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TRIBUNA

<i>Regreso al futuro </i>

Los avances registrados en el terreno de la predicción en los mercados financieros se han visto favorecidos en las últimas décadas por los desarrollos, por el mundo académico, de nuevas herramientas matemáticas y estadísticas capaces de analizar el mundo no lineal, la existencia de importantes bases de datos de alta frecuencia que no se poseían en el pasado y la generalización del empleo de poderosos ordenadores que han hecho posible la puesta a punto de las nuevas técnicas de análisis.

La existencia de patrones predictivos en los mercados, unida a la posible naturaleza no lineal del proceso generador de datos, ha dado lugar a una ingente labor de investigación en la que se aplican nuevos modelos y métodos de predicción que capturan no linealidades en series financieras.

Uno de estos métodos son los predictores por analogías, que se basan en la premisa de que podemos realizar predicciones a corto plazo a partir de patrones de comportamiento pasado detectados en la serie objeto de estudio, eliminando así la necesidad de hacer explícito un modelo econométrico que represente la serie temporal.

La idea fundamental es la selección de segmentos en el pasado de la series similares al último segmento disponible antes de la observación que queremos predecir. Por consiguiente, constituye un enfoque filosóficamente diferente a la metodología de Box y Jenkins: la extrapolación de los valores pasados en el futuro inmediato se basa en la selección de observaciones pasadas relevantes y es su trayectoria geométrica, no en su localización en el tiempo.

Los predictores por analogías están relacionados con técnicas chartistas (análisis técnico), tan empleadas en los mercados a la hora de realizar predicciones a corto plazo. En este sentido, se puede demostrar que estos métodos de predicción por analogías pueden considerarse una generalización sofisticada de los métodos gráficos.

Dada la inquietud suscitada ante las repercusiones económicas tras los salvajes atentados terroristas registrados la semana pasada en EE UU, hemos aplicado estos predictores por analogías a la serie temporal del índice FTSE100 de la Bolsa de Londres, ya que este mercado continuó abierto después de los atentados, ofreciendo información en tiempo real sobre la reacción de los operadores ante las noticias que se sucedían. El objetivo último consiste en explotar la capacidad de estos predictores a la hora de identificar episodios anteriores análogos (al menos desde el punto de vista de los mercados financieros) a las últimas observaciones disponibles, que en este caso se referirían a la posible crisis tras los ataques a las Torres Gemelas y al Pentágono.

Dada la premura del ejercicio exploratorio, sólo hemos analizado el periodo comprendido entre el 1 de enero de 1987 y el 14 de septiembre de 2001, por lo que quedan excluidas del estudio las crisis energéticas de los setenta.

Los resultados obtenidos sugieren que para el 11 de septiembre [día de los atentados] los mercados identificarían patrones similares a los registrados en junio de 1992, coincidiendo con el no danés al Tratado de Maastricht, que generó importantes caídas en el índice que necesitaron tres meses para recuperarse. Respecto a los días 12 y 13, los resultados indican un patrón similar al observado durante el crash de la Bolsa de Nueva York en octubre de 1987, con un desplome muy superior al registrado en 1992, necesitándose 16 meses para recuperar los niveles anteriores al crash. Por último, los resultados del 14 de septiembre sugieren una analogía con la invasión en Kuwait en agosto de 1990, con una caída que se situaría en una magnitud intermedia entre los dos acontecimientos anteriormente señalados y una recuperación en seis meses.

Como puede verse, la información suministrada por estos predictores no lineales sugiere una evolución en la valoración de los mercados financieros ante las noticias que se van sucediendo en las horas posteriores al desastre, pasándose de juzgar inicialmente los acontecimientos como una noticia asimilable a un acontecimiento político no anticipado (no danés a Maastricht), a su identificación como una crisis financiera generalizada (similar a la que tuvo su origen en Nueva York en 1987), para finalmente pasar a evaluarlos a la luz de experiencias recientes de conflictos armados entre EE UU y sus aliados frente a países árabes radicales.

Estas conclusiones, que deben tomarse como siempre con las debidas cautelas, serían especialmente relevantes para el mercado español, pues los patrones identificados generarían repercusiones mu-cho más profundas y graves para el caso del Ibex 35. En efecto, el resultado adverso del referéndum danés sobre Maastricht supuso para el índice madrileño una caída del -34,14% en dos meses y me-dio, necesitándose 11 meses para recuperar los niveles anteriores. Por su parte, el crash de la Bolsa neoyorquina dio lugar a una caída del -39% en dos meses, que requirió seis años para su recuperación. Por último, la invasión de Kuwait generó una caída del -31,4% en dos meses y medio, necesitándose tres años para alcanzar niveles similares a los registrados antes de dicha invasión.

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