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TRIBUNA

<I>Ganadores y perdedores con la propuesta fiscal del PSOE</I>

Una reforma fiscal es un tema importante que exige un debate riguroso. Sin datos concretos, los juicios de valor y la discusión ideológica son mera retórica que confunde a los ciudadanos. Antes de valorar una reforma necesitamos saber quiénes se beneficiarían, quiénes perderían y cuánto.

Desde hace ya más de dos décadas, los Gobiernos, las universidades y las instituciones de los países de la Unión Europea debaten las reformas fiscales con estos datos en las manos.

Para obtener dichos números, utilizan los modelos de simulación de impuestos y subsidios sociales. La ventaja de estos modelos es que, en lugar de calcular los efectos de una reforma sobre un tipo concreto de contribuyente, hogar o individuo, simulan resultados que son representativos de la población estudiada.

Recientemente se han desarrollado los primeros modelos de simulación para España. En este artículo, utilizamos uno de estos modelos para simular la propuesta de reforma del impuesto sobre la renta que estudia el PSOE.

Aunque hasta ahora no ha sido formalizada, la principal novedad de esta propuesta de reforma sería la introducción de un tipo de gravamen único, cercano al tipo efectivo del impuesto sobre sociedades (alrededor del 28%). El nuevo impuesto también incluiría una deducción única. Sin embargo, el PSOE todavía no han aclarado ni el tipo ni el importe de esta deducción.

Esta falta de definición ha sembrado confusión entre los diferentes analistas. Algunos aseguran que se trata de un mínimo exento a deducir de la base (véase por ejemplo el estudio del BBVA), y otros de una renta básica o renta de ciudadanía.

¿En qué difieren estas deducciones? Un mínimo exento es una deducción que sólo sirve para reducir el impuesto a pagar. La renta básica es una prestación universal que reduce el importe del impuesto, para las rentas medias y altas, y que actúa como una prestación social para las personas con niveles bajos de renta. Veamos un ejemplo.

Si una persona no tiene renta, su impuesto a pagar es cero. Con un mínimo exento, este sería el resultado final. Con una renta básica (de 200.000 pesetas por ejemplo), Hacienda tendría que pagar a esta persona el valor de la renta básica (200.000 pesetas).

¿Cómo afectaría la propuesta del PSOE a los bolsillos de los españoles? Para contestar esta pregunta necesitamos saber qué tipo de deducción propondrán los socialistas (mínimo exento o renta básica). Hemos simulado dos escenarios de reforma. Los dos suponen un tipo único del 28%. Pero la primera reforma utiliza un mínimo exento de 1,5 millones de pesetas y la segunda una renta básica de 200.000 pesetas para los adultos y de 66.500 pesetas para los menores de 18 años.

¿Qué efectos tendrían estas reformas? El mínimo exento sólo favorece a las personas que pagan actualmente el impuesto sobre la renta, las demás no se ven afectadas por el mismo.

Por esta razón, pocos son los hogares con rentas bajas (inferior a 1,5 millones de pesetas) que se benefician con la primera propuesta de reforma.

El mínimo exento beneficia algunos hogares con rentas medias (entre 1,5 y 6 millones de pesetas). Sin embargo, la mayoría de ellos se ve perjudicada por la eliminación de algunas de las deducciones del actual IRPF (por ejemplo, deducciones por hijos o por pagos de hipotecas) y por el tipo único del 28%.

De media, los hogares con rentas entre 1,5 y 3 millones de pesetas perderían 40.000 pesetas con esta reforma. Los hogares entre 3 y 4,5 millones perderían 65.000 pesetas, mientras que los hogares entre 4,5 y 6 millones perderían 25.000 pesetas. La sustitución del actual tipo máximo del 48% por un tipo único del 28%, haría de los hogares ricos los mayores beneficiarios de esta reforma. Un hogar con más de seis millones de pesetas ganaría, de media, 300.000 pesetas.

La segunda propuesta de reforma cambiaría radicalmente esta situación. Con una renta básica, los hogares más pobres serían los mayores favorecidos (un hogar con menos de 1,5 de pesetas ganaría, de media, 215.000 pesetas). Los hogares con rentas entre 1,5 y 3 millones de pesetas también ganarían con esta reforma (65.000 pesetas de media). Tal como en la reforma anterior, los hogares entre 3 y 4,5 millones seguirían perdiendo 65.000 pesetas con la segunda propuesta. Los hogares con rentas entre 4,5 y 6 millones de pesetas serían los mayores perjudicados, con una pérdida media de 185.000 pesetas. Los más ricos seguirían ganando, sin embargo, la ganancia media se reduciría a 135.000 pesetas.

Aunque beneficia a los más pobres, debemos recordar que la renta básica es muy costosa.

De hecho, un impuesto sobre la renta con tipo único del 28% sólo podría financiar una renta básica de 200.000 pesetas anuales. Este valor es muy inferior al de las prestaciones asistenciales.

Por ejemplo, el importe del subsidio por desempleo es de 650.000 pesetas (para financiar una renta básica de ese valor, sería necesario un tipo único superior al 65%).

Por lo tanto, aunque se trate de una propuesta interesante, la renta básica sólo podría actuar como un instrumento complementario, pero no sustituiría el actual sistema de asistencia social, como algunos han sugerido.

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