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Las deudas ahogan muchas compañías de EE UU

TWA se ha declarado en bancarrota, Chiquita y las eléctricas californianas quizá vayan detrás, Xerox está al borde del colapso y muchas otras están demorando pagos a sus acreedores.

El banco FleetBoston Financial acaba de vender 1.350 millones de dólares de créditos (240.300 millones de pesetas) a Patriarch Partners por sólo 1.000 millones de dólares (180.000 millones de pesetas). La entidad bostoniana re-nun-cia así a un 26% del valor de los créditos con tal de quitárselos de encima. Una pérdida que considera razonable, porque, tal y como están las cosas en Estados Unidos, conseguir que empresas y particulares devuelvan sus créditos resulta cada vez más difícil. Desde el pasado mes de diciembre, más de 50 compañías cotizadas en Bolsa se han refugiado en el capítulo 11 de pro-tección frente a bancarro-ta, un estatuto que les permi-te "reorganizar sus deudas mien-tras siguen funcionando".

En la lista figuran empresas como la aerolínea TWA (que ha sellado un acuerdo para vender sus activos a su competidora American Airlines) y el grupo alimentario Clasic Foods (que ha accedido a vender sus principales negocios a Heinz).

Al grupo podría sumarse pronto Chiquita Brands, que tiene acumulados 862 millones de dólares de deuda (153.436 millones de pesetas) y ha suspendido ya algunos de sus pagos. La compañía ha demandado a la Comisión Europea, acusándola de provocarle 1.500 millones de dólares en pérdidas con el régimen de cuotas para la importación de bananas. Pero los inversores de Wall Street no creen que ésta sea la solución a sus problemas.

Eléctricas californianas

Entre las más amenazadas a corto plazo también están las eléctricas californianas Sou-thern California Edison y Pacific & Gas Electricity. Am-bas han acumulado deudas por valor de 12.000 millones de dólares (2,1 billones de pesetas) desde el verano, debido a que los precios mayoristas se han disparado y las leyes estatales les impiden elevar las tarifas que cobran a sus clientes.

Las compañías han incumplido pagos multimillonarios con sus proveedores y tenedores de bonos, y llevan semanas avisando que, si no reciben ayuda, irán a la bancarrota. Si esto ocurre, bancos acreedores como Bank of America y JP Morgan sufrirán importantes daños.

Los problemas de impago a proveedores, bancos y tenedores de bonos se extienden por todo tipo de industrias. Algunas morosas aducen problemas por la desaceleración económica y el menor ritmo de ventas, otras arrastran desajustes contables desde hace tiempo o tienen que hacer frente a enormes costes por litigio.

Muchas asumieron cuantiosas deudas durante los años de bonanza económica para financiar ampliaciones de negocio o programas de recompra de acciones, y ahora que llegan las vacas flacas son incapaces de hacer frente a las facturas.

Todas sueñan con que la Reserva Federal continúe pronto la agresiva política de bajada de tipos de interés iniciada en el mes de enero.

Se mire donde se mire hay empresas con problemas. Loews Cineplex, la segunda mayor cadena de salas de cine del país, no ha podido distribuir 13,3 millones de dólares a los tenedores de bonos porque incumplió pagos a sus bancos acreedores y éstos le han bloqueado la línea de crédito.

En el sector de cosméticos, Revlon ha tenido que renegociar con los bancos para que no ejecuten sus garantías de préstamo. La compañía pagará 1,6 millones de dólares y verá crecer en 2,1 millones de dólares sus pagos de intereses anuales. A cambio, los bancos se comprometen a no ejecutar sus garantías y le permiten retener lo que ingrese por la venta de dos fábricas en Arizona y Ontario.

La situación también está difícil en el sector de distribución minorista. Montgomery Ward se declaró en bancarrota en diciembre y colgó el cartel de "liquidación total" por cierre en todos sus establecimientos.

El fabricante de fotocopia-doras Xerox, que acumula una deuda de 11.000 millones de dólares (1,9 billones de pesetas), está al borde del colap-so. Y su ya difícil situación se ha visto agravada por las acusaciones de contabilidad fraudulenta hechas por un antiguo empleado.

En el otrora pujante sector de telecomunicaciones, los proveedores de accesos a alta velocidad ICG y NorthPoint también se han acogido al capítulo 11. En cuanto a las telefónicas, no tienen por ahora problemas de liquidez o financiación, pero acumulan deudas monumentales que pueden causarles serios problemas en el futuro. AT&T tiene un endeudamiento de 15,8 billones de pesetas, y WorldCom, de 6,2 billones. Ambas cifras se han triplicado en sólo tres años.

 

Previsiones pesimistas para 2001

Sólo durante el mes de enero, 18 compañías estadounidenses anunciaron alguna suspensión de pagos. Casi una por cada día no festivo.

La desaceleración del ritmo de crecimiento económico está recortando las ventas y los beneficios de las empresas. Los inversores de Wall Street y la banca comercial han aumentado su "cautela" (es decir, su reticencia a ofrecer financiación) a niveles no vistos desde la crisis de 1998. Y ello hace que muchas empresas de Estados Unidos que entre 1997 y 1999 recibieron dinero a raudales tengan ahora problemas.

La reticencia de los acreedores parece justificada. Durante el ejercicio 2000, un total de 470 empresas, con 154 billones de pesetas en bonos, vieron rebajada la clasificación de sus emisiones por la agencia de calificación de riesgos Moody's.

Entre los motivos que provocaron el empeoramiento en la calidad del crédito de las compañías, Moody's cita el alto nivel de endeudamiento, la desaceleración en el nivel de gasto de los particulares, el repunte en los precios energéticos y la fortaleza del dólar.

La agencia calcula que entre 385 y 450 empresas de EE UU y Canadá suspenderán pagos este año, frente a las 128 registradas el año pasado, a pesar de la bajada de tipos de interés puesta en marcha por la Reserva Federal.

John Puchalla, economista de la agencia, explicaba en un reciente informe que "el abaratamiento del crédito debería aliviar algo las dificultades en el servicio de la deuda durante 2002, pero la desaceleración de los beneficios empresariales seguramente limitará cualquier mejora" en la calidad del crédito.

En el apartado de bonos de alto riesgo, el volumen de impagos creció un 6% en 2000, lo que supone el peor agravamiento en la calidad del crédito de la última década. Y este año se prevé que aumente otro 9% adicional (un 13% si EE UU cae finalmente en recesión). En cuanto a los préstamos comerciales, Salomon Smith Barney prevé que el volumen de créditos fallidos alcanzará 5,8 billones de pesetas.

Incluyendo los créditos bancarios y los bonos, la agencia S&P calcula que unas 150 compañías incumplirán este año pagos por valor de 60.000 millones de dólares (un 28% más que en el ejercicio de 2000, un año en el que ya alcanzó un récord de 10,7 billones de pesetas.

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