George Bush cumple 100 días de conservadurismo sin compasión
En sus primeros 100 días como presidente, George Bush ha reafirmado su legitimidad en el cargo, ha lanzado una política exterior beligerante y unilateralista, y ha hecho gala de un conservadurismo muy poco compasivo. Así y todo, un 63% de los ciudadanos apoya su gestión.
George Bush celebrará hoy sus primeros 100 días como presidente de EE UU con un almuerzo al que ha invitado a todos los congresistas. Tanto los republicanos, encantados con su conservadurismo, como los demócratas, indignados por su falta de diálogo con la oposición. El tejano dice que está muy satisfecho con lo conseguido hasta ahora, y no le faltan motivos para la dicha.
Para empezar, nadie cuestiona ya su legitimidad, disipadas las dudas postelectorales. Además, ha dado un impulso decisivo a su principal promesa de campaña, una reducción de impuestos que beneficia sobre todo a los más ricos. El montante rondará los 1,6 billones de dólares (294 billones de pesetas) en 10 años, lo que representa duplicar con creces la propuesta demócrata.
Rusia y China están que trinan, porque consideran la política exterior de Bush beligerante y propia de la Guerra Fría: sistema de defensa antimisiles, expulsión de diplomáticos rusos, crisis con China por el avión espía EP-3 y venta de armas a Taiwán. Y Europa se queja del unilateralismo de EE UU en asuntos como el rechazo al Tratado de Kioto. Pero los estadounidenses están encantados. Según un sondeo de la cadena de televisión ABC y el diario Washington Post, un 62% apoya la gestión de Bush en política internacional.
El republicano ha conseguido también que se consideren inevitables muchas medidas que favorecen a quienes fueron más generosos a la hora de financiar su campaña presidencial. La demanda contra las tabacaleras (que donaron más de 1.200 millones de pesetas a los republicanos en 2000) se da ya por muerta. El nuevo presupuesto deja casi sin fondos al equipo legal que lleva el caso.
Y las petroleras y gasistas (que donaron en total más de 4.650 millones de pesetas) han visto cómo la Casa Blanca renuncia a ratificar los compromisos de control de la contaminación del Tratado de Kioto, suprime la restricción a las emisiones de las plantas energéticas y apoya la explotación petrolera en la reserva natural de Alaska. Según Bush, el crecimiento económico es más importante que la defensa del medio ambiente. Sobre todo, cuando la economía no está en su mejor momento.
La mayoría de los expertos cree que EE UU evitará la recesión gracias a la agresiva reducción de tipos de interés puesta en marcha por el banco central. Su presidente, Alan Greenspan, ha quitado buena parte del papel estelar a Bush en materia económica, pero eso es algo que sólo tienen claro los economistas y Wall Street. El ciudadano medio sigue atribuyendo al presidente los éxitos en materia económica.
Alto apoyo popular
Los demócratas se quejan de que el "conservador compasivo" Bush tiene mucho conservadurismo y poca compasión. Y, según el citado sondeo, una amplia mayoría de los ciudadanos (dos de cada tres) cree que el presidente está más interesado en defender a las grandes empresas que "a la ciudadanía media trabajadora". Pero el 63% defiende su política.
Y su popularidad supera a la que tenía Bill Clinton tras sus primeros 100 días (55%, según Gallup). Pocos lo auguraban tras las elecciones de noviembre.