El caso Enron endurece las calificaciones crediticias
Aumenta la presión sobre los bonos de las empresas de EE UU. La quiebra de Enron, la mayor de la historia del país, ha traído consecuencias para las numerosas compañías que soportaban exposición financiera en la eléctrica. Su colapso ha alertado a las agencias, que han puesto las calificaciones crediticias en cuarentena.
Las agencias de calificación de deuda están en guardia. La quiebra de Enron, que sorprendió a los mercados hace menos de un mes, ha supuesto un duro golpe para los inversores, que han visto cómo uno de los grupos más emblemáticos de la economía estadounidense se venía abajo, aparentemente, de la noche a la mañana.
Los analistas fueron entonces criticados por condescendientes y por demorar en exceso las rebajas de valoración de la compañía. Las agencias habían recibido fuertes presiones para mantener la calificación crediticia de Enron hasta que Dynegy completara la adquisición.
Sin embargo, el recorte de la calificación llegó y aceleró un desenlace inevitable. Standard & Poor's y Moody's recortaron la calificación de deuda de Enron hasta el nivel considerado bonos basura o de alto riesgo. Automáticamente, 4.400 de los 18.000 millones de dólares de deuda se hicieron cobrables. Dynegy dio por finalizada la fusión.
La repercusión sobre otras compañías del sector no se ha hecho esperar. La desconfianza ha aumentado en la renta fija, que piden más rentabilidad, y los analistas han puesto en revisión sus calificaciones. Moody's redujo hace una semana la calificación de deuda de Calpine hasta el nivel de bonos basura, porque la compañía debe gestionar la "significativa carga de deuda que mantiene", si bien recalcan que no hay relación entre la situación de Enron y Calpine. La rentabilidad de los bonos pasó del 8,2% al 12%.
La pretendiente de Enron, Dynegy, tampoco ha salido bien parada. Su deuda a corto plazo, conocida como títulos comerciales, ya tiene calificación de bono basura por Moody's, que amenaza con más rebajas. Mirant y NRG Energy son otros grupos del sector en punto de mira.
Pero las consecuencias no se han quedado en el sector energético. Compañías no directamente relacionadas con Enron son ahora minuciosamente estudiadas. La banca fue otro de los sectores más penalizados por el mercado tras el anuncio de suspensión de pagos, dada la alta exposición de grupos como JP Morgan y Citigroup en la firma quebrada. Bancos europeos, como Abbey National o ING, también se vieron afectados.
Según S&P, aunque las pérdidas derivadas de la bancarrota de Enron no representan un motivo por sí solo para revisar las calificaciones, sí serán un factor para tener en cuenta "en el contexto de los crecientes problemas de la industria, incluida la debilidad de los ingresos y los problemas de crédito".
Ni las aseguradoras han escapado a la presión. La exposición de las carteras de activos a títulos emitidos por Enron "tardará algún tiempo en resolverse", según S&P. Sin embargo, esta incertidumbre "no tendrá impacto por sí misma sobre las calificaciones de estas compañías", afirman los analistas.
Los expertos también creen que las compañías de producción petrolífera, como Exxon y Chevron Texaco, tendrán sobrecarga en sus carteras, lo que afectará a sus resultados, si bien no lo suficiente como para reducir las valoraciones de deuda.
La severidad de los analistas y el aumento de los tipos de interés han afectado a las empresas que tenían previsto vender papel.
El fabricante de gasoductos Lone Star ha cancelado su oferta, mientras la empresa de bebidas Cott o la televisión por cable Echostar tendrán que pagar una alta rentabilidad para compensar el riesgo, una vez que Moody's y S&P calificaran su deuda de alto riesgo.
Un 4% de los emisores nunca llegará a pagar
La probabilidad de impago entre las compañías estadounidenses emisoras de deuda ha aumentado en noviembre hasta el 4,1%, frente al 3,3% del mismo periodo del año anterior, según un informe de la agencia de calificación de deuda Moody's. Este dato implica que unas 288 empresas analizadas por la firma dejarán de pagar a sus acreedores en los próximos 12 meses.
Según los expertos, el riesgo de impago ha aumentado a medida que empeoran las previsiones empresariales por la crisis económica, se acentúa la volatilidad de la Bolsa y se intensifica la preocupación sobre la salud financiera de grandes empresas, que ha llevado a los inversores a exigir mayores rentabilidades.
Todos estos factores han llenado el mercado de lo que se conoce como ángeles caídos, empresas cuya deuda ha perdido la calificación de inversión segura, para pasar a ser de alto riesgo.
En Europa, este ha sido el caso del grupo aéreo British Airways y el fabricante de equipos de comunicación Marconi. También en EEUU los bonos de la compañía de distribución KMart y la empresa de servicios de comunicación Global Crossing tienen calificación de "basura", después de que Moody's bajara cinco niveles la deuda de esta última.