El Gobierno de Japón aprovecha el plan de Bush para impulsar su política nuclear
El Gobierno y la industria nuclear de Japón han recibido con alborozo el nuevo plan energético del presidente de Estados Unidos, George Bush, con la esperanza de que los planes de Washington aumenten el apoyo público a la construcción de nuevas plantas nucleares.
"Esta decisión es una buena noticia para la política energética de Japón", aseguró el Ministerio de Economía, Comercio e Industria.
Japón carece de recursos energéticos propios, por lo que la energía nuclear se ha convertido en una pieza clave de la política energética. En la actualidad, operan en el país 51 reactores nucleares comerciales, que proporcionan una tercera parte del suministro eléctrico nipón.
El Gobierno quiere promover, además, el uso de un nuevo carburante, el Mox, derivado de los deshechos de uranio y plutonio reciclados de las plantas nucleares, pero cuenta con la oposición de la población.
La opinión pública se muestra muy sensible con el tema nuclear debido a los numerosos accidentes que se han producido en los últimos años. El más grave tuvo lugar en Tokaimura, una ciudad al noreste de Tokio, en septiembre de 1999. Entonces, dos trabajadores murieron como consecuencia del accidente y cientos de trabajadores, residentes y personal de emergencia se vieron expuestos a las radiaciones de uranio.
A pesar de todo, el mismo día en que se conocieron los planes energéticos de Bush el Gobierno aprobó la construcción de una nueva planta nuclear, la primera desde aquel accidente. Ahora sólo resta que su presidente, Junichiro Koizumi, dé luz verde definitiva al proyecto que prevé construir una planta con dos reactores nucleares en Kaminoseki, al Oeste de Tokio.
El Ejecutivo apela, además, a la conciencia ecológica de sus ciudadanos y sostiene que si Japón se compromete a cumplir con la reducción de emisiones contaminantes recogida en el Protocolo de Kioto no tiene más remedio que aumentar el uso de energía nuclear.