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Irlanda se rebela contra la UE y rechaza corregir el Presupuesto

El ministro irlandés de Economía, Charlie McCreevy, prefirió ayer entrar en la historia de la UE por partida doble. El Consejo de Ministros de Economía le brindó, como ya se preveía, el dudoso honor de convertir a Irlanda en el primer país al que se rechaza el Presupuesto nacional. Pero, en una acción también sin precedentes, McCreevy se revolvió contra la condena de sus pares con un duro alegato que concluyó anunciando que no modificará el Presupuesto para 2001. Nadie, advirtió, nos dirá cómo debemos regir nuestra economía.

Nadie, recordaba ayer el comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, salvo los 14 Estados miembros que junto a Irlanda suscribieron en junio pasado las Grandes Orientaciones de Política Económica y, al igual que Dublín, se comprometieron a presentar planes presupuestarios acordes a los objetivos de rigor fijados entonces. "Irlanda forma parte de este club voluntariamente", zanjaría Solbes en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de Economía (Ecofin) que reprobó el Presupuesto de Irlanda para 2001.

Para McCreevy, todo el ejercicio de evaluación dirigido por Solbes adolece de errores de apreciación que no han tomado en cuenta la especificidad de la economía irlandesa. Según el ministro irlandés, "la metodología de la Comisión sobreestima sustancialmente el relajamiento de la posición fiscal para 2001". McCreevy considera que la Comisión ni siquiera ha tenido en cuenta que en ese ejercicio Dublín sólo ha computado nueve meses, porque en 2002 adelantará a enero el inicio de su año fiscal (y no en marzo, como era habitual hasta ahora).

El comisario, por su parte, reconoció que no existen armas legales para obligar a Dublín a cumplir el deseo comunitario de que modifique su Presupuesto, pero "la presión de los pares es un instrumento muy útil y habrá que ver cómo funciona a partir de ahora".

Los pares de McCreevy iniciaron ayer su particular tormento con un encuentro del Eurogrupo (los 12 ministros de la zona euro) donde el irlandés intentaría en vano desactivar o mitigar el impacto de la recomendación que el Consejo pensaba adoptar a propuesta de la Comisión Europea. La suerte estaba echada y Ecofin condenaba poco después, en el primer veredicto negativo de la historia de la UE en esta materia, "la inconsistencia del Presupuesto irlandés para 2001 con las GOPE".

McCreevy, acorralado, no dudó en atacar a un Consejo que ayer prefería cerrar filas en torno a la Comisión. En una dura intervención a puerta cerrada, el ministro irlandés resaltó la positiva evolución de la economía de su país, cuyos logros no dudó en contrastar con las carencias de otros Estados miembros. McCreevy incluso repartió entre sus colegas una tabla que, a su juicio, retrata a la pequeña república como un modelo a seguir para la unión monetaria, más que a criticar.

Superávit

Un crecimiento del 10,7% en el año 2000, la creación de empleo aumentando en un 4,5% en ese mismo periodo hasta situar la tasa de desempleo en apenas el 4,1% y el mayor superávit presupuestario de la UE (con un 4,7% del PIB), además de la deuda pública más baja (39% del PIB) si se exceptúa Luxemburgo.

Pero estos datos no conmovieron a los ministros de Finanzas, que recordaron a Dublín que "las presiones inflacionistas han aumentado en el año 2000, cuando la inflación se situó en un 5,3%" (frente al objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo). Impasibles, los homólogos de McCreevy no sólo condenaron a Irlanda, sino que acordaron, además, hacer pública la recomendación dirigida a Dublín, una humillación que el tratado les permitía evitar.

Ecofin optó así por airear los cargos contra el Presupuesto irlandés. "Incluye principalmente las disposiciones siguientes", hiere el Consejo: una reducción en la fiscalidad directa que "representa un coste de alrededor del 1,5% del PIB (...), una reducción de los impuestos directos que supone un coste total del 0,4% del PIB, un aumento del gasto corriente del 18% respecto al año 2000 (de los cuales el 40% en subidas salariales), así como un aumento del 29% de los gastos presupuestados". Los 14 ministros de Economía sentenciaron unánimemente que todos esos datos "implican un deterioro de la posición fiscal subyacente".

 

Fabius se resiste a desvelar sus planes a Solbes

El comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, destacaba ayer la "unanimidad" con que los ministros de Economía y Finanzas respaldaron ayer su propuesta de rechazar el Presupuesto de Irlanda para 2001.

Pero esa compacta posición se resquebrajaba en cuanto el comisario presentó a los 12 titulares de la zona euro sus planes para fortalecer la coordinación de sus políticas económicas. El ministro francés de Economía, Laurent Fabius, descartó la posibilidad de informar por adelantado a Bruselas, como propone Solbes, de las medidas fiscales que puedan tener un impacto en la zona euro.

En una comunicación adoptada por la Comisión Europea la semana pasada, el comisario también recomendaba que las capitales de la zona euro comuniquen los puntos esenciales de sus programas de estabilidad antes de adoptarlos formalmente.

Esta circunstancia, asegura la Comisión, permitiría evitar casos como el irlandés, pues el Ejecutivo comunitario y el Eurogrupo podrían haber cambiado impresiones con Dublín antes de emitir finalmente un veredicto negativo sobre su Presupuesto.

Si bien Fabius acepta este razonamiento, para el ministro francés el ejercicio de coordinación debe realizarse exclusivamente en el Eurogrupo, foro informal donde se sientan los ministros de la zona euro.

Solbes reconocía ayer que la CE no tiene el derecho exclusivo de iniciativa en ese foro, pero defendió que a Bruselas le cabe "la responsabilidad de vigilar la política económica, con o sin Eurogrupo".

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