El FMI descarta anticipar las ayudas para Argentina y dispara el riesgo-país
El presidente argentino, Fernando de la Rúa, anunció ayer una reestructuración de la deuda pública argentina con la que busca evitar la suspensión de pagos y ahorrar, en pagos financieros en 2002 entre 3.000 y 4.000 millones de dólares (de 3.330 a 4.440 millones de euros y entre 552.000 y 736.000 millones de pesetas).
Ante un grupo de empresarios, De la Rúa anticipó que la operación consistirá en una "reestructuración voluntaria de la deuda para bajar el coste de los servicios y pasar de títulos que hoy reciben un interés del 11% a tipos del 7%, con la ventaja de tener mayores garantías que el Estado proveerá". De la Rúa no detalló si la operación afecta sólo a la deuda interna o también a la deuda externa.
Como temían los mercados, esa reestructuración "voluntaria" supone una imposición del Gobierno para que los acreedores acepten cobrar tipos de interés menores a los fijados en el momento de la compra. Además, supone reconocer la falta de todo tipo de aval internacional a la operación, ya que el canje estaría respaldado únicamente con los ingresos impositivos de una economía que lleva 40 meses en recesión, lo que eleva considerablemente el riesgo a una suspensión de pagos.
æpermil;se parece ser el dictamen y la previsión del mercado. El antiguo economista jefe para América Latina del Banco Mundial, Sebastián Edwards, aseguró ayer que "no existe tal cosa como una suspensión de pagos ordenada" y que ninguna suspensión puede hacerse sin devaluación, justo lo contrario a lo que espera conseguir el Gobierno argentino.
Pese a que los analistas llevaban semanas esperando el anuncio sobre el plan económico, su reacción fue de total escepticismo a las palabras del presidente argentino. Horas antes, el portavoz del Fondo Monetario Internacional (FMI), Thomas Daw-son, descartó un anticipo de los desembolsos financieros de las ayudas que el organismo ya tiene concedidas al país y aseguró que el fondo no participa en las negociaciones relativas a la deuda argentina.
Para seguir adelante con el programa [de desembolsos], dijo Dawson, el Gobierno y las provincias deben resolver sus dificultades, algo que parece imposible. Dawson, además, descartó el contagio a los demás países emergentes si Argentina entra en suspensión de pagos.
Estas declaraciones dispararon las alarmas de los inversores y situaron el riesgo-país en 2.320 puntos básicos, máximo histórico para Argentina, que registró su mayor diferencial frente al bono estadounidense en marzo de 1995 (2.295 puntos) en plena resaca de la crisis mexicana. Al cierre de esta edición, el riesgo-país se situaba en 2.290 puntos.
La situación desesperada de Argentina tiene fiel reflejo en el debate en el seno de la Cámara de Comercio, donde algunos empresarios propusieron sumarse a los cortes de carreteras de los piqueteros (parados y sindicalistas) en señal de protesta contra la política del Gobierno. Asimismo, la tasa interbancaria a un día, la que se cobran los bancos por obtener liquidez, se duplicó en menos de 24 horas y pasó del 43% al 80%.