<I>Evolución del mercado de trabajo </I>
José Ignacio Pérez Infante describe la situación del mercado laboral español y señala que la desaceleración del crecimiento económico ha frenado el ritmo de creación de empleo.
Según la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR) del primer trimestre, el producto interior bruto (PIB) real a precios de mercado ha crecido, según los datos de ciclo-tendencia, el 3,4%, en tasa interanual, cifra inferior en tres décimas a la del trimestre anterior y en nueve décimas a la de un año antes, lo que supone mantener la tendencia a la desaceleración iniciada en el segundo trimestre de 2000.
Esta desaceleración del PIB se refleja en las estimaciones que la CNTR realiza del empleo, ya que tanto el total de personas ocupadas como el empleo equivalente a tiempo completo aumentaron en el primer trimestre el 2,7%, lo que significa una minorización del ritmo de crecimiento en ambos casos de tres décimas respecto al cuarto trimestre de 2000 y de siete décimas respecto al primer trimestre de dicho año. De esta evolución del PIB y del empleo se deduce un aumento de la productividad por ocupado muy reducido, de sólo el 0,7% en el primer trimestre, inferior, incluso, al de un año antes (0,9%).
La situación del empleo descrita por la CNTR se confirma con la información proporcionada por la encuesta de población activa (EPA) para el primer trimestre del año, según la cual el aumento interanual del empleo asciende al 2,8%, tasa que prácticamente coincide con la estimada por la Contabilidad, después de dos años en los que el incremento de la EPA fue muy superior, debido al afloramiento del empleo resultante de los cambios metodológicos introducidos en la encuesta en 1999, año en el que se produjeron importantes modificaciones, sobre todo en el tamaño y distribución de la muestra y en algunas de las preguntas más relevantes del cuestionario, y en el año 2000, en el que se procedió a cambiar el diseño de la muestra para adaptarla a la estructura territorial de la población del Padrón Municipal referido al 1 de enero de 1998.
En consecuencia, la desaceleración del empleo que se deduce de la EPA es todavía más intensa que la que se deriva de la CNTR, al ascender a siete décimas en relación con el trimestre anterior y a 1,9 puntos si se compara con un año antes, si en los datos relativos al año 2000 se elimina el efecto del cambio de diseño de la muestra para que de esa forma los datos de ese año sean homogéneos y comparables con los de años anteriores (cuadro y gráfico adjunto). Si se tiene en cuenta ese efecto, la desaceleración es mucho mayor, 1,3 puntos en el primer caso y 2,5 puntos en el segundo.
Utilizando datos desestacionalizados y calculando variaciones intertrimestrales en vez de interanuales, el aumento de la población ocupada en el primer trimestre de este año asciende a sólo 38.900 personas, cuando un año antes el crecimiento trimestral fue de 199.300. Además, el incremento del empleo en el primer trimestre se debe prácticamente en su totalidad a los trabajadores por cuenta propia y a la agricultura, ya que el empleo asalariado y el no agrario se mantuvieron casi constantes al aumentar únicamente en 2.700 personas el primero y 3.200 personas el segundo, lo que contrasta muy negativamente con el avance de 183.300 asalariados y 224.100 ocupados no agrarios de 12 meses antes. Dentro del empleo no agrario, en la construcción se produce un ligero aumento intertrimestral (6.700), casi compensado con el retroceso en la industria (5.300); el sector con una evolución del empleo más desfavorable es el de los servicios, en el que se produce un descenso en el primer trimestre de 55.700 personas, que se acumula a la disminución de 68.700 que ya se había producido en el trimestre anterior.
Este empeoramiento de la evolución del empleo asalariado y del no agrario en los últimos trimestres se refleja en las tasas de variación intertrimestral anualizadas, calculadas en base a los datos desestacionalizados, que se muestran en el cuadro adjunto. Estas tasas que alcanzan a principios del año pasado valores cercanos al 7% en el caso de los asalariados y del 8% en el de los trabajados no agrarios retroceden al 0,1% en ambos casos en el primer trimestre de 2001, lo que significa que la señal más reciente es indicativa de un estancamiento del empleo de esos colectivos. Las tasas del empleo de la industria y los servicios se convierten en negativas, lo que puede suponer el comienzo de una tendencia descendente en esos sectores después de seis años de evolución muy positiva.
Ahora bien, paralelamente a la desaceleración del empleo se produce también una importante amortiguación en el ritmo de crecimiento de la población activa, el 1% en tasa interanual en el primer trimestre de este año, cuando en el mismo periodo del año anterior aumentó, según los datos homogéneos, más del doble (el 2,3%), debido, en parte, a que, sobre todo en el caso de las mujeres, la evolución de la población activa suele estar muy condicionada en España por la del empleo.
El retroceso en el ritmo de incremento de la población activa compensa parcialmente el que se produce en el aumento del empleo, con lo que el paro estimado por la EPA continuó descendiendo en el primer trimestre a un ritmo elevado, el 9,7%, aunque menos intenso que cuatro trimestres antes (-13,3%). A nivel trimestral, el paro descendió en el primer trimestre 19.200 personas, según los datos desestacionalizados, mientras que 12 meses antes el descenso ascendía a 33.600 personas. La moderación en la reducción del desempleo también se confirma con los datos del paro registrado del Inem, incluso más intensamente, puesto que en el conjunto de los cinco primeros meses del año la tasa de descenso es de sólo el 3,2% (-7,3% en el mismo periodo de 2000).
En resumen, la desaceleración del PIB en el último año ha ido acompañada de una amortiguación en el ritmo de aumento del empleo, tanto en cifras de la CNTR como en cifras de la EPA, aunque más acentuada en este último caso, al igualarse, prácticamente, ambas tasas de crecimiento cuando en los dos años anteriores había sido muy superior la de la encuesta. Este retroceso del crecimiento del empleo, que se concentra en los asalariados y los sectores no agrarios, llegando incluso a descender en términos trimestrales en la industria y los servicios, se compensa, en parte, con el menor incremento de la población activa, por lo que el descenso del paro continúa siendo importante, aunque a una tasa inferior que en trimestres anteriores.