La desaceleración rebaja la demanda mundial de petróleo
La demanda de petróleo se resentirá este año de la desaceleración de la economía mundial. Según el informe mensual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la demanda de petróleo será en 2001 de 77 millones de barriles diarios, 140.000 millones menos de lo previsto. En la revisión también influyen los altos precios y el invierno templado de Asia y Europa.
El año pasado la demanda de crudo fue de 75,5 millones de barriles diarios y, este año, según lo anunciado en agosto pasado, se esperaba un aumento hasta alcanzar los 77,7 millones. Sin embargo, la desaceleración económica ha sesgado las expectativas. "La economía global está frenando la demanda de petróleo", recoge el informe de la AIE.
Según el estudio, este efecto se puede apreciar por todo el mundo. "La debilidad de la demanda de crudo ha surgido en todos los países de la OCDE y en otros tan dispares como Suráfrica y Tailandia. Los signos de desaceleración económica también están muy extendidos", sostiene el escrito. Por otra parte, se teme que la desaceleración de EE UU afecte al consumo de crudo en aquellas regiones fuertemente dependientes de dicho país por ser el principal destino de sus exportaciones.
La AIE, organismo con sede en París y dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), justifica esta revisión porque "los datos de la demanda han caído desde octubre por debajo de las expectativas y en enero se registra sólo un modesto crecimiento". Durante ese mes, el consumo de crudo alcanzó los 77,85 millones de barriles por día, 480.000 barriles más que en diciembre.
Esta alza se debió, sobre todo, al mayor consumo de petróleo como fuente de energía en sustitución del gas natural en Norteamérica. Sin embargo, advierte de la repercusión negativa que puede tener un abaratamiento del gas. "Con el paso de la temporada estacional y la bajada del precio del gas, caerá la demanda del petróleo como carburante".
A la desaceleración económica hay que sumar, además, otros dos factores en la caída de la demanda de petróleo: el alto precio y las temperaturas templadas de este invierno en Europa y Asia.
Crítica a la OPEP
En cuanto a lo primero, la AIE se muestra severa con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a los que critica por actuar buscando su propio beneficio, en lugar de las necesidades del mercado.
La AIE mantiene en su informe que el recorte de producción de la OPEP (que el 1 de enero redujo su producción 1,5 millones de barriles al día) tardará meses en llegar al mercado y se hace eco de las especulaciones que existen sobre otra posible reducción en la próxima reunión de marzo para mantener los precios. "Los países productores hablan como si su objetivo fuera estrictamente estabilizar el mercado, pero actúan como si su prioridad fuera maximizar sus ingresos. ¿Son compatibles estos dos objetivos? No".
En opinión de la AIE, el intento de la OPEP de mantener altos los precios se volverá en su contra y provocará inestabilidad en los mercados. Si la producción es baja, no se podrá cubrir la demanda en caso de necesidad, y advierte, a su vez, de la creciente producción en países no pertenecientes a la OPEP, como los de la antigua Unión Soviética.
Al conocerse el informe de la AIE, el precio del barril de crudo brent para entrega en marzo cayó un 1,7%, y finalmente cedió 25 centavos, a 29 dólares.
Gravar la producción privada de crudo
Ahora que los países productores han impuesto su "voluntad" sobre el precio mundial del petróleo, los productores privados de petróleo parecen ser el siguiente objetivo de la organización. En una entrevista con Reuters, su secretario general, el venezolano Alí Rodríguez, apuesta por la armonización de los impuestos con que estos países gravan la producción de crudo que no está en manos estatales para evitar -dice- una "competencia destructiva" entre los productores.
Rodríguez traslada al ámbito de la OPEP lo sucedido en Venezuela, donde el anterior presidente, Rafael Caldera, abrió la explotación de petróleo a la inversión privada, lo que le reportó a principios de los años noventa ingresos adicionales por valor de 20.000 millones de dólares (más de 3,5 billones de pesetas).
El actual presidente, Hugo Chávez, cambió esta estrategia, volvió a aplicar a las empresas el cobro de tasas por derechos de explotación y elevó éstas desde el 16,7% de los beneficios hasta el 20%.
"Si todos los países productores actúan como Venezuela lo hizo en el pasado, antes o después destruiremos la OPEP", afirma Rodríguez. Aunque aún no es una "política oficial" de la organización, Rodríguez insistió en que esta propuesta ayudaría a estabilizar la alta volatilidad del mercado de crudo.