El sector financiero salvará al Reino Unido de la crisis económica
Hace apenas una semana la industria británica anunciaba haber entrado oficialmente en recesión y, sin embargo, el Gobierno y los analistas siguen confiando en la buena marcha del resto de indicadores macroeconómicos y alejando el fantasma de la crisis ante la optimista opinión pública.
¿Recesión? ¿Pero qué recesión?, se pregunta Juli Collins-Thompson, economista de BNP Paribas en Londres. "El consumidor está gastando más que nunca y los ingresos reales se han disparado. Las ventas comerciales se encuentran a su nivel más alto desde enero de 1998, con un pronóstico positivo a medio plazo. Las perspectivas de una desaceleración económica son muy limitadas".
La inflación en julio cayó al 2,2%, el nivel más bajo desde abril, dato que fue el detonante para el sorprendente recorte de los tipos al 5% anunciado inmediatamente después por el Banco de Inglaterra. Los precios se han mantenido por debajo del 2,5%, el objetivo fijado por el banco emisor, durante 28 meses consecutivos.
No obstante, según los últimos indicadores, el sector manufacturero ha vuelto a experimentar un crecimiento negativo en el segundo trimestre y, por lo tanto, ha entrado en recesión. Desde el pasado año la reducción de plantilla del sector industrial ha afectado a unos 140.000 trabajadores. Pero en los servicios y, sobre todo, en el sector financiero se han creado en el mismo periodo casi 300.000 nuevos empleos.
La City representa el 10% de los ingresos nacionales y casi el 20% de la población asalariada. "Londres y la banca están apuntalando la economía", comentó un economista. "Este motor se alimenta con las inversiones de los fondos de pensiones, las primas de seguros y los pagos hipotecarios. En resumidas cuentas, es el ahorro del consumidor el que mantiene a flote el país y, como consecuencia, la economía en general ha podido evitar contagiarse del sector industrial".
No obstante, el recorte de los tipos refleja cierto aire de pesimismo en el Banco de Inglaterra, cuyo último informe prevé un crecimiento del PIB del 2% este año, algo inferior a la previsión anterior que salió en mayo. Si los economistas del banco aciertan, supondrá un problema político para el Gobierno de Tony Blair, al no alcanzar su objetivo del 2,25% al 2,75% de crecimiento para este año.
Mervyn King, subgobernador del Banco, ofrece dos razones para justificar la preocupación que ha motivado el último recorte de tipos. Primero, la gravedad inesperada de la recesión mundial, sobre todo en Estados Unidos, el mercado que repercute con mayor impacto en la economía del Reino Unido.
"Nuestra impresión es que los próximos dos años presentan un panorama de inversión empresarial débil", explicó King. "El ratio de endeudamiento/beneficio de la empresa supera los niveles de la recesión de hace 10 años".
da posible".
El reto del abaratamiento de los costes
La decisión de rebajar los tipos de interés contradice la promesa de una política monetaria "lo más aburrida posible". La industria sufre, pero Danny Gabay, economista de JP Morgan, señala la reciente caída del precio del petróleo y otros factores como elementos positivos, ya que abaratan los costes de la empresa.
El hecho de que la recesión del sector industrial no haya causado alarma en el Gobierno obedece a la prosperidad general. "Por supuesto que el Reino Unido no se va a librar de la desaceleración", dice Ian Stewart, economista de Merrill Lynch. "Pero la economía británica goza de una salud excelente", añade.
¿Por qué la coyuntura industrial? La explicación hay que buscarla en las estrechas relaciones con EE UU, país que representa el 40% de la inversión directa en el Reino Unido, mientras los inversores británicos copan el 20% del mercado estadounidense".