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INTERNACIONAL

Indonesia se convierte en una amenaza para las economías de Asia

El procesamiento del presidente de Indonesia no tendrá lugar hasta agosto, lo que prolongará la crisis política del país. Tailandia teme que la tensión acabe por desestabilizar la región, que, como todos los mercados emergentes, sufrirá una caída de los flujos de capital por las crisis de Turquía y Argentina.

Las economías asiáticas no atraviesan por su mejor momento. La crisis política de Indonesia se ha convertido en una seria amenaza para la zona, ante el retraso en el proceso de destitución de su presidente, Abdurrahman Wahid, que no se producirá hasta el próximo 1 de agosto, según informó ayer la agencia oficial Antara.

El Parlamento indonesio decidió el miércoles iniciar el proceso de destitución de su presidente, como consecuencia de dos escándalos financieros ocurridos durante sus 19 meses de mandato.

Wahid ya ha anunciado que no piensa dimitir pese a la decisión de la Cámara Baja, y para permanecer en el poder sólo cuenta con dos salidas: por un lado, la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones y, por otro, la amenaza que representan sus violentos seguidores, que ya han anunciado que "lucharán hasta la muerte" por defender a su líder.

El retraso de dos meses en el procesamiento de Wahid no hará sino agravar la situación de Indonesia, que arrastra ya tres años de fuerte crisis política y económica. En este tiempo, la inestabilidad política ha impedido la aplicación del programa de reformas necesario para mantener la ayuda internacional, que se encuentra bloqueada desde el pasado diciembre.

Tailandia expresó ayer su preocupación por los efectos de la crisis de Indonesia. El Gobierno emitió ayer un comunicado en el que expresaba "su profunda preocupación con la tensa situación política en Indonesia, que puede desatar una violencia política y una ola de inestabilidad que inevitablemente afectará a los países de la Asociación del Sureste Asiático" (Asean, por sus siglas en inglés).

Asean agrupa a las 10 principales economías de la región y mantiene una política de no injerencia en los asuntos internos de cada país, lo que pone de manifiesto la importancia del comunicado tailandés.

Además, la zona aún se está recuperando de los efectos de la crisis que se desató en la zona en 1997 y 1998 y la actual desaceleración mundial está afectando negativamente a sus economías, principalmente por la caída de sus exportaciones a Estados Unidos.

Por si esto fuera poco, la situación de otros dos mercados emergentes, como Turquía y Argentina, complicará aún más la situación financiera del sureste asiático.

Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IFI), los problemas de estas dos economías harán que los flujos de capitales privados al conjunto de los países emergentes se hundan a sus niveles más profundos en casi una década.

Sus previsiones apuntan que los flujos netos de capital privado alcancen este año 140.000 millones de dólares (2,7 billones de pesetas) frente a los 168.000 millones (3,3 billones de pesetas) del año pasado, con lo que llegaría al menor nivel desde 1992.

"Este panorama de flujos de capitales subraya la importancia de los mayores esfuerzos de cooperación tanto del sector público como del privado para evitar y manejar efectivamente las crisis en los mercados emergentes", señaló el presidente del Instituto, John Bond.

No obstante, el IFI se muestra optimista de cara a 2002 y prevé para entonces que los flujos de capital a China, India, Indonesia, Malaisia, Filipinas, Corea del Sur y Tailandia crezcan un 47% por la mejora mundial.

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