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MEDIO AMBIENTE

Minimizar el impacto ambiental de la ampliación de El Prat costará 16 millardos

Minimizar el impacto que tendrá en el delta del Llobregat la ampliación del aeropuerto de El Prat y, en concreto, la construcción de la tercera pista, costará a Aena 16.000 millones de pesetas.

El estudio de impacto ambiental de la ampliación, que el Ministerio de Medio Ambiente sacó a información pública la semana pasada, contempla medidas correctoras para encajar la nueva pista entre los humedales de El Remolar y La Ricarda.

La extensión de la nueva pista, en concreto, se reduce a 2.660 metros de longitud y el balizamiento para la aproximación desde la zona de La Ricarda, de 900 a 420 metros a partir del umbral de la pista. Desde El Remolar, la distancia de aproximación se situará a 800 metros.

El estudio de impacto ambiental de la ampliación de El Prat confirma la decisión de ubicar la tercera pista a 1.350 metros en paralelo de la primera. Esta distancia fue objeto de una gran controversia por parte de las Administraciones implicadas.

Finalmente, tras meses de polémica, acordaron ubicarla a esta distancia para evitar perjudicar los mencionados humedales, que forman parte de la Red Natura 2000, espacio protegido por las directrices en vigor en la Unión Europea.

Además, como medida compensatoria, Aena adquirirá una franja litoral, de unas 90 hectáreas, para crear un corredor ecológico en el que se potenciarán diversas especies del delta.

El estudio prevé que la ampliación del aeropuerto aumente el riesgo de colisiones con las aves y, para evitarlo, propone recolocar las especies afectadas en esta nueva zona, hasta ahora parte del campo de golf de El Prat.

Con esta finalidad se creará un Centro de Cría de Especies Amenazadas, así como un programa de seguimiento sobre reproducción y reubicación de especies de flora vulnerables.

La ampliación del aeropuerto de El Prat, por otra parte, obligará a insonorizar una zona urbanizada del municipio de Gavà. Según el estudio, las medidas correctoras que acompañarán la entrada en funcionamiento de la tercera pista y la progresiva sustitución de las aeronaves más ruidosas no son suficientes para garantizar que no se sobrepasa el umbral de incidencia sónica aconsejado por las autoridades sanitarias.

En concreto, en la zona denominada Gavà Mar, más próxima al aeropuerto, sobrepasará con creces los 65 decibelios diurnos y los 55 nocturnos que se consideran aceptables.

Para evitarlo se propone aplicar un plan de insonorización semejante al que se ha llevado a cabo en el aeropuerto de Barajas, subvencionando el cambio de cristales de ventanas y puertas, entre otras cosas.

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