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CRISIS MUNDIAL

Rescate para los trabajadores

el diario New York Times publicaba hace unos días una carta al director en la que el ciudadano Edward Cohen, del Estado de Arizona, calificaba la avalancha de despidos de las aerolíneas estadounidenses como una "desgracia nacional". En opinión del señor Cohen, las compañías "están colocando los dólares por delante del patriotismo" y "demostrando una falta de confianza en nuestro futuro" que "dañará al país" y "ayudará a los terroristas a ganar esta guerra".

Las compañías sabían desde el primer momento que el Congreso iba a compensarlas por los daños sufridos durante el bloqueo del tráfico aéreo ordenado por el Gobierno tras la ofensiva terrorista. Pero eso no evitó que suprimieran más de 100.000 puestos de trabajo en menos de tres semanas.

Algunos legisladores se quejaron de que las empresas estaban achacando a los atentados pérdidas que en realidad tenían más que ver con su mala gestión anterior que con los daños causados por la ofensiva terrorista. Pero en época de "emergencia nacional" cualquier voto en contra de este paquete de ayudas era considerado poco patriota.

El resultado es conocido por todos: 15.000 millones de dólares (más de 2,7 billones de pesetas) entre ayudas directas y créditos garantizados. Además, el gobierno de George Bush ha decidido "socializar" los costes de litigio ligados a esta crisis (con lo cual las previsibles compensaciones a las víctimas también serán pagadas con cargo al erario público) y piensa invertir cientos de millones de dólares en reforzar la seguridad de aeronaves y aeropuertos.

Las compañías dicen que estos despidos eran necesarios porque los atentados han hecho que cunda el pánico a volar y recortarán el volumen de negocio de la industria. Con lo cual los despedidos en esta última reestructuración también deben considerarse como "damnificados directos" de la ofensiva terrorista. Y los congresistas demócratas están pidiendo que el plan de medidas de estímulo económico incluya también compensaciones directas para ellos.

Para empezar, proponen que se les extienda durante 18 meses la cobertura sanitaria y que el Gobierno invierta 2.000 millones de dólares en su formación.

Además piden otras medidas que beneficiarían al conjunto de los trabajadores, como ampliar en un año el periodo máximo de subsidio de paro (ahora el límite es de 26 semanas). Pero parece que la Casa Blanca considera esto "poco realista" y propone como alternativa una ampliación de sólo 13 semanas.

El senador Edward Kennedy intenta redondear la faena aprobando una subida de 1,5 dólares en el salario mínimo por hora (que ahora está fijado en 5,15 dólares) en un plazo de dos o tres años. Según este demócrata, "para volver a poner la economía en funcionamiento necesitamos un estímulo económico que ponga dinero directamente en manos de todos los trabajadores". El argumento parece irrebatible. Pero no está claro que logre salirse con la suya.

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