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Bush pacta con Microsoft para poner fin al litigio por monopolio

Microsoft y el Gobierno de George Bush han sellado un principio de acuerdo amistoso para poner fin al juicio antimonopolio contra la compañía. Pero los castigos incluidos en el pacto son tan modestos que algunos fiscales estatales podrían rechazarlo y continuar con el proceso por su cuenta.

El Gobierno de George Bush está dispuesto a poner fin al juicio antimonopolio contra Microsoft con un pacto amistoso que, según las filtraciones a la prensa americana, incluye castigos bastante benignos.

La noticia hizo que se dispararan las acciones de la compañía, que cerraron ganando un 6,35%. Pero algunos analistas avisaron que las sanciones previstas en el pacto con el Gobierno son demasiado modestas como para que las secunden los 18 fiscales estatales que participan en la demanda.

El acuerdo se basa en limitaciones a la conducta que estarán vigentes durante un plazo de cinco años (ampliable en otros dos si incumple alguno de los puntos). Un comité de tres expertos independientes se encargará de vigilar su cumplimiento.

La empresa renuncia a firmar contratos de licencia restrictivos con los fabricantes de ordenadores para que favorezcan la distribución de sus productos en detrimento de los de sus competidores.

Además, el acuerdo da más margen de maniobra a los fabricantes para decidir qué programas incorporan y qué iconos aparecen en la pantalla inicial, y amplía el acceso de otros programadores al código fuente del sistema operativo Windows.

Microsoft ha sido acusada de escatimar la entrega de las especificaciones técnicas necesarias para que los programas de otras compañías funcionen bien con el Windows. Algunos reclamaban por ello que se la obligue a compartir plenamente el código fuente del sistema operativo. Pero Microsoft alega que ello pone en peligro su propiedad intelectual.

Según los detalles filtrados a los medios, Microsoft se compromete a poner el esqueleto del código fuente del Windows en unas "instalaciones seguras", donde empresas cualificadas podrán acudir para estudiarlo y hacer sus consultas.

El problema estará a la hora de ponerlo en práctica, porque será muy difícil evaluar si está o no entregando toda la información técnica necesaria a los otros programadores.

Combinación de productos

Además, el pacto no impedirá a la compañía seguir combinando todo tipo de productos y servicios. La combinación de productos fue, precisamente, la que dio origen a esta demanda en 1998.

Microsoft había combinado entonces el navegador Explorer con el sistema operativo Windows. Tres años más tarde, la empresa acaba de lanzar un Windows XP que integra todo tipo de productos y servicios.

Los castigos negociados por el Gobierno de Bush son, pues, mucho más modestos que los que pidió inicialmente el Gobierno de Bill Clinton. Aquel equipo solicitó la segregación forzosa de Microsoft porque consideraba que las restricciones de conducta eran insuficientes y difíciles de supervisar.

Además, no se fiaba de Microsoft, porque la compañía ya firmó un acuerdo de buena conducta con el Gobierno en 1994 y no lo cumplió. El juez Thomas Penfield Jackson les dio la razón y ordenó la división de Microsoft en dos empresas (una de sistemas operativos y otra de aplicaciones). Pero su mandato fue anulado por el tribunal de apelaciones.

Cuando George Bush llegó a la presidencia, analistas y expertos legales señalaron de inmediato que Microsoft podría conseguir una solución amistosa mucho menos severa. Y la previsión parece a punto de cumplirse. El escollo más importante son los fiscales de los Estados, que ya bloquearon el año pasado un principio de acuerdo porque lo consideraban demasiado blando.

El pacto de ahora ha sido filtrado en vísperas de que venza (hoy viernes) el plazo fijado por la juez Colleen Kollar-Kotelly para buscar una solución amistosa. Con lo cual los fiscales estatales, que seguían sin pronunciarse sobre el asunto al cierre de esta edición, tendrán poco tiempo para revisarlo.

Duras críticas

Quienes sí opinaron de inmediato son los grupos de usuarios y algunas agrupaciones empresariales, que recibieron la noticia con durísimas críticas.

Ken Wasch, presidente de la Asociación de la Industria de la Información y el Software, dijo que el Gobierno "se ha rendido completamente" y que Bill Gates debe estar "bailando por los pasillos de Microsoft ha esquivado la bala una vez más".

La Unión de Consumidores y la Federación de Consumidores de América calificaron el preacuerdo como "escandaloso".

El Gobierno puede pedir a la juez que amplíe el plazo de negociación aduciendo que el acuerdo de todas las partes es inminente.

Si al final no logra convencer a los Estados, éstos pueden continuar el proceso por su cuenta para intentar que se impongan castigos más severos mediante sentencia firme.

 

La compañía aún tiene otras causas pendientes

Un acuerdo amistoso con el Departamento de Justicia de EE UU y los fiscales estatales supondría un claro alivio para Microsoft en el frente judicial. Pero la compañía aún tiene pendientes otras muchas causas a ambos lados del Atlántico.

La más importante es la instruida por la Comisión Europea, que lanzó en febrero de 2000 una investigación para determinar si el sistema operativo Windows 2000 permite a la compañía extender al mercado de servidores su dominio en sistemas operativos para ordenadores personales (una acusación lanzada por competidores estadounidenses como Sun Microsystems).

El pasado mes de septiembre, la Comisión amplió la investigación para ver si la combinación del programa Media Player con el sistema operativo es o no ilegal.

Además, los responsables de competencia europeos están investigando la legalidad de los contratos de licencia de Microsoft con sus clientes empresariales.

Si las autoridades europeas declaran culpable a Microsoft, la empresa afronta una penalización máxima de hasta el 10% de su facturación anual, lo que equivaldría a una multa de 2.766 millones de euros (460.00 millones de pesetas).

El juicio antimonopolio ha servido, además, como base para la presentación de una avalancha de demandas colectivas civiles por parte de usuarios que aducen que la compañía aprovecha su posición de dominio para cobrar precios excesivos.

Sin embargo, estas demandas perderán peso legal y psicológico si Microsoft consigue poner fin al juicio antimonopolio instruido por el Gobierno y los fiscales estatales.

Las señales indican que está a punto de conseguirlo, pero el año pasado ya naufragó un plan de acuerdo amistoso que fue negociado por el Gobierno de Bill Clinton rechazado en el último minuto por los Estados.

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