El 3,4% de las hortalizas y frutas supera el nivel de toxicidad permitido
El resto posee residuos: inferiores a la mitad de lo permitido, un 33%; superiores a la mitad de lo permitido, un 6%, y superiores a lo permitido, un 3,4%.
Un 3,4% de las frutas y hortalizas analizadas por los servicios de sanidad vegetal españoles supera el límite máximo de elementos tóxicos autorizado. Según los expertos, el exceso moderado en los niveles de toxicidad apenas tiene incidencia para la salud, pero a partir de ciertos porcentajes puede generar intoxicaciones y enfermedades más graves.
El problema radica en que las muestras aleatorias sólo se ejercen sobre una millonésima parte de la producción hortofrutícola, cuando es ampliamente conocido que muchos agricultores utilizan cantidades de abono y productos fitosanitarios por encima de las autorizadas.
En España, el programa de vigilancia de la fijación de contenidos de residuos tóxicos en las frutas y hortalizas es desarrollado por las comunidades autónomas y por el Ministerio de Agricultura. En concreto, el plan de ejecución de 1999 analizó 2.898 muestras de estos alimentos (una ínfima parte de la producción hortofrutícola, según los expertos) y concluyó que sólo un 57% de los alimentos está totalmente exento de residuos fitosanitarios (plaguicidas, acaricidas, insecticidas, fungicidas, etc.). El resto posee residuos: inferiores a la mitad de lo permitido, un 33%; superiores a la mitad de lo permitido, un 6%, y superiores a lo permitido, un 3,4%.
El problema, además, deriva de la escasa cobertura del muestreo aleatorio. "Es, como siempre, un problema de presupuestos. La muestra es tan baja -muy inferior al nivel deseado- que la gran mayoría de los productos pasan totalmente inadvertidos", sostiene Rafael Cabrera Bonet, médico especialista universitario en toxicología y coordinador del Manual de prevención de riesgos en el manejo de plaguicidas, editado por Fraternidad Muprespa.
Los esfuerzos en control de residuos no se refuerzan, a pesar de que todo el mundo conoce que en muchas explotaciones se utiliza un nivel de fitosanitarios superior al permitido, con la idea de defender más los alimentos de los insectos.
Por ejemplo, la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía tuvo en su día que retirar del mercado un millón de kilos de pimiento que ofreció un nivel alto de residuos.
En el Programa Nacional de Vigilancia de Productos Fitosanitarios de 1999, los laboratorios han detectado residuos superiores a los permitidos en naranja, uva de mesa, tomate, pimiento, coliflor, acelga, lechuga, apio, alcachofa, zanahoria, patata, girasol, melón, sandía, melocotón, manzana, albaricoque, mango, coles, etc.
Los principios activos encontrados son principalmente organofosforados, co-mo el clorpirifo. Este principio fue descubierto en naranjas, uvas de mesa, tomates, pimientos, coliflores, acelgas, lechugas, apio, alcachofas, girasoles, zanahorias y patatas.
En opinión del experto Rafael Cabrera, una superación moderada de los márgenes de seguridad (LMR) no sería importante, pero una superación elevada puede acarrear una intoxicación crónica por acumulación.
Se produce un efecto que tarda en corregirse mucho tiempo, y si ese efecto se suma al acumulado, puede terminar convirtiéndose en un síntoma, lo que originaría trastornos gastrointestinales, cólicos, vómitos y diarreas. Si el efecto es aún mayor, lo que sería más improbable, puede afectar al corazón, al pulmón, a la presión arterial y generar fenómenos nerviosos.
Alimentos contaminados con pesticidas
El pasado mes de junio, un grupo de ecologistas italianos, concretamente la asociación Legambiente, hizo público un estudio que revelaba igualmente la contaminación en ese país europeo. Decía Legambiente que cerca del 30% de los productos hortofrutícolas estaba contaminado con residuos y un 1% superaba con creces los límites permitidos por la ley.
De las frutas y hortalizas analizadas, un 8% estaba infectado por residuos correspondientes a principios activos potencialmente cancerígenos. El análisis realizado en aquel país se refería a 5.000 productos.
Los autores del estudio denunciaron entonces el abuso de pesticidas y productos fitosanitarios que ejercían los agricultores italianos que ponen en riesgo la salud de los consumidores.
Legambiente sostenía que la legislación que controla estos productos tiene 30 años de antigüedad.