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AMæpermil;RICA LATINA

La solvencia del país se mantiene a salvo de la crisis

Pese al evidente contagio de la situación de Argentina, a corto plazo las necesidades de financiación del Gobierno brasileño están cubiertas.

Brasil es el país más castigado por la situación de quiebra técnica que sufre su vecino del sur. La cotización del real brasileño y la evolución de la prima de riesgo son el más claro reflejo del contagio. Desde junio, cuando el Gobierno argentino llevó a cabo el canje de deuda por un volumen cercano a los 30.000 millones de dólares (33.300 millones de euros), el real se ha depreciado casi un 20% y su diferencial se ha disparado hasta los 1.105 puntos. La depreciación de la divisa tiene un claro impacto en las cuentas públicas y el déficit se sitúa ya en un 7,4% del PIB debido al fuerte incremento de la partida de pagos por intereses de la deuda (en gran parte indizada al dólar). No obstante, el objetivo de superávit primario del sector público consolidado pactado con el FMI se sigue cumpliendo con holgura (3,35% del PIB este año).

El aumento del coste de endeudamiento en los mercados internacionales ha limitado las emisiones de bonos soberanos. Este año se han emitido unos 6.000 millones de dólares (6.660 millones de euros), frente a los más de 11.000 millones (12.210 millones de euros) de 2000, con lo que se ha cubierto prácticamente el programa previsto por el Gobierno.

En cuanto al resto de la financiación, hay que recordar que el FMI concedió en septiembre un crédito a Brasil por más de 15.000 millones de dólares (16.650 millones de euros), de los cuales 5.000 millones (5.550 millones de euros) se entregaron de forma inmediata, y el resto, en los próximos 12 meses.

Hay también previsto un amplio programa de privatizaciones para el primer semestre de 2002 que abarca a casi 20 empresas de todos los ámbitos de gobierno, aunque el clima de incertidumbre en la zona puede impedir que se lleven a cabo algunas de las privatizaciones previstas, como ya ha sucedido. A todo ello hay que sumar la moderación en los flujos de inversión directa, aunque sigue financiando la práctica totalidad del desequilibrio por cuenta corriente.

En definitiva, para cubrir las necesidades de financiación hasta final de año el Gobierno brasileño no necesita acudir a los mercados internacionales. Para el próximo, su solvencia financiera dependerá en gran medida del impacto que tenga sobre sus fuentes de financiación el desenlace de la crisis argentina.

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