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El empleo cayó el último trimestre por primera vez en seis años

En 2000, la cifra de ocupados creció en España 491.000 personas y el paro descendió 268.600, hasta el 13,6% de la población activa, según los datos revelados ayer por la encuesta de población activa. El año fue, por tanto, positivo, pero mucho menos que 1999, con una creación de casi 700.000 empleos. Y no lo fue porque la tendencia alcista iniciada en el primer trimestre de 1995 se ha quebrado en el último de 2000, tras 24 trimestres consecutivos de aumento del empleo. El Gobierno, alarmado, pide ahora que los salarios se ciñan al 2% de incremento para este año, y urge a sindicatos y patronal para que flexibilicen más el mercado laboral y evitar así la destrucción de empleo.

Los datos de empleo del cuarto trimestre de 2000 han hecho saltar definitivamente la alarma de la desaceleración de la economía española. Entre octubre y diciembre del pasado año se destruyó empleo (10.700 puestos de trabajo) por primera vez desde el último trimestre de 1994, y se rompe una tendencia alcista después de 24 trimestres consecutivos de creación de empleo, según refleja la encuesta de población activa de cierre de 2000.

Sin embargo, y salvando este aún incipiente cambio de tendencia en la evolución del empleo, los últimos datos de la EPA todavía reflejan que el año 2000 fue un excelente ejercicio para el empleo, ya que se llegó a la cifra de 14.610.800 ocupados, tras un aumento de 491.800 nuevos empleos, lo que supuso un incremento del 3,5% respecto a 1999. Este volumen absoluto de ocupados no se había registrado nunca en España, y supone dos millones de puestos de trabajo más que en el anterior máximo cíclico, en 1991. Igualmente el número de parados descendió a 2.301.800, después de que 268.000 personas abandonaran el desempleo el pasado año, lo que representó un descenso del número de parados del 10,4%; con ello la tasa de paro sobre la población activa cayó al 13,6%, la más baja desede 1981, cuando ésta fue del 13,8% hasta alcanzar la tasa más alta de las dos últimas décadas en 1994, año en que la última crisis económica situó la tasa de desempleo en el 23,7%.

No obstante, 2000 palidece al lado de 1999 en términos de empleo y paro: la disminución del paro en 1999 fue de cerca de medio millón de personas, y la ocupación creció en casi 700.000.

La creación de empleo el pasado año afectó casi por igual a hombres (242.100) y mujeres (249.800). Asimismo aumentó en todos los sectores de la economía, excepto en la agricultura, donde se destruyeron 20.200 puestos de trabajo. El sector servicios superó por primera vez los nueve millones de ocupados y se situó en 9.067.700 trabajadores, tras crecer 309.400 empleos el pasado año.

Pero esta creación de empleo ininterrumpida desde 1994 se ha visto truncada en el último trimestre. Pero no sólo preocupa esta destrucción de empleo, sino el hecho de que la actividad descendió también durante los tres últimos meses del año pasado en 33.100 personas, lo que refleja cierto desánimo entre el colectivo de personas que quieren trabajar y que encuentran buenas perspectivas para hacerlo.

Otro dato alarmante es que toda esta caída se produjo en los servicios, donde hubo un descenso de 68.700 empleos y además se trató en su mayoría de hombres entre 16 y 24 años y con contrato temporal.

 

La reforma de la EPA proporciona 77.600 ocupados

Los cambios metodológicos incluidos en la encuesta de población activa desde el primer trimestre de 2000 distorsionan sustancialmente las comparaciones. Si en términos estadísticos el empleo ha crecido en los últimos 12 meses en 569.400 personas, en términos reales (tomando metodologías homogéneas de la encuesta de población activa) el crecimiento de la ocupación ha sido de solamente 491.800. Por tanto, el cambio en las bases censales incorporado en el primer trimestre de 2000 ha proporcionado el afloramiento de 85.000 nuevos activos, así como 77.600 empleados. Cuando se disponga de la EPA del primer trimestre de 2001, todos los datos serán ya homogéneos.

En el primer trimestre de 2000 Estadística cambió el 4,1% de las series censales con las que elabora la encuesta de población activa, o, lo que es lo mismo, el 4,1% de las 200.000 familias que proporcionan sus datos al Instituto de Estadística para detectar la marcha del empleo y la actividad. El cambio de bases, que será dinámico, afloró activos y ocupados.

 

El 83% de los nuevos puestos de trabajo fue de carácter fijo

Una de las mejores noticias de los datos del empleo del 2000 quizás haya sido la mejora de la calidad del empleo creado, ya que el 83% de los nuevos puestos de trabajo asalariados del pasado ejercicio fue a través de contratos indefinidos (409.800) frente a 16,8% (83.100) de contratos temporales, con lo que la tasa de temporalidad ha descendido al 31,6%.

Además, el 94% del empleo neto creado en todo el año pasado (462.700 puestos) fue a tiempo completo y sólo el 6% (29.100 empleos) fue a tiempo parcial. En este último caso se crearon 31.200 puestos para mujeres y se destruyeron 2.100 de estos empleos entre los hombres.

El pasado año disminuyeron los hogares con todos sus miembros en paro hasta los 528.900, con 76.900 menos que en 1999. La tasa de paro en el colectivo de cabezas de familia se situó en el 6,6%, frente al 7,9% en el que se encontraba en 1999. Aunque esto también se quebró en el último trimestre de 2000, por primera vez, creciendo un 0,04%.

 

El 24% de los parados dice que cambiaría de ciudad para trabajar

La tasa de paro de Andalucía es del 23,12%. Pese a las grandes diferencias regionales en el mercado de trabajo, sólo el 23,9% de los parados estaría dispuesto a aceptar un empleo que implicara un cambio de residencia a otra ciudad o comunidad autónoma.

Sin embargo, el 71% aceptaría un cambio de ocupación y el 57,8% diría que sí a un trabajo con categoría inferior a la esperada y el 51,9% aceptaría una ocupación con ingresos inferiores a los adecuados a su cualificación.

El empleo estaba creciendo por encima del producto interior bruto (PIB) desde finales de 1998, pero esta tendencia también se quebró a finales de 2000 (ver gráfico).

Lo normal es que el PIB crezca por encima del empleo, pero en los útlimos años España ha experimentado lo contrario, como efecto principalmente del afloramiento de economía sumergida, de lo que se desprende que dicha afloración de empleos irregulares se está empezando a agotar y la productividad se está ajustando a las plantillas.

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