Alemania presiona a Bruselas para retrasar el déficit cero hasta 2006
La Comisión Europea volvió ayer a pedir a la zona euro un esfuerzo adicional para lograr el equilibrio fiscal en 2004, pero Berlín supedita ese reto a una recuperación de la economía alemana que no se vislumbra en ninguna previsión económica. Su ministro de Finanzas, Hans Eichel, retrasará hasta 2006 la consolidación fiscal si Alemania crece sólo el 0,75%. Su propuesta, para desmayo de la Comisión, cuenta ya con el beneplácito de Francia, que como Alemania celebra elecciones el año que viene, y Portugal.
Bruselas contra Berlín, 2004 contra 2006. Y de telón de fondo de la batalla, un Pacto de Estabilidad y Crecimiento que Alemania forjó en 1997 por desconfianza hacia el déficit endémico de países como España o Italia, pero cuya presión parece ahora insoportable para la mayor economía de la zona euro en esta primera crisis económica que atraviesa la Unión Monetaria.
Eichel reiteró ayer en Bruselas, donde se celebraron los Consejos de Ministros de Economía de la zona euro y de la UE, su aspiración a un déficit cero en el 2004. Pero advirtió que su revisión del programa de estabilidad, la próxima semana, incluirá un escenario de riesgo que puede retrasar la consolidación fiscal hasta 2006.
Ese escenario, que Eichel describe como un crecimiento del 0,75% en 2002, no es de riesgo para la Comisión Europea, sino el más probable que se produzca. Mientras que el alemán se aferra a un objetivo de crecimiento del 2,5%, las previsiones de otoño de la Comisión sólo auguran un incremento del PIB del 0,7%.
Incluso el escenario optimista de Eichel inquieta en la Comisión. Berlín confía en reducir el déficit al 2% si la economía crece próxima a su potencial (en torno al 3%). Bruselas, en cambio, prevé un déficit del 2,7%, demasiado próximo en este clima de incertidumbre al límite del 3% que dispara las sanciones a un Estado miembro. Como el resto del pacto, ese umbral tan exigente obedece a la ortodoxia fiscal del Gobierno alemán de Helmut Kohl.
Pero cinco años más tarde, y con un Gobierno socialdemócrata en el poder, Berlín reclama un respiro en la austeridad del gasto público. El gobierno de Lionel Jospin, que como Gerhard Schröder se enfrenta en 2002 a una revalida electoral, parece secundar la petición alemana. Y al tándem franco-alemán se sumó ayer un tercer Gobierno socialdemócrata, el del portugués António Gutierres.
Apoyo portugués
El ministro luso de finanzas, Guilherme Oliveira Martins, recalcó al término del Consejo de Ministros la influencia de la economía alemana en toda la zona euro y se mostró partidario de apoyar las peticiones de clemencia de la República Federal.
Las finanzas públicas de Francia, Alemania y Portugal figuran entre las más alejadas del equilibrio fiscal y son objeto de continua vigilancia por parte de la Comisión. Italia ocupa el cuarto lugar en ese pelotón rezagado, pero su titular de finanzas, Giulio Tremonti, prefiere de momento observar la batalla con discreción. "Tenemos que hablar entre nosotros, decidir entre nosotros", recomendaba ayer. "Y airear lo menos posible", remataba el ministro del Gobierno de Silvio Berlusconi.
"Hay discrepancias", reconocía el comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes. "Es normal y se seguirá discutiendo". Bruselas, consciente de que las desviaciones en los objetivos presupuestarios de este año se repetirán en el próximo ejercicio, intenta que la erosión fiscal no mine también la credibilidad del compromiso de rigor presupuestario en la zona euro.
El veredicto de Solbes no se conocerá hasta el mes de febrero, pues, a diferencia del año pasado, la Comisión presentará primero un análisis global de la situación de las finanzas públicas en la zona euro en el que se pueden difuminar los deslices presupuestarios de cada país.
Freno a la liberalización
El "consenso general", afirma el vicepresidente económico Rodrigo Rato, es "que la estabilidad macroeconómica que disfruta la zona euro no debe ser vulnerada por políticas que pongan en peligro lo conseguido". El comisario Solbes concreta más su petición. "Sobre la base de nuestro potencial de recuperación esperamos un esfuerzo (...) para lograr equilibrio o superávit en 2004".
Rato confía en que la actividad económica de los Doce se recupere el año que viene "a lo largo del segundo semestre". Pero insiste en que esa recuperación debe ir acompañada de reformas estructurales que aumenten el potencial de crecimiento de la zona euro.
El año 2001, sin embargo, se salda con un fracaso casi completo de esos llamamientos continuos para mejorar la competitividad de la Unión Europea. Alemania arruinó 12 años de negociaciones para armonizar la legislación sobre ofertas públicas de adquisición (OPA). Francia reventó la propuesta de la comisaria de Energía, Loyola de Palacio, para la liberalización de los mercados de electricidad y gas en 2002. El Gobierno de Aznar, a pesar de su autoproclamada fe liberalizadora, frenó la apertura del sector postal, retrasó la directiva de venta de servicios financieros a distancia y abortó el proyecto de una patente comunitaria. El Parlamento Europeo, por su parte, se resiste a admitir una regulación ágil de los mercados bursátiles que esquive los largos proceso de tramitación de las directivas.
Ayer mismo, al término del Consejo de Ministros de Industria y Energía de la UE, De Palacio admitía en Bruselas que su propuesta de liberalización energética deberá limitarse de momento al tramo industrial de los clientes. Los hogares aún tendrán que esperar.
La UE, por otra parte, prolongó hasta el 31 de marzo la cobertura aseguradora que ofrece a las líneas aéreas.
La caída de la confianza en la UE prosiguió en noviembre
La Casa Blanca ordenó ayer la congelación de los fondos y bienes de la fundación El pasado mes de noviembre, España fue, junto a Francia y Alemania, uno de los países de la Unión Europea que mayores descensos registró en el llamado indicador de sentimiento económico, que elabora la Comisión Europea y que mide la confianza de la economía en general. Este indicador volvió a caer en noviembre pasado 0,5 puntos, tanto en la zona euro como en el conjunto de la UE, según informó ayer la Comisión Europea.
En el caso de la UE, el índice pasó de los 99,3 puntos de octubre a los 98,8 de noviembre, mientras que en la zona euro el cambio fue de 99,1 a 98,6, en la escala que emplea el Ejecutivo comunitario para valorar la confianza en la economía y que toma como referencia los 100 puntos en 1995. El declive de noviembre fue mucho más limitado que el correspondiente al mes anterior, cuando la caída de la confianza de los principales agentes económicos en la coyuntura económica de Europa alcanzó un punto, justo el doble que en el mes pasado.
Por países, la Comisión precisa que los mayores descensos se registraron en Alemania (-0,8), España (-0,6) y Francia (-0,4), mientras que, por el contrario, el índice de confianza aumentó en siete Estados: 0,2 puntos en Dinamarca, Suecia y Austria, y 0,1 puntos en Grecia, Italia, Holanda y Reino Unido. El índice de confianza industrial registró una caída de dos puntos tanto en la zona euro como en los Quince; en cuanto a la confianza de los consumidores, en noviembre se mantuvo la línea negativa iniciada en enero, al bajar dos puntos en las dos zonas.
Por otra parte, el desempleo en la unión monetaria europea se mantuvo estable en el mes de octubre, con una tasa sobre población activa del 8,4%, según los datos distribuidos ayer por Eurostat; hace un año, en octubre de 2000, la tasa de desempleo en la zona llegaba al 8,5%. Por lo que se refiere a la Unión Europea, la tasa de desempleo es del 7,7%, frente al 7,9% de hace un año.