Los Quince descartan renegociar la ampliación pese al "no" de Irlanda
Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea descartaron ayer la posibilidad de reabrir las negociaciones sobre el nuevo tratado que concluyeron en Niza el pasado mes de diciembre. El rechazo del pueblo irlandés, en el referéndum celebrado el pasado jueves, a la ratificación de ese tratado no impedirá "que el proceso [de ampliación] continúe sobre la base del mismo texto y con el calendario acordado".
Los ministros expresaron ayer, en las conclusiones del Consejo que celebraron en Luxemburgo, su "respeto a la voluntad popular del pueblo irlandés", tanto como su negativa absoluta a reabrir la dura negociación que condujo al Tratado de Niza.
La redacción del nuevo texto, imprescindible para la ampliación de la Unión Europea, requirió 12 meses de negociación intergubernamental y una cumbre de jefes de Gobierno, la más larga de la historia de la Unión, que tras cinco días de intenso regateo definió el reparto de poder en las instituciones comunitarias en una Unión de 27 miembros.
El Consejo intentó ayer enviar señales de tranquilidad a los 12 candidatos de Europa del Este, que han visto el primer tropiezo en la ratificación del tratado apenas iniciado el proceso (sólo el parlamento danés ha ratificado el texto de momento).
El Consejo expresó, asimismo, su disposición a ayudar a Dublín a salir del atolladero donde le ha colocado el fracaso en el referéndum para la ratificación del tratado. La solución puede pasar por una declaración o protocolo, como ocurriera en 1992 tras la negativa de Dinamarca a ratificar el Tratado de Maastrich, que disipe las inquietudes de Irlanda.
Pero el ministro de Exteriores irlandés, Brian Cowen, admitió ante sus homólogos, que Dublín no conoce aún las causas que se esconden tras la victoria del no en un referéndum en el que todos los partidos mayoritarios, incluidos los de Gobierno y oposición, defendieron el sí.
Los análisis apuntan al temor de Irlanda a perder sus histórica neutralidad en un tratado que incorpora algunos aspectos de política común de defensa. La UE quiere dotarse, antes de 2003, de una fuerza de intervención rápida de 60.000 hombres.
Los partidarios del no también han criticado la pérdida de poder de Irlanda en la Unión ampliada. En el Tratado de Niza a Dublín le corresponden siete votos sobre 237 (tres sobre 75, ahora) en el Consejo de Ministros, lo que equivale a un 2,95% para una población de 3,7 millones (el 1% de la UE actual). Mantiene, además, el derecho a un comisario europeo y en el Parlamento Europeo logra 12 escaños sobre 732, frente a los 15 de los 626 actuales.
En ninguno de los dos casos resulta fácil tranquilizar al electorado de la isla. El presidente de la Comisión, órgano al que corresponde negociar una salida, no fue ayer de mucha ayuda. Romano Prodi prefirió reiterar sus críticas al tratado, "del que nunca me he mostrado muy satisfecho".
Para Prodi, el no irlandés subraya el final de un método de negociación "abstruso y nocturno", como el que remató el Tratado de Niza el pasado 11 de diciembre.
Aznar cede en su reclamación sobre los fondos
España y Alemania saldaron ayer las diferencias que mantenían desde hace dos meses sobre los fondos estructurales ante el proceso de ampliación de la Unión Europea. El ministro de Exteriores alemán, Joschka Fischer aceptó una declaración del Consejo que, en su opinión, "disocia ambos problemas".
El Consejo sentenció que "las negociaciones de ampliación se conducirán dentro del marco establecido en Berlín en 1999". Y el texto pactado se limita a añadir que "la ampliación tendrá consecuencias para todos los Estados miembros y para el funcionamiento de las políticas comunitarias". Ni rastro de la petición del Gobierno de José María Aznar para que, "en el marco de las negociaciones de ampliación", se encuentre una solución que neutralice o minimice la llamada "convergencia estadística" de las regiones españolas como consecuencia de la ampliación.
Aznar había defendido en un memorándum personal la necesidad de estudiar antes de proceder a la ampliación el impacto de la entrada de países con rentas muy por debajo de la media comunitaria en el reparto de los fondos estructurales y de cohesión. Los 14 Estados miembros contestaron ayer que todos los aspectos presupuestarios "deberán resolverse de acuerdo con los procedimientos previstos".
Hasta 2007 no se negociarán los próximos presupuestos. La Comisión, no obstante, se ha comprometido a presentar este mismo año un documento profundizando el Informe sobre política regional que presentó en enero.