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INTERNACIONAL

Los líderes afganos buscarán el lunes en Berlín una solución política

El próximo lunes comenzará en Alemania la conferencia interafgana con el propósito de empezar las conversaciones para formar un Gobierno de consenso en Afganistán, según anunció ayer el enviado de la ONU a este país. La Alianza, que dudó hasta el último momento, confirmó ayer su asistencia.

El futuro de Afganistán comenzará a decidirse en el centro de conferencias del Ministerio de Asuntos Exteriores en Berlín. Sin embargo, no hay que esperar milagros de la reunión, sino "un primer paso" en la búsqueda de un Gobierno participativo, como apuntó ayer el enviado especial adjunto de Naciones Unidas para Afganistán, Francesc Vendrell, quien mostró "sus grandes esperanzas" por la conferencia.

Una vez confirmada la asistencia del Gobierno provisional de la Alianza del Norte que preside Burhanudín Rabani, parece cada vez más seguro que la mayor parte de la población afgana, exceptuando a los talibán, estará representada en las conversaciones. A la cita acudirán los intelectuales afganos conocidos como el Grupo de Chipre y los pashtunes (etnia mayoritaria en Afganistán), además de representantes del ex rey exiliado en Roma Zahir Sha. Vendrell expresó su esperanza en que el Frente Unido (como ahora se hace llamar la Alianza), representante en su mayoría de etnias norteñas como uzbecos o tayikos, envíe a algún miembro de la comunidad hazara, los chiítas afganos "que han sido los más discriminados en el pasado".

Por el contrario, no parece que vayan a acudir los pashtunes del este, liderados por el gobernador de Nangarhar, Hajji Qadiri, cuya fidelidad al Gobierno de Rabani es más que dudosa.

La conferencia, cuya duración no está definida, pero debe ser inferior a un mes, conducirá a la convocatoria de la Loya Jirga, la gran asamblea de notables afganos, quienes a su vez deben ponerse de acuerdo en la convocatoria de futuras elecciones "en unos años".

Mientras la ONU se centra en la reconstrucción política, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, inauguró en Washington una conferencia en la que participan 21 países con el objetivo de reconstruir el país económicamente, después de que la guerra declarada por EE UU haya lastrado aún más a uno de los países más pobres del planeta.

"Vamos a tener una enorme obligación, no sólo Estados Unidos, sino la comunidad internacional entera, de no dejar al pueblo afgano en la estacada y no marcharnos como se ha hecho en el pasado", dijo Powell.

Según la prensa afgana los bombardeos que ayer se efectuaron sobre Kandahar, ciudad situada en el sur del país, se cobraron la vida de cinco personas. En el norte, los talibán continuaban sitiados en Kunduz, junto a los extranjeros que les han ayudado durante la campaña militar de EE UU y los miembros de Al Qaeda. La Alianza del Norte ha ofrecido amnistía a cualquier talibán que se rinda en Kunduz, último reducto del anterior Gobierno, pero no ha prometido lo mismo a sus compañeros árabes, paquistaníes o chechenos.

Entretanto, EE UU probaba ayer una nueva táctica para encontrar a Osama Bin Laden, ofreciendo a través de la radio afgana una recompensa de 25 millones de dólares (4.625 millones de pesetas) a quien aporte información sobre su paradero. "Corre y se esconde, pero el lazo se está estrechando", dijo ayer el presidente de EE UU, George Bush.

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