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Solbes reconoce que el crecimiento económico de la UE será inferior al 2,5%

La Comisión Europea admitió ayer que la previsión de crecimiento económico para este año de la zona euro estará por debajó del 2,5%. Así lo reconoció el Comisario de Economía y Finanzas, Pedro Solbes, quien manifestó incluso que Bruselas tiene "algunas dudas" sobre esta cifra. El presidente del Banco Central Europeo, Wim Duisenberg, ya reconoció que la rebaja de los tipos de interés estuvo alentada por un error de cálculo sobre la profundidad de la crisis de Estados Unidos.

La rebaja de tipos de un cuarto de punto, anunciada la semana pasada en Francfort por Duisenberg, ya fue acompañada por un reconocimiento explícito de un error de cálculo. "Lo que hemos subvalorado es lo larga y severa que está siendo la desaceleración en Estados Unidos", explicó el ortodoxo presidente del BCE. "Si puedo decirlo, nosotros, y también las autoridades de Estados Unidos, hemos tenido tendencia a ser demasiado optimistas acerca de la duración y profundidad de la desaceleración", dijo al recordar las opiniones del secretario del Tesoro, Paul O'Neill.

Las dificultades de orientación de Francfort están contenidas en ese escueto análisis, que llega un poco tarde después de la paulatina reducción de la estimación de de crecimiento en la eurozona del 3,2% , formulada en enero, al 2% evaluado en estos días en los círculos de Francfort. El comisario de Economía y Finanzas, Pedro Solbes, reconoció ayer en unas declaraciones a Catalunya Informació que la previsión de crecimiento para este año estará finalmente por debajo del 2,5%. Solbes, quien consideró "sobrepasada por la realidad" la previsión del 2,8% realizada en marzo, puso en duda incluso la validez de esta nueva cifra.

En abril pasado, cuando la evolución de la economía estadounidense todavía parecía algo prometedora, tanto Duisenberg como el comisario de Economía europeo auguraban un "crecimiento robusto por encima de su potencial" de la zona euro. A pesar de que ese mes la Comisión Europea rebajaba al 2,8% las perspectivas de crecimiento de 2001, los responsables monetarios y económicos del BCE y de la CE sobrevaloraban el impacto de la crisis de Estados Unidos y Japón sobre Europa. "Se calcula que el impacto directo del menor crecimiento de la importación de EE UU reducirá un 0,25% el crecimiento de la UE", declaraba Solbes en aquellos días. Sin embargo, el empeoramiento de los resultados estadounidenses, a los que se fueron sumando los de América Latina, Japón y el sureste asiático, ha concluido alterando esa optimista visión.

Inflación y crecimiento

Mientras la Reserva Federal tiene, entre otros objetivos, alentar la actividad económica en las fases de baja del ciclo, el BCE debe vigilar, sobre todo y de acuerdo con el Tratado de Maastricht, el control de la inflación. La estricta ortodoxia monetaria y el objetivo de la UEM de una tasa de inflación no superior al 2% presiden la actuación del equipo de Francfort.

Y así lo ha demostrado a lo largo del año, a pesar de las presiones de empresas y Gobiernos europeos, y de la Reserva Federal y el Gobierno de Estados Unidos, para que flexibilizara su política de tipos. Los mercados no cesaron de ejercer similares presiones. Pero Duisenberg se mantuvo incólume hasta mayo, cuando, de manera sorpresiva, redujo los tipos en un cuarto de punto, de 4,75% a 4,50%. Desde entonces, y argumentando que la inflación continuaba al acecho, no cedió hasta ahora. En favor de la conducta del BCE, se puede decir que las condiciones han variado en las últimas semanas. En particular, la perspectiva inflacionaria. La tasa anualizada de la zona pasó de un pico de 3,4% en mayo al 3% en junio y al 2,8% en julio. En Francia, los precios retrocedieron 0,2 puntos porcentuales en julio.

En el mismo mes, los precios de producción de Alemania cayeron 0,5 puntos, al 3,1% anual contra el 4,3% de junio. Esta mejora en la inflación, que ha dado espacio para la baja de tipos de la semana pasada, no ha caído, sin embargo, del aire. Todo indica que es el reflejo de la desaceleración económica y de la caída en la demanda y el consumo. En Italia, la contracción del PIB en el segundo trimestre, por ejemplo, ha sido del 0,1%, en contraste con el crecimiento del 0,8% del primer trimestre del año. Francia, cuyo primer ministro, Lionel Jospin, insistió en pedir una reducción de tipos la víspera de su anuncio, también ha reducido su ritmo de crecimiento, el cual este año no superaría el 2,1%, una cifra que se parece mucho a las valoraciones del PIB de la eurozona en 2001. Duisenberg no dio pistas sobre qué hará en el futuro. El gran interrogante que se plantea ahora es cómo evolucionará el euro respecto del dólar. Aunque Washington no desea que su moneda caiga, también necesita un fortalecimiento de Europa. La caída del dólar en las últimas semanas tiene que ver con esto. Pero el euro no ha remontado en la medida de las expectativas generadas.

 

Alemania se rebela contra el Pacto de Estabilidad

A comienzos de este año, el Gobierno alemán formuló una previsión de crecimiento del 2%. En agosto, las estadísticas oficiales mostraron un crecimiento nulo en el segundo trimestre, con respecto al anterior. Los expertos privados prevén ahora que el aumento del PIB sea mucho más bajo, alrededor del 1,2%.

Con relación a la zona euro de conjunto, la desaceleración alemana es significativamente mayor. Una de las principales causas de la fuerte caída en el ritmo de crecimiento de la principal economía europea tiene que ver con la desaceleración de Estados Unidos. Las exportaciones con ese destino han sufrido un retroceso considerable, aunque también es sorprendente el menor aumento de las importaciones, lo que revela un debilitamiento de la demanda interna.

Sin embargo, las expectativas empresariales han mejorado en julio, de acuerdo con el índice elaborado por el Ifo Institute, de Múnich. Las estadísticas oficiales también señalan un consumo privado mayor al esperado en el segundo trimestre.

Esta difícil situación ha jugado un papel principal en las presiones alemanas para que el BCE bajara tipos. Como ha terminado ocurriendo. Las siete reducciones en el costo del dinero realizadas por la Reserva Federal durante este año terminaron por convencer a los economistas y empresarios de la urgencia de que Europa revise su política monetaria.

El ministro de Finanzas, Hans Eichel, está muy preocupado también por el mayor déficit fiscal tras la reducción de impuestos, que podría llegar al 2% este año. De allí que haya pedido una reformulación del Pacto de Estabilidad, una imposición alemana a la UE, que hoy se ha vuelto en contra de las necesidades de Berlín para reanimar su economía.

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