Los países subdesarrollados, en peligro por la crisis del comercio
Los atentados del 11 de septiembre han generado una crisis en cadena. El Banco Mundial afirma que la economía de los países menos desarrollados se verá gravemente afectada por el descenso global de la demanda de materias primas, el incremento de los costes comerciales, la caída de los flujos de capital (dada la aversión al riesgo) y la crisis del turismo.
Los efectos de la crisis variarán en función de los vínculos de los países en desarrollo con las naciones más industrializadas.
El sur de Asia se verá menos afectado, dada su escasa conexión con la economía global. Sin embargo, el este de Asia y las regiones del Pacífico se verán gravemente perjudicadas por la menor demanda en EE UU y Japón de productos de alta tecnología. Latinoamérica sufrirá por la caída de los precios de las materias primas y del negocio del turismo. Lo mismo ocurrirá en el África subsahariana.
En el caso africano, las perspectivas del Banco Mundial son especialmente sombrías: "La gradual recuperación de la crisis económica de finales de los noventa es muy posible que termine temporalmente descarrilada, con los ingresos per cápita estancados durante el periodo 2001-2002 y la reanudación del crecimiento sólo a partir de 2003".
La aversión al riesgo, generada por la incertidumbre en la que vive Occidente, pondrá en dificultades a los países con alta necesidad de financiación externa, como es el caso de Turquía, Argentina, Brasil e Indonesia.
El Banco Mundial afirma además que las recientes bajadas de tipos aprobadas por las principales autoridades monetarias internacionales no beneficiarán a los países en desarrollo. "Sólo los deudores más solventes podrán acceder al mercado en busca de nuevos préstamos, en contraste con lo que sucedió a principios de los noventa, cuando las fuertes bajadas de tipos en EE UU aceleraron los flujos de capital hacia las economías emergentes". El Banco Mundial destaca que las compras de deuda de países emergentes cayeron en septiembre un 35%.
Otro de los efectos perversos generado por los atentados está en el comercio internacional. La crisis económica global, acelerada tras los ataques terroristas, ha reducido drásticamente la demanda de materias primas y de productos de alta tecnología. Latinoamérica y África son altamente dependientes de los ingresos por exportaciones de materias primas agrícolas.
La reducción de la demanda ha provocado una caída drástica del volumen de exportaciones y de los precios. La situación no es nueva, según la entidad internacional. Los precios de las materias primas, excluido el petróleo, llevan cuatro años consecutivos de caídas. Por otra parte, los nuevos costes de seguridad por la amenaza terrorista han encarecido enormemente el tráfico de mercancías, reduciendo así el margen de beneficios de las exportaciones.
Movimiento de refugiados
El banco también destaca la vertiente económica de un problema humanitario: los desplazamientos de población, aterrorizada por las guerras y el hambre. La institución afirma que, antes de la actual guerra, más de 3,5 millones de afganos vivían ya en campos de refugiados en Pakistán e Irán.
El Banco Mundial afirma que la actual crisis mina las oportunidades de los países emergentes de escapar a la pobreza. De ahí que haya reducido su previsión de crecimiento para estos países en 2002 desde el 4,3% inicial a un 3,7% de media.