Banco Mundial y FMI temen un colapso económico en Indonesia
El Banco Mundial ha advertido que el colapso llegará otra vez a Indonesia si continúan la incertidumbre política y la tensión social. El Fondo Monetario ha aplazado la negociación de nuevas ayudas hasta que el Gobierno ejecute un sólido plan de reformas. La sombra de la crisis de 1997 planea de nuevo sobre el país.
Apesar de registrar un aumento del PIB en 2000 del 4,8% y con una estimación de crecimiento hasta 2003 en torno al 4% anual, el Banco Mundial (BM) ha asegurado en un reciente informe que está dispuesto a otorgar más ayuda al país si los resultados mejoran, pero destacó que la falta de reformas estructurales son la raíz de la crisis.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció la semana pasada que no enviará una delegación a Indonesia para negociar el reinicio de los desembolsos de la línea de ayuda financiera que tiene concedida este país (por un total de 5.000 millones de dólares) hasta que Yakarta le prepare un programa sólido de reformas estructurales.
El FMI exige mayor independencia del banco central, la prohibición a las autoridades autonómicas de obtener préstamos fuera y la privatización de los dos grandes bancos comerciales. Además, los analistas demandan transparencia, disposición de capitales, recapitalización del sistema bancario y el levantamiento de las barreras a la inversión exterior.
Recalificación de la deuda
El FMI tenía que haber efectuado un desembolso en diciembre pasado de 400 millones de dólares, y la falta de acuerdo con las autoridades económicas ha provocado la rápida erosión de la confianza de los mercados.
Standard & Poor's rebajó la semana pasada la calificación de la deuda indonesia de esta-ble a negativa, lo que provocó la inmediata depreciación de la rupia, y unos días antes lo hizo la agencia Moody's. Esto hará más difícil para Indonesia llevar adelante su plan de colocación de bonos por unos 500 millones de dólares.
El Gobierno necesita 3.500 millones de dólares para financiar déficit presupuestario este año, para lo que ha previsto privatizar empresas estatales y bienes nacionalizados durante la crisis financiera asiática.
Desde el colapso de la crisis de 1997 y 1998, Indonesia ha recibido de las instituciones financieras internacionales unos 20.000 millones de dólares sin que el país haya avanzado mucho en la solución de sus principales problemas, y la situación de Japón, al borde de la recesión, y la desaceleración en Estados Unidos, hacen planear de nuevo el fantasma de aquella crisis.
Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo, compuesto por 13.000 islas, sufre los estragos de la errática transición a la democracia tras la dictadura de 32 años del general Suharto, que han provocado tal inestabilidad política y económica que parece una bomba de relojería.
A falta de directrices claras del Gobierno de Abduhrraman Wahid, clérigo musulmán y ciego, la economía no avanza en las reformas que le exige la comunidad internacional. A nivel interno, aumenta día a día el antagonismo entre la isla de Java y las regiones, que se sienten explotadas.
Los hombres de Suharto siguen en posiciones clave de poder, lo que mantiene al sistema político sumido en una corrupción endémica que ha salpicado al propio Wahid.
A todo ello se suma la violencia étnica y separatista, que ha provocado miles de muertos en las últimas semanas.