palpa en las calles de las paralizadas ciudades argentinas muestra que los rumores no caen del aire.
Ayer, el Gobierno adoptó dos actitudes contradictorias que han puesto de relieve la intrincada lucha de tendencias dentro del oficialismo gobernante, reflejo directo de las presiones cruzadas provenientes de las empresas locales, europeas y estadounidenses.
Por un lado, el paso de dólares a pesos de las deudas de particulares con los bancos se reglamentaron en un sentido mucho más restrictivo. Ahora, sólo los deudores hipotecarios se verán favorecidos con la conversión un peso por un dólar de los préstamos tomados por importe de hasta 100.000 dólares.
Aquellas personas que contrajeron deudas para remodelación de viviendas, compra de automóviles o cuestiones personales han visto reducir ese tope a 35.000, 15.000 y 10.000 dólares, respectivamente. Las presiones de los bancos han surtido efecto, pero esto sólo servirá para acrecentar el malestar social con el Gobierno y la banca.
Cesión a los bancos
Más grave aún es la decisión de pasar los depósitos en cajas de ahorros a imposiciones de plazo fijo. Una medida que impide a los depositantes retirar su dinero y que agrava el cuadro de falta de liquidez y recesión. El ex secretario de Hacienda, Juan Alemann, señaló que con esta última decisión "se ha roto el sistema" bancario.
Además, el esquema temporal de devolución de los depósitos en dólares y pesos afectados por el bloqueo aleja cualquier optimismo. Hasta 2003 no comenzarán a reintegrarse las imposiciones en dólares y a lo largo de este año se devolverán las imposiciones en pesos, a cuentagotas en ambos casos. Un cuadro potencialmente explosivo, económica, social y políticamente.
En segundo lugar y contradictoriamente con esta cesión de posiciones ante la banca, el jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, afirmó ayer que el Gobierno no acepta la propuesta de petroleras de conceder un crédito de 1.400 millones de dólares (1.600 millones de euros) a cambio de la eliminación del impuesto a las exportaciones de crudo.
"No avalamos ningún tipo de operación de financiamiento para el sector público, sino que pretendemos cooperación lisa y llana", dijo, y agregó que "estamos dispuestos a cambiar regalías petroleras por un crédito".
El Gobierno ha vuelto a anunciar que hoy finaliza el cierre cambiario que mantiene congeladas las operaciones de comercio exterior. En los últimos días también ha anunciado la medida y al final se ha echado atrás.
"Es una locura, nos cuesta mantener la estructura en pie cuando no podemos hacer negocios: no tenemos ganancias y tampoco sabemos cómo será el nuevo mercado desdoblado", señaló un veterano cambista. El banco central aún debe aclarar qué operaciones tendrán el tipo de cambio oficial y cuáles se regirán por el dólar paralelo, cuyo valor determinará el mercado.
En el terreno político, el aumento de precios, la falta de mercado cambiario y los ataques de Menem al Gobierno se combinan con reclamos sociales en aumento. Los gobernadores de provincias se reunieron ayer con Duhalde para tratar el siempre difícil tema de la coparticipación de impuestos entre el Estado central y los provinciales.
"Menem se ha convertido en la punta de lanza de los intereses del capital extranjero y por eso trabaja para el fracaso de Duhalde. Una nueva crisis es cuestión de días", dijo a este periódico un importante político independiente que guarda estrecha relación con ambos líderes y con el ahora ministro de Exteriores, Carlos Ruckauf.
En los últimos tres días, los reclamos sectoriales crecen como hongos en Argentina. No se trata de reivindicaciones unificadas, sino de una serie de movimientos sociales que piden solución urgente por parte de las Administraciones nacional, provinciales y municipales. Ayer, en la ciudad de Santiago del Estero, en el centro del país, una cacerolada frente a la casa de un político tradicional de esa provincia terminó en un intento de linchamiento del dirigente, que huyó por los techos de la vivienda y fue rescatado por policías federales.
En la capital argentina, los médicos y otros trabajadores del sector sanitario se manifestaron en contra de los poderes especiales concedidos al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y en reclamo del pago de salarios atrasados, de la entrega de medicamentos a los desabastecidos hospitales y en contra de que sus remuneraciones les sean liquidadas en bonos. Vecinos de distintos barrios acompañaban esa movilización.
En Rosario, la tercera ciudad del país, productores agropecuarios y comerciantes se concentraron frente a dos bancos por los inconvenientes para operar en el sector financiero. En Resistencia, capital de la provincia del Chaco, en la frontera con Paraguay, miles de vecinos marcharon por las calles para pedir la derogación de un decreto que dispuso la estatalización de las deudas de 283 clientes del banco provincial por 60 millones de dólares. También pedían sus salarios atrasados. Asimismo se registraron cortes de carreteras por desocupados en Tucumán, protestas de médicos y empleados sanitarios en Río Negro, cortes de calles y huelgas de funcionarios en San Juan, y enfrentamientos entre policías y jóvenes desocupados en Neuquén.