Barak intenta convencer al laborismo de que apoye el Gobierno de unidad
El eventual Gobierno de unidad nacional en Israel se ha encontrado con la oposición del Partido Laborista. El opositor más duro al Gabinete que intenta crear el líder del ultraconservador Likud, Ariel Sharon, es el actual ministro de Exteriores, Shlomo Ben-Amí, que llegó a expresar ayer en la radio del Ejército su deseo de que "el nuevo Ejecutivo esté constantemente empantanado".
Mientras, el líder laborista, Ehud Barak, intentaba convencer a sus correligionarios de la necesidad de un Gobierno de coalición para preservar la seguridad nacional frente a la Intifada. El propio Barak, tras perder estrepitosamente las elecciones del 6 de febrero, ya ha aceptado la cartera de Defensa, ofrecida por el vencedor Sharon.
Por otra parte, ayer moría en Cisjordania otro extremista palestino, abatido por las tropas sionistas. Además, israelíes y estadounidenses se ejercitaron ayer en el desierto del Negev con misiles Patriot, utilizados en la Guerra del Golfo para neutralizar los ataques iraquíes con misiles tipo Scud. El Ejército declaró que las pruebas no tenían que ver con amenazas iraquíes, sino que estaban planeadas desde un año antes.
"La amenaza iraquí no ha causado ningún impacto psicológico entre la población", explicó ayer a Cinco Días el responsable de la Embajada española en Tel Aviv, Carlos Alonso. El diplomático añadió que la Intifada no ha tenido aún repercusiones económicas: "Israel cerró bien el ejercicio de 2000, con déficit cero, inflación del 2% y un crecimiento cercano al 7%.