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España ignora a EE UU y abre más salas de cine

Grandes grupos estadounidenses de exhibición cinematográfica están en suspensión de pagos o cerrando salas. En España, sus filiales mantienen la expansión pese al riesgo de saturación.

La exhibición cinematográfica está en plena ebullición. En Estados Unidos, la meca del cine, algunas de las principales cadenas han presentado suspensión de pagos, otras han iniciado una fuerte reducción de su número de salas y alguna está negociando la venta a otra multinacional. En España, por el contrario, los grandes grupos exhibidores mantienen sus planes de expansión a pesar del riesgo que ya se vaticina en el sector por una previsible saturación para dentro de dos o tres años.

Silver Cinemas International, Mann Theatres, General Cinema y United Artist son algunos de los grupos de exhibición en dificultades que ya han iniciado el cierre de salas. Pero los casos más sonados han sido los de Loews Cineplex (filial del grupo Sony que también tiene la productora Columbia) y AMC que, sin llegar a entrar en suspensión de pagos, ha anunciado el cierre de 548 de sus 2.802 pantallas, es decir, un 20% de su parque.

AMC ya acometió a lo largo de 2000 una drástica reducción de costes que incluyó la supresión de tres de sus cuatro sedes y la concentración del negocio en las salas más rentables. El objetivo es cerrar todo lo antiguo a un ritmo acelerado y abrir salas nuevas con más calma.

Esta estrategia, en cambio, no se corresponde con la actuación que la compañía desarrolla en España. Según la directora general de la filial ibérica, María Costeira, en el plazo de un año AMC abrirá dos nuevos complejos cinematográficos, uno de 18 pantallas en Barcelona (Diagonal Mar) y otro de 20 salas en Palma de Mallorca. Esto supone casi duplicar el parque actual, ya que el grupo tiene dos complejos de 24 pantallas cada uno (en la localidad madrileña de Las Rozas y en Tarrasa, Barcelona).

Según Costeira, en estos momentos en España no hay una situación de saturación, aunque asegura que "hay que cambiar el parque y sustituir los cines antiguos por otros más nuevos y modernos. Las propias empresas sabrán qué tienen que cambiar, pero eso no significa que dejen de ser rentables".

En el caso de Loews Cineplex, el segundo circuito de exhibición del mundo, hace unos meses que se acogió a la ley de quiebras estadounidense (equivale a la suspensión de pagos española) y actualmente negocia la venta de sus activos a un grupo canadiense, Onex Corp., al frente del cual está el millonario Gerald Schwartz. La cifra que se baraja para esta operación es de 850 millones de dólares (164.000 millones de pesetas).

Loews Cineplex anunció a principios de año el cierre de 675 de las 2.965 pantallas, es decir, el 23% del total. A estas clausuras se podrían añadir otras 164 salas ubicadas en 34 locales poco rentables.

Uno de los problemas de la exhibición estadounidense es el régimen de arrendamiento, ya que los contratos de alquiler se firman por periodos de tiempo garantizados de modo que si un complejo no cumple las expectativas iniciales, resulta muy difícil abandonarlo sin antes pagar el arrendamiento pactado.

Loews Cineplex también está presente en España tras la compra hace tres años del 50% del grupo español Yelmo Film. Tras esta operación, Yelmo Cineplex, inició su expansión con inversiones previstas de 15.000 millones de pesetas (90,15 millones de euros) para tres años. No obstante, estos planes han sufrido retrasos por la dificultad para encontrar locales y por los aplazamientos en la construcción de los centros comerciales y de ocio.

De cualquier modo, Yelmo Cineplex mantiene sus planes de crecimiento en España, asegura Ángel Póveda, director financiero de la compañía. "En España es imposible que se produzca una situación de suspensión de pagos como la que existe en Estados Unidos porque al mismo tiempo que se van abriendo salas nuevas se cierran otras viejas", asegura.

Cierre de salas viejas

Esta misma política de sustitución de salas obsoletas por otras más modernas es la que está aplicando Cinesa, filial de UCI, que en los últimos dos años ha cerrado cuatro cines en Barcelona (Bailén, Astoria, Arcadín y Montecarlo). Según Ricardo Gil, director de marketing de la compañía, es necesario renovar el parque, pero existe un riesgo evidente de saturación que se puede producir en dos o tres años.

Cinesa, que prevé invertir este año entre 2.000 y 3.000 millones de pesetas en nuevas aperturas, inauguró 12 salas en Mataró en marzo y espera abrir 16 más en Barcelona en septiembre.

Estos planes de expansión afectan a los grupos medianos y familiares sin capacidad para invertir y que presentan un parque obsoleto. Hay que tener en cuenta que si bien aumenta el número de espectadores, también lo hace el de salas, aunque no en la misma proporción. Esto significa que cada vez hay menos espectadores por pantalla lo que implica un descenso de la rentabilidad. Los más perjudicados serán los que no puedan adaptarse.

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