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TRIBUNA

<I>El discurso del gobernador</I>

La tradición se mantiene y el nuevo gobernador, Jaime Caruana, ha pronunciado el habitual discurso de presentación del Informe Anual del Banco de España. El discurso comienza con un análisis de la evolución económica mundial que reconoce la influencia que la desaceleración de la economía americana está teniendo no sólo sobre los países limítrofes -Canadá y México, por ejemplo- sino también sobre Europa, contradiciendo la opinión mantenida por los responsables de la Comisión y algún miembro del BCE.

No obstante, el gobernador se alinea con la tesis oficial al afirmar que "cabe esperar que la actividad del área euro mantenga su relativo dinamismo"; deseo que cada nuevo dato pone más en duda. Es también comprensible su defensa de la política del BCE, pero poco convincente su afirmación según la cual, habida cuenta de las "condiciones macroeconómicas" el Banco ha sido prudente al actuar en función de los "datos disponibles". Ello pone de relieve que la servidumbre respecto a la tradición alemana de otorgar un valor excesivo a la evolución de M3 está entorpeciendo la instrumentación de la política monetaria europea, pues no en balde ese indicador, que mide la masa monetaria en circulación, dejó de ser fiable en los sistemas bancarios y financieros medianamente sofisticados y hoy, con la diversificación de carteras y la tenencia, probablemente mal conocida, de activos líquidos de fuera del área euro en poder de residentes en ella, resulta evidente que las variaciones de M3 son un mal indicador de las condiciones monetarias. Completo acuerdo con las observaciones del señor Caruana a propósito de la importancia del progreso tecnológico y las carencias que todavía adornan a las economías europeas para acercarnos a los grados de flexibilidad y competencia características de la economía americana.

Es en el apartado dedicado a la economía española en el que el tono de complacencia del nuevo gobernador contrasta más con el rigor crítico característico de los discursos de su antecesor. Aseverar de entrada que se puede ser "razonablemente optimista" respecto al "limitado alcance" que el cambio de signo de la economía internacional tendrá sobre las perspectivas de la nuestra y calificar de "desequilibrios incipientes" lo que líneas después resulta ser un rosario de desequilibrios, carencias estructurales, tensiones inflacionistas y reformas pendientes en los principales mercados de bienes y servicios no se entiende muy bien.

Son interesantes las líneas dedicadas a la estabilidad financiera y a los procesos de integración de los mercados financieros aunque no sea cierto en algunos casos que el Banco de España "siempre [haya] alentado este movimiento... de los diversos mercados financieros españoles".

Quizás no sea el discurso de presentación el marco adecuado, pero hubiera resultado enriquecedor conocer la opinión de nuestro banco emisor respecto a los trabajos para actualizar los actuales requerimientos de capital establecidos en Basilea en 1988 y evitar ciertas incoherencias de ese sistema al tiempo que se actualizan las medidas prudenciales en función de los riesgos -no sólo de crédito y de mercado, sino también operativos- que hoy acechan a los bancos y otras entidades financieras. El nuevo enfoque parece intachable -los requisitos de capital de los bancos deben adaptarse mejor a los riesgos reales de cada entidad- pero es curioso que los bancos han respondido al llamado Basilea 2 con fuertes críticas a elementos básicos del esquema diseñado por los bancos centrales, con el peligro adicional de sucumbir a la tentación de traducir esos requisitos en una directiva europea de adecuación de capital que se aplicaría también a las empresas de Bolsa y a las sociedades de inversión, muy alejadas en principio de los problemas propios de los grandes bancos. Se explica así que el propio comité encargado de su elaboración haya anunciado que necesita un año más para ponerlo a punto.

El informe mantiene el interés habitual -véanse los recuadros de las páginas 27, 85, 95- y la nueva versión de las cuentas financieras, aun presentando menos novedades que el año pasado -destacan la división por plazos de los préstamos y la valoración tanto de acciones cotizadas como no-, sigue siendo elemento imprescindible para conocer la realidad de nuestra economía y de sus principales agentes.

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