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El Parlamento Europeo amenaza con dejar sin efecto el Informe Lamfalussy

El Consejo Europeo de Estocolmo ha aprobado el Informe Lamfalussy sobre regulación de los mercados bursátiles sin escuchar las inquietudes expresadas por el Parlamento Europeo. Pero la Eurocámara dispone de la llave para dejar sin efecto la mayor ventaja del nuevo sistema regulador propuesto por Lamfalussy: la celeridad en el procedimiento legislativo. Así lo advirtió ayer en Madrid un comité de expertos académicos, que considera, también, que algunos de los procedimientos propuestos son "excesivamente complejos", y los plazos dados para conseguir los objetivos, insuficientes.

L o cierto es que el Parlamento Europeo, siempre celoso de sus prerrogativas e irascible cuando el Consejo o la Comisión Europeo lo ignoran, amenaza con utilizar esa llave, que dejaría en "papel mojado" las principales propuestas del Informe Lamfalussy, el método de trabajo con el que la Comisión se propone acelerar la integración de los mercados financieros en Europa, en particular, el mercado de renta variable.

Así lo advirtió ayer en Madrid The European Shadow Financial Regulatory Comitte, un comité de expertos integrado por 14 académicos y ex banqueros centrales de 12 países diferentes, en un informe presentado en Madrid. En el documento consideran que, aunque el sistema de Lamfalussy respaldado por el Consejo "es un buen punto de partida" para acelerar la integración de los mercados, los procedimientos propuestos "son algo complejos y pueden conducir a un bloqueo del proceso". Además, los académicos europeos consideran "improbable" que los objetivos se puedan conseguir en el tiempo previsto.

Conflicto de competencias

Jordi Canals, uno de los miembros españoles del citado comité, comentó ayer que el conflicto declarado el pasado viernes por el Parlamento Europeo es un ejemplo de que la lucha de competencias entre la Comisión, el Consejo y el Parlamento puede dar lugar al bloqueo de iniciativas.

El pasado viernes el Parlamento hizo un comunicado en el que señalaba que "Estocolmo representa un acuerdo útil entre dos de las tres instituciones que hacen falta para que el proceso funcione. Pero no ofrece las salvaguardas que el Parlamento Europeo estaba demandando".

La Eurocámara había insistido en la necesidad de gozar de derecho de veto en las labores del futuro Comité de Valores, que, bajo la presidencia de la Comisión, velará por la aplicación uniforme de la legislación bursátil en todos los mercados europeos y actualizará las normas siempre que sea necesario. Pero el Consejo se ha limitado a señalar que el Comité deberá informar en todo momento al Parlamento de las medidas que piense proponer y la Comisión se ha comprometido a escuchar siempre las reservas que puedan plantear los europarlamentarios.

El compromiso no es suficiente para la Eurocámara ni tranquiliza la inquietud sobre la transparencia que exige. Su respuesta, por tanto, puede ser contundente. De acuerdo con el Informe Lamfalussy, Parlamento y Consejo, a propuesta de la Comisión, deberán consensuar los poderes que delegan en el Comité de Valores cada vez que aprueben una nueva directiva. Las dos primeras serán la de folleto único de oferta pública de venta de acciones y la de manipulación de los mercados.

Si no se aplica la ira del Parlamento, éste puede negarse a traspasar competencias al comité para la actualización de las directivas, anulando en la práctica todo el planteamiento de Lamfalussy y su comité de sabios. "Exigimos inmediatamente una negociación con el Consejo y la Comisión para alcanzar un acuerdo aceptable", amenazó el Parlamento.

Reglamentos

Pero el Consejo de Estocolmo no se arredra. En el anexo de sus conclusiones, indica expresamente que la actuación del Comité de Valores "deberá usarse muy frecuentemente para asegurar que las normas técnicas se mantienen actualizadas y acordes con la evolución del mercado y de las necesidades de los reguladores".

El consejo invita, además, a la Comisión a que utilice "más a menudo los reglamentos", texto legislativo cuya tramitación es más rápida.

Para resolver estos conflictos, el comité de regulación financiera propone que la Comisión y el Parlamento Europeo acuerden un proceso conjunto para impulsar y apoyar los cambios de regulación necesarios planteados por Lamfalussy.

El comité no toma partido ni en contra ni a favor de la existencia de un regulador único europeo, uno de los aspectos más controvertidos y delicados políticamente del Informe Lamfalussy. Sí recomienda, en cambio, que las dos comisiones de reguladores que el informe propone simplifiquen su estructura y acorten los plazos previstos para presentar recomendaciones.

En último término, dicen los expertos, una sola comisión reguladora sería suficiente. Además, el comité de académicos propone también que las comisiones den cuenta de sus trabajos al Parlamento Europeo.

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