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China y Taiwan ya son miembros de la OMC

La Organización Mundial de Comercio (OMC) aprobó el fin de semana el ingreso en la institución que regula el comercio internacional de China y Taiwan, lo que debe propiciar una mayor integración económica entre ambos, al margen de su rivalidad política. La reunión ministerial de Doha (Qatar) debate la necesidad de lanzar una nueva ronda de liberalización, pero la producción agrícola sigue siendo el gran escollo.

La Organización Mundial de Comercio aprobó ayer la entrada de Taiwan en la institución que rige el comercio internacional, un día después de la histórica autorización a China para acceder al mismo organismo.

China considera a Taiwan una provincia renegada y ha amenazado en repetidas ocasiones invadir la isla si ésta declara la independencia. Para evitar problemas, la OMC integra a Taiwan con el estatuto de "territorio de aduana separada", al igual que sus islas de Penghu, Kinmen y Matsu.

China había reclamado su acceso hace 15 años y Taiwan inició el proceso hace 12 años. Pekín siempre puso como condición entrar antes que su rival política.

Taiwan levantó hace pocos días la prohibición de hace 50 años de inversión y comercio directo con China con la intención de mejorar la relación entre ambos países. La isla sufre el peor momento económico en 30 años y su ingreso en la OMC se prevé que sirva para mejorar su situación y la del partido hegemónico de cara a las elecciones que se celebran en diciembre.

El acceso al gigantesco mercado chino se espera sirva para mejorar las maltrechas exportaciones de los países ricos. Estados Unidos, que fue pionero en entablar relaciones comerciales con Pekín en los años setenta se perfila como el más beneficiado, especialmente su sector agrícola, que prevé incrementar sus exportaciones en 2.200 millones de euros al año.

Es el sector agrícola-ganadero el principal punto de fricción en las discusiones entre países pobres y ricos para lanzar una nueva ronda de liberalización comercial.

La reunión de Doha está reflejando una vez más que las disputas en torno al sector primario son el escollo principal para decretar una nueva ronda.

El comercio agrícola-ganadero alcanza la cantidad de 660.000 millones de euros (algo más de 100 billones de pesetas), y los subsidios que tanto Estados Unidos como la Unión Europea conceden a sus agricultores supone la ruina de las explotaciones minifundistas de los países pobres y en vías de desarrollo. La OCDE ha valorado en 212.000 millones de euros las ayudas tanto directas como indirectas concedidas por la UE, Estados Unidos y Japón al sector agrícola.

El borrador preparado por la OMC para eliminar los subsidios y aranceles agrícolas ha sido considerado "inaceptable" por el comisario europeo Franz Fischler.

Japón también ha criticado el documento y se reafirma en su idea de que no deben prefijarse renuncias hasta que las conversaciones comiencen en la nueva ronda, si esta tiene lugar.

Los países pobres cuentan con aliados ricos como Nueva Zelanda y Australia, que forman parte del poderoso grupo de Cairns, que integran 18 países exportadores (Brasil, Suráfrica e Indonesia, entre los destacados).

El arancel para productos del campo está en torno al 40%, mientras que el industrial no llega al 10%.

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