La OCDE asegura que el Grupo de los Siete se encuentra en recesión
La desaceleración de las economías más industrializadas ha sido más rápida e intensa de lo que cabía prever y ya se encuentran oficialmente en recesión. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el conjunto de las economías del Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) ha registrado dos trimestres consecutivos de contracción (-0,1% y -0,2% en el segundo y tercer trimestre, respectivamente).
Y ésa es la definición consensuada entre los economistas de una recesión, por otro lado ya esperada por el mercado a estas alturas del ejercicio.
El FMI debería validar la semana próxima esta tesis cuando publique por cuarta vez (lo normal son dos previsiones) en el año su previsión revisada del crecimiento económico mundial.
Las diferencias entre los miembros de la OCDE son, no obstante, significativas. Por países, sólo Japón se encuentra estrictamente en recesión aunque la contracción fue menor en el tercer trimestre que en el segundo (-0,5% frente al -1,2%).
Pero cuatro de los siete países del grupo de los más industrializados registraron crecimientos negativos entre julio y septiembre. Se trata de Alemania (-0,1%), Canadá (-0,2%), Japón y Estados Unidos (-0,3%). En este último caso, las cifras oficiales de EE UU desvelan una caída mayor de la actividad, en concreto del 1,1% en ese periodo.
Los países con mejor desarrollo económico fueron Francia (0,5%), Reino Unido (0,5%) e Italia (0,2%). Curiosamente, estas economías registraron una clara mejora en el tercer trimestre respecto al periodo anterior. Una tendencia que, sin embargo, no es previsible que se mantenga en los próximos meses.
No hay que olvidar que el impacto más virulento sobre la actividad de los atentados contra Estados Unidos del 11 de septiembre se espera para el último trimestre del año.
En su conjunto, los 30 países que integran la OCDE han registrado dos trimestres consecutivos de estancamiento económico, con crecimiento cero entre abril y septiembre. En tasa interanual, el crecimiento en el tercer trimestre fue del 0,8%, frente al 1,2% registrado entre abril y junio, lo que supone su nivel más bajo desde que la OCDE armonizó la estadística a principios de 1995.
Diferencias en Europa
En Europa, el comportamiento difiere entre el conjunto de la Unión Monetaria y los países de la zona euro. El crecimiento de los Quince aumentó en el tercer trimestre un 0,2%, frente al 0,1% registrado entre abril y junio, empujado principalmente por el positivo desarrollo del Reino Unido. Para los 12 países que comparten el euro, el crecimiento permaneció invariable en el 0,1% entre abril y septiembre, consecuencia del fuerte deterioro que registra Alemania.
Estos datos ponen en evidencia la gravedad de la crisis actual, frente a otras recientes como la asiática y la rusa de 1997 y 1998. Entonces, el colapso se inició en las economías emergentes y se trasladó, ligeramente, a los países industrializados. El movimiento, ahora, es el contrario y sincronizado en los países industrializados, lo que conforma un escenario incierto.
La coyuntura está, además, condicionada por la ofensiva bélica en Israel y Afganistán y por la crisis argentina, con su posible contagio al resto de emergentes.
Caen el 8,2% las importaciones de EE UU
El déficit por cuenta corriente de Estados Unidos se redujo un 11,7% en el tercer trimestre hasta su nivel más bajo en casi dos años, como consecuencia de la caída de las importaciones derivada de la debilidad de la demanda interna, informa Reuters.
La balanza por cuenta corriente, el indicador más amplio del conjunto de los intercambios comerciales, registró un déficit de 95.000 millones de dólares (106.400 millones de euros, 17,7 billones de pesetas) entre julio y septiembre. En el segundo trimestre el déficit corriente ascendió a 107.600 millones de dólares (120.512 millones de euros, 20 billones de pesetas).
Las importaciones de bienes, servicios y capitales cayeron un 8,2% en ese periodo, mientras que las exportaciones se redujeron un 6,6%. Pese a la fuerte reducción del déficit corriente, Wall Street había previsto una caída aún mayor hasta los 93.800 millones de dólares.
Durante la expansión de los años noventa, la escalada del déficit corriente levantó varias voces de alarma por su insostenibilidad y el riesgo que suponía de desestabilización económica. El presidente de la Reserva Federal, Alan Greens-pan, ha venido defendiendo que el constante saldo negativo de la balanza corriente representaba, además, una amenaza para la cotización del dólar.
Pese a ello, la divisa estadounidense se ha revalorizado un 4% en lo que va de año y un 35% desde 1995.